ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Enrique Valderrama

Imagen

Director de la plataforma de opinión Web Punto de Encuentro. Coordinador del Centro para la Democracia Social. Activista Político.

A tres semanas de realizada la segunda vuelta presidencial en el Perú, el JNE no declara un ganador. Las diferencias entre ambos postulantes son mínimas, de décimas del porcentaje de electores o incluso menos.

Hacen bien Domingo García Belaunde y Lourdes Flores al afirmar que el país requiere que se conozca la “verdad electoral”, es decir la verdad exacta de cómo los peruanos han expresado su voluntad en las urnas.

Pedro Castillo y Cerrón planificaron muy bien la segunda vuelta. El combo despliegue de personeros + complacencia de las autoridades electorales está a punto de significarles una victoria muy apretada.

Las elecciones de ayer no componen de por sí gran cosa en el Perú. El punto clave es resolver la agenda social olvidada los últimos 10 años. Una década perdida donde avanzó la pobreza, la anemia y el desempleo. Los próximos 5 años deben ser de abordaje de su resolución.

En esta elección no hay más que una opción democrática, lamentablemente. Una alternativa que no nos gusta a muchos pues dudamos de la solidez de su compromiso con la política de los consensos y el diálogo, de su entendimiento cabal de la institucionalidad democrática, y fundamentalmente porque su plataforma propositiva no aborda con entereza la inmensa agenda social postergada en el país.

Jorge Basadre decía: “Los Incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir… quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata”. Esto parece ser lo que hoy ocurre desde una de las dos perspectivas que han quedado en esta segunda vuelta.

En esta elección no hay más que una opción democrática, lamentablemente. Una alternativa que no nos gusta a muchos pues dudamos de la solidez de su compromiso con la política de los consensos y el diálogo, de su entendimiento cabal de la institucionalidad democrática, y fundamentalmente porque su plataforma propositiva no aborda con entereza la inmensa agenda social postergada en el país.

Nada en el “amauta” es real. Todo es un montaje. Es una concatenación de actos teatrales bien pensados por cuadros comunistas políticos formados, seguramente en Cuba como Cerrón, el dueño de su candidatura, y ayudado por propiamente cubanos, venezolanos y/o bolivianos. Castillo es una puesta en escena, la punta de lanza de la “brisita bolivariana” en Perú.

En los últimos 10 años el Perú ha tenido un Gobierno marcado por gestiones sectoriales en manos de una autodenominada “izquierda liberal” y también de una “moderna izquierda progresista”. Casi todos

“Solo la opresión debe temer al pleno ejercicio de la Libertad”, es una frase muy potente del gran José Martí, que calza perfectamente para nuestro momento político en Perú. En pocos días los pueblos de nuestra patria deben elegir al nuevo Presidente en la segunda vuelta.

El Perú ha votado. Tres hechos son claros: la altísima inasistencia, sobre todo llama la atención el mismo en la alta mesocracia limeña; la magra votación de todos los candidatos y la polarización extrema de las candidaturas que pasan a segunda vuelta.

“Hay que sanearse y educarse a sí mismo, para quedar libre de dos plagas igualmente abominables: la costumbre de obedecer y el deseo de mandar. Con almas de esclavos o de mandones, no se va sino a la esclavitud o a la tiranía.” Manuel González Prada

El país viene sufriendo 10 años de un Gobierno tipo humalista: técnicamente mediocre, ha burocratizado al Estado volviéndolo torpe y corrupto, ha paralizado la inversión minera ambientalmente responsable, ha politizado el sistema judicial… y en los 10 años transcurridos ha generado un estancamiento económico y social y el retorno de la pobreza e incertidumbre.

“El mentiroso siempre es pródigo en juramentos”. “Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se vuelve.” Citas de Pierre Corneille y de Martin Lutero respectivamente que son muy pertinentes al evaluar la situación actual que vivimos. El Gobierno Morado, el de Sagasti, bien puede calificar como el gobierno de la mentira.

El deterioro institucional que ha vivido el Perú en el último lustro: dos parlamentos, 4 Presidentes de la República, 6 miembros del TC con mandato vencido, un Consejo Nacional de la Magistratura liquidado, una Junta Nacional de Justicia construida bajo muchas sospechas, una batalla campal en el Ministerio Público, un Poder Judicial con muchos vocales supremos faltantes, un Jurado Nacional de E

“La verdad se impone sola con el tiempo.

En el Perú, desde el gobierno de Martín Vizcarra y su continuación ahora con Sagasti, en el combate a la pandemia de la covid-19, el Estado peruano viene implementando una estrategia que puede calificarse de genocida. Decenas de miles de peruanos pobres han muerto sin justificación, producto de un Estado y una gestión que ha generado las condiciones directas para impulsar estos decesos.

Cuando en las próximas décadas se revise con mirada sosegada lo ocurrido en el periodo que abarca julio 2016 a julio 2021, sin duda un título para este capítulo de nuestra historia podría ser: catástrofe institucional.

PUBLICIDAD