Hasta el último hombre en versión peruana
Enfermero del Ejército, Esteban Quinto, revela drama y solidaridad en la defensa de la Patria.
En Estados Unidos, el gobierno promociona a sus militares hasta el hartazgo, mientras en Perú nuestros políticos lo hacen con delincuentes amnistiados como Hugo Blanco. Sin embargo, nuestros mismos héroes ya empiezan a brindarnos literatura que plasma su sacrificio y patriotismo.
Oficiales, suboficiales y, especialmente, tropa que puso el pecho por nosotros frente a la invasión externa y al terrorismo comunista, llegan en “Como si fuera ayer. 25 años”, libro del técnico del Ejército Peruano Esteban Quinto Inga.
Tal vez la referencia más inmediata sea la laureada película norteamericana “Hasta el último hombre”, en la cual un enfermero militar que no usaba armas salva a decenas de sus compatriotas, y es premiado por el presidente de su país.
Más que buscar un reconocimiento, Quinto Inga lo realiza a los jóvenes que arriesgaron sus vidas, quedaron mutilados, con secuelas, o simplemente murieron en el conflicto con Ecuador y en la guerra contra las bandas criminales Sendero Luminoso y el MRTA.
“HAGAMOS EL INTENTO”
“Si no lo evacuamos, va a morir aquí, bajo su responsabilidad. No quiero verlo morir, sin hacer nada más. Hagamos el intento, y sI Dios así lo quiere, morirá en el camino”, decía en 1995.
Sangre, miedo, adrenalina y desesperación se mezclaban con el aliento. El sargento José Gómez Fusch entraba en crisis luego de que una mina le volara parte de su pie. El enfermero Quinto tenía que derrotar a la muerte, y así convenció a su jefe de rescatar a su hermano de armas.
“Salíamos unos 200 soldados, con un oficial y un enfermero, que era yo. Mi misión era salvar vidas, a pesar de que todo estuviera en contra. Muchas veces tuve suerte, y otras no, pero vieras la entrega de esos jóvenes de 17 años en pelear por su Patria. Los veo ahora y me siento orgulloso de ellos”, cuenta el enfermero.
A veces armó camillas con retazos de camisas y sábanas. Era eso o que sus amigos mueran o queden lisiados. El deber lo llamó también cuando otro grupo había sido emboscado, y tuvo que atender a dos patrullas.
SOBREVIVIÓ AL COVID-19
“Cuando empezó la pandemia en Perú, tuve que trabajar por necesidad económica, y también porque mucha gente necesitaba atención, sea para el Covid-19 o para otras enfermedades.
Así me contagié, pero tuve suerte que la vida militar me hizo aficionado al deporte, y no tuve mayores síntomas. Ahora sigo adelante, con el favor de Dios”.
POR: CÉSAR ROJAS VIDARTE
Para más información, adquiere nuestra versión impresa o suscríbete a la versión digital, aquí.
Puedes encontrar más contenido como este siguiéndonos en nuestras redes sociales de Facebook y Twitter.