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Jorge Alania Vera

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El escritor uruguayo Eduardo Galeano se pregunta en uno de sus libros en qué se parecen Dios y el fútbol, respondiéndose: en la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales.

Un día de mediados de junio de 1967, tras una exhibición de destreza y virtuosismo que no se había visto y escuchado nunca, Jimi Hendrix, el muchacho de Seattle que fue expulsado de la escuela y cuyos hermanos vivieron en hogares de acogida, tomó su mágica guitarra y la quemó en el improvisado altar del escenario del County Fairgrounds de Monterrey, en California.

Habló durante trece años continuos con los ángeles en las calles de Londres, pero no estaba loco. Por el contrario, en ese periodo y luego hasta su muerte, mantuvo una vida casi ascética y ejemplar, con una mente lúcida y entregada a los más disímiles afanes intelectuales y artesanales.

Antoine de Saint-Exupéry desapareció con su avión en el mar de Marsella un día de septiembre de 1944. El Principito no. Porque la boa que se comió un elefante, o el planeta donde vivía un contador de estrellas, o aquel otro en el que un farolero anunciaba en instantes el día y la noche, jamás desaparecerán.

Akihiko Kondo tiene 35 años, vive en el Japón  y siempre fue una persona solitaria. Aunque tal vez ya no lo sea más, pues se casó no hace mucho y después de un largo e intenso romance, con Hatsune Miku, un holograma.

La vida fue para ella una danza frenética y hermosa.

Hay una reina que no tiene corona pero sí alas y a la que los guerreros aztecas encargaban llevar el alma de sus muertos. Mariposa de luces y distancias, llega en octubre al bosque michoacano para dormir el sueño de la vida y después renacer. Miles de kilómetros buscando el oyamel y el inigualable aroma del silencio.

Los medios del mundo acaban de informar que los restos de Joseph Carey Merrick, conocido como el Hombre Elefante, fueron encontrados por su apasionada y tenaz biógrafa que llevaba años persiguiendo sus rastros.

¿Qué decirle a un muchacho o a una muchacha cuya adolescencia se acaba y cuya juventud empieza? ¿Qué recordarles? ¿Qué prometerles? ¿Cómo estimularlos a que vean el mundo no como es sino como quisiéramos que fuese, pero procesando y resolviendo positiva y creativamente esa contradicción?

La catedral de Notre Dame no es sólo un lugar turístico. Es eso y mucho más. Es su estilo gótico, sus gárgolas de piedra y lo que ellas representan en esa visión mitológica del mundo. Es la coronación de Napoleón que se celebró en su atrio, la beatificación de Juana de Arco, el campanario en el que vivió Quasimodo, el jorobado enamorado.

Un hombre está loco y siente la tentación de lo imposible. Otro hombre está cuerdo y acepta con mansedumbre su destino. A su modo, cada uno es un héroe y representa un cariz de la misteriosa condición humana. Uno sueña, el otro vive, pero ambos se encuentran en esa estrecha zona en la que estas realidades se cruzan o se niegan.

No me refiero al Jesús histórico, del que sólo se saben con certeza dos cosas: que existió y que murió en la cruz, sino al Cristo de la fe, que un profundo sentimiento y una larga leyenda, han entronizado en Occidente.

El 5 de abril de 1994,  Kurt Cobain  encontró, si acaso, el principio del Nirvana. O trató de encontrarlo para librarse del dolor  y del ciclo de traumáticos renacimientos que creyó haber agotado  para purificar su vida.

Según una crónica del New York Times, una perrita border collie, caminaba con sus dueños por el puente Overtoun, en Dumbarton, Escocia. De pronto, según lo relataron ellos, “algo” extraño se apoderó de Bonnie  y quedó, primero, perpleja, para después, “poseída por una energía extraña”, saltar por el parapeto.

Noviembre de 1978. Mi madre tomó las Obras Completas de Borges del escritorio de la casa y me dijo: llévalo para que te lo firme. No, mami, le contesté. No lo voy a llevar, no quiero registros de este encuentro porque será indeleble para mí.

La pasada semana se celebró el día de pi, 3,141592…el número mágico. Corresponde a la relación entre cualquier circunferencia y su diámetro y tiene una cantidad infinita de dígitos, sin nunca repetir un patrón.

¿Qué será estar loco en un mundo de increíbles contrastes y misterios? ¿Hasta dónde puede llegar la lucidez, si es precisamente con ella que advertimos la diaria sinrazón de la cordura? Si la vida- como señala Ortega- es un naufragio, ¿Por qué no puede ser una locura? ¿Qué será finalmente entrar en razón si-como dice Pascal- el corazón tiene razones que la razón ignora?

Científicos británicos acaban de descubrir, aunque parezca mentira y tal vez hasta caricaturesco, una fórmula para ser feliz.

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