El grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo están atrás de la crisis en la frontera Peru-Chile. Han encontrado una nueva estrategia de penetración para imponer el chavismo en el Perú. Se trata de crear un conflicto para atizar la invasión de nuestro territorio por cientos de miles de venezolanos.
Luis García Miró Elguera
La cínica identificación de determinados congresistas con sendero luminoso y demás cenáculos terroristas, aún existentes, quedó graficada el jueves durante la votación del Pleno del Parlamento Nacional para aprobar la ley que garantiza la correcta difusión en las escuelas públicas de la historia sobre la lucha contra el terrorismo.
¡Y va llegando gente al baile! El penal de Barbadillo, que tenía como exclusivo inquilino a Alberto Fujimori, ahora alberga, además, al ex presidente corrupto y golpista Pedro Castillo. Asimismo al corrompido ancashino Alejandro Toledo, igualmente ex mandatario.
Alertábamos ayer a la fiscal de la Nación Patricia Benavides, la urgencia de que inicie una investigación a los fiscales Vela Barba y Pérez Gómez, tras su infame actuación al frente de la fiscalía especial Lava Jato.
Señora Patricia Benavides, Fiscal de la Nación. Usted se ganó un puesto en la historia nacional, demostrando el coraje que jamás tuvieron Zoraida Ávalos ni tampoco Pedro Sánchez para enfrentar a presidentes corruptos como Vizcarra o Castillo, por citar a dos de la media docena de ex mandatarios que pronto se reunirán en la penitenciaría presidencial de Barbadillo.
Desde el comienzo de sus funciones, en esta columna defendimos al Congreso elegido en abril 2021, a pesar de la presencia de muchos sujetos de la peor estofa política, provenientes de una izquierda extremista aliada al terrorismo y cómplice del oficialismo, que apoyó al ágrafo/golpista/corrupto Pedro Castillo.
Ingresó al penal Barbadillo un tercer expresidente, Alejandro Toledo, acusado como sus pares –Alberto Fujimori y Pedro Castillo–de haberle robado decenas millones de dólares a quienes fueran súbditos suyos, a su paso por Palacio de Gobierno.
Las ratas huyen apenas presienten que la nave se hunde. Tal cual actúan esos pillos conocidos como “los caviares”, banda de presumidos ganapanes dueños de la verdad y árbitros de lo políticamente correcto, que instalaron su imperio en el Perú coronando de emperador suyo a un espontáneo y hablantín llamado Alejandro Toledo Manrique.
En medio de una aparente mejora del escenario nacional —después de que, tres meses atrás, cesaran aquellos violentísimos y sanguinarios ataques contra la democracia y el Estado de Derecho, incitados por la izquierda para generar una de las más graves coyunturas sociopolíticas que haya vivido el país— hoy la situación ha mejorado.
Las instituciones no son, por sí mismas, buenas ni malas. Quienes hacen que lo sean, en uno u otro sentido, son, únicamente, las personas que las integran. Un ejemplo clásico de esta realidad son los poderes del Estado.
¡Saltó la liebre! ¡La pasividad con que se desempeñan las Fuerzas Armadas en la región Puno tiene explicación! ¡Y esta eleva al cubo la dimensión del riesgo en que se encuentra el Perú!
Dos días atrás, esta columna se ocupaba del gravísimo problema que tiene el Estado peruano en Puno, por culpa de la indecisión, del miedo o llámese como fuere de la presidente Dina Boluarte, para que su gobierno constitucional tome el control de aquella región territorial del Perú declarada en rebeldía por orden de Evo Morales, defensor internacional del golpista y corrupto Pedro Castillo.
Puno se sitúa en pleno oriente peruano, limítrofe con Bolivia. Es, de por sí, una región compleja, encajada en el altiplano llamado Meseta del Collao, enclavado entre los 3,812 y 5,500 metros sobre el nivel del mar, extendiéndose hacia la ceja de selva y la selva alta entre los 4,200 y 5,000 metros sobre el nivel del mar.
Latinoamérica ha demostrado ser un subcontinente incapaz de comportarse a la altura que le corresponde. Los avances que aparentemente consiguen sus países en beneficio de su población, duran poco; y el revés que aquello genera tarda décadas en revertirse. ¡Si es que alguna vez ello ocurre!
La ley No. 4916 (inicia el pago de pensiones por años de servicio) promulgada por Leguía el 7/2/1924, la ley No.
Cuando la Justicia interviene en la política -y viceversa- las democracias han alcanzado el estatus autodestructivo al que presurosamente se dirige el Perú. Desde el momento en que un juez se sienta capacitado para vetar una ley; y/o un congresista se considere empoderado para vetar el fallo de un magistrado, el Estado de Derecho desaparece y la anomia se apodera de aquella sociedad.