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Alfonso Miranda Eyzaguirre

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La formalización de la flota pesquera artesanal, es un proceso que se debe dar en diferentes ámbitos y generará beneficios a quienes la conforman: acceder a los mercados y al sistema financiero, adquirir seguridad jurídica, dar condiciones adecuadas a los trabajadores y poner en valor los activos de sus integrantes. Y al sistema: facilitar la competencia y ampliar la base tributaria.

Según los investigadores noruegos Peter Olsen y Melania Borit, la trazabilidad es la capacidad sistemática para acceder a toda o alguna información, relativa a un alimento, a través de su ciclo de vida. Para productos pesqueros o acuícolas, implica poder rastrearlos en todas las fases de la cadena comercial: desde el buque o la piscifactoría a la mesa.

La acuicultura es una de las actividades productivas con mayor crecimiento en el mundo. En las tres últimas décadas, el volumen de peces cultivados se multiplicó por 12, con un aumento anual superior al 6% en promedio. En 2018, la captura mundial de pesca alcanzó los 96.4 millones de TM y la cosecha acuícola los 114,5 millones de TM.

Hacia finales del gobierno del presidente Humala, la pota y el perico se habían consolidado como claves en las exportaciones pesqueras para consumo humano, pero las embarcaciones que los extraían operaban en la informalidad. Entonces, luego de numerosas “mesas técnicas” en búsqueda de soluciones, apareció una alternativa que proponía crear cooperativas como vehículos para la adecuación legal.

El recordado intelectual Marco Aurelio Denegri decía que los seres humanos, al percibir un error no optaban por la corrección, salvo ocasionalmente, por lo que proseguían en el yerro y empeoraban su actuación; “Pareciera haber en nosotros vocación de peoría y no, como sería menester, ánimo de mejoría”, señalaba.

En las elecciones del pasado 11 de abril, Pedro Castillo, de Perú Libre, obtuvo el 11% de los votos de los peruanos hábiles para ejercer el sufragio. Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, captó el 7% de los mismos.

Monseñor Luis Bambarén Gastelumendi fue uno de los religiosos peruanos más influyentes del último medio siglo. Falleció el 19 de marzo a los 93 años, de los cuales pasó 52 después de su consagración episcopal.

El Perú tiene, con el ecosistema marino, cuantiosas deudas no atendidas en el ámbito regido por el Ministerio del Ambiente y están a la vista de todos.

Los impuestos de los peruanos pemiten que el Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma, creado en 2012, tenga en 2021 el fabuloso Presupuesto de 5 mil millones de soles. Su objetivo es garantizar un servicio alimentario para niños desde 3 años de edad de instituciones educativas públicas y promover mejores hábitos nutricionales.

La caleta de El Ñuro es una de las llamadas “Joyas de Piura” con playas de ensueño y un variopinto ecosistema, cuyos veleros ancestrales son Patrimonio Cultural Inmaterial del Perú. Los pescadores artesanales de esta localidad decidieron mantenerse en confinamiento voluntario por la pandemia del COVID-19, desde marzo hasta fines de mayo de 2020.

Quiero compartir con ustedes las preocupaciones de Roberto Plasencia, un viejo lobo de mar, que me escribe frustrado al ver cómo sistemáticamente la pesca con dinamita destruye nuestra vida marina.

En 2020, Perú cumplió 12 años desde que la Unión Europea impuso, por una alerta sanitaria, restricción a nuestra exportación de Moluscos Bivalvos No Pectínidos (MBNP) como almejas, navajas, navajuelas, palabritas, etc.

Según la FAO, en las últimas 6 décadas, el crecimiento mundial del consumo de pescado es el doble del poblacional y el sector pesquero es fundamental para alcanzar la meta de un mundo sin hambre ni malnutrición.

El Ministerio del Ambiente (MINAM) tiene un presupuesto aprobado para 2021 de casi 700 millones de soles, más del doble que el de su homólogo en Chile. Sin embargo, su desempeño es, por decir lo menos, mediocre.

La pesca de la pota y su aprovechamiento sostenible deben ser siempre prioritarios para nuestro Estado, y las políticas públicas deberían resguardarlas frente a cualquier peligro. Por eso resulta vital que los peruanos conozcamos las amenazas que penden sobre esta actividad, que sustenta a nuestra flota artesanal, la industria congeladora y decenas de miles de puestos de trabajo.

El Perú, gracias a sus pescadores artesanales, es líder mundial en la pesca de la especie perico (Coryphaena hippurus, también conocido como mahi mahi), cuya captura en el Mar de Grau representa el 50% del total global. El resto lo extraen Ecuador, Panamá, Costa Rica, Taiwán, China, entre otros.

El Perú vive una gravísima crisis económica que ha consumido gran parte de nuestras reservas. Teniendo como referencia al PBI, se proyecta acabar el año con una caída de 12%, la deuda pública se incrementó en 6.5% respecto al tercer trimestre de 2019 y el déficit fiscal es 10.7%.

Cuando un ciudadano o una empresa quieren operar un establecimiento artesanal o industrial pesquero en el Perú, deben colmarse de paciencia e iniciar una colosal aventura, en la que enfrentarán a decenas de funcionarios de diversas agencias públicas, que exigirán informes, estudios, dictámenes, formularios, pagos de derechos y declaraciones.

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