Con el inicio de la lucha armada desatada por SL y posteriormente por el MRTA, toda la izquierda peruana escondió la cabeza como el avestruz, lavándose las manos en público, pero apoyando a la barbarie terrorista desde las sombras.
Marcos Ibazeta Marino
Luego de observar con molestia el grosero show mediático organizado desde el Gobierno para concentrar la atención de la población en la llegada de un primer lote, pequeño por cierto, de vacunas contra el covid-19, campaña mediática que se está prologando más de la cuenta, pero que ha servido eficazmente para que nadie discuta sobre la falta de camas de tratamiento normal en los hospitales ni de
El secretismo con el que se maneja la información relativa a la pandemia, tanto en estadísticas, en medicamentos aplicables, en vacunas y prevención contra las mutaciones del Covid y las secuelas dañinas que provoca en los que se contagiaron y superaron el mal, parecería que estamos ante un inaceptable secreto de Estado que va a provocar graves efectos de gobernanza.
Realmente Vizcarra y el famoso equipo, pomposamente llamado “comando Covid”, junto al súper ministro Zamora, deberían ser sometidos a una sumaria investigación penal para ser sometidos al respectivo proceso judicial y recibir la sanción más drástica que corresponda, porque su incompetencia, el ocultamiento de la realidad, la falta de toma de decisiones coherentes, el despilfarro de los fondos p
En nuestra columna de la semana pasada hemos sostenido que el sector Salud es un caos total.
En el Perú somos campeones de la improvisación y en el olvido de todo lo sufrido, con una imperdonable omisión en investigación, proyección y planificación para consolidar protocolos precisos, concretos y de fácil ejecución, para enfrentar cualquier repetición del fenómeno que pudo habernos causado mucho daño.
Un antiguo bolero sentenciaba que en el juego de la vida jugamos todos, pero para los pobres solo había cuatro puertas: el hospital, la cárcel, la iglesia y el cementerio.
Terminamos el difícil 2020 con una paradoja que ya resulta risible: la minoría roja de la política peruana ha tomado el poder disfrazada de morado aprovechándose de la ingenuidad de los que integran el partido del candidato bombero y de la genuflexión e irresponsabilidad de los demás sectores políticos.
Ahora resulta que el inefable Martín Vizcarra y su comando Covid nos mintieron sin pudor alguno y la hoy ministra de Salud, ex jefa del bendito comando, no atina a dar explicaciones satisfactorias sobre lo que ocurrió y lo que se nos viene con el covid.
Desde la década de los ochenta comenzaron a organizarse muchas oenegés en todo el mundo, especialmente en los países en vías de desarrollo o en aquellos sumergidos en el peor caos político, económico y social con una pobreza extrema, humanamente inaceptable.
Ahora que Vizcarra sin poder político alguno descubre su realidad terrenal que le obliga a enfrentarse a las investigaciones abiertas en el Congreso de la República, institución a la cual casi destruyó tanto en lo moral como en lo organizacional, comienza a utilizar el ardid de no contestar nada, guardar silencio haciéndose la víctima, ganar tiempo para buscar impunidad hasta encontrar la llave
El comportamiento de los políticos en nuestro país es de antología porque lo que no es válido para sus rivales, por arte de birlibirloque, es legítimo para ellos y con gran cinismo cívico se encaraman en el poder sobre bases de constitucionalidad que le negaron al otro.
Todos califican como crisis política, los hechos acaecidos desde la votación en el Congreso por la vacancia presidencial de Martín Vizcarra, hasta la elección del señor Sagasti pasando por la pobre performance del señor Merino, sin personalidad de Estado y sin liderazgo alguno, ni carácter para enfrentar una confrontación que no llegó a entender y con un gabinete que mostraba crudamente a la po
Nadie puede discutirle a la gente el derecho a la protesta porque también es un mecanismo de la libertad de expresión de quienes pertenecen a un grupo social que coincide en ideas, pensamientos e intereses, para hacerle saber al poder de turno sus convicciones y, en su caso, la necesidad de adoptar o corregir decisiones que consideran incorrectas o lesivas.
En nuestra columna de la semana pasada hemos expresado nuestra grave preocupación por la inestable realidad política, económica y social que nos agobia frente al Bicentenario de nuestra independencia, llegando a la conclusión que, desde entonces, ni hemos comprendido lo que es una República ni nos hemos preocupado por construirla estructurando como sus bases a instituciones sólidas que garantiz
En el Perú, desde la independencia, la idea de República ha estado ausente y, por ende, a nadie le importó fortalecer su institucionalidad ni forjar y consolidar una idea de Nación que, dentro de su multiculturalidad, desarrollara acciones en función de objetivos de beneficio general.
Muchas veces cuestionamos la tarea de fiscales y jueces por el retardo en la tramitación de investigaciones y procesos sin darnos cuenta que, si bien muchos incurren en indolencia o negligencia funcional en sus despachos, siempre hemos obviado la identificación de los verdaderos responsables que son los que ejercen el gobierno institucional, desde donde deben garantizar que las dos vertientes d
En las investigaciones que realiza la Fiscalía sobre actos delictivos perpetrados por el llamado “Club de la Construcción”, un aspirante a colaborador eficaz ha sostenido que el presidente Vizcarra cobró un millón de soles como una ilegal comisión cuando se desempeñaba como gobernador de Moquegua, como contraprestación por su participación en el favorecimiento para la adjudicación de una obra d