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Mariella Balbi

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Complete usted la copla y tendrá una imagen vívida y musical de la tremebunda situación en la que se encuentra el Presidente Martín Vizcarra. En concreto, se va quedando solo, sin la bancada que llevó a PPK al poder, y la ciudadanía lo repudia por mentir respecto a Tía María.

Hasta que saltó la liebre. El capo de Odebrecht  Perú, Jorge Barata, se volvió un tenor de nota y dio algunos nombres de las personas que recibieron dinero de la oscura Caja 2. Periodistas, principalmente los opositores a este régimen, aunque en el caso del colega Víctor Andrés Ponce, Barata mintió: nunca trabajó para Odebrecht.

Aciago destino el del Perú. Cercanos a nuestro bicentenario, la inquietud de la clase política es si el Ejecutivo cierra el Congreso o no, provocando un clima de incertidumbre adverso al crecimiento económico. La presidencia de Vizcarra es –ya lo hemos visto–irrespetuosa del equilibrio de poderes.

La ultraizquierda se opone virulentamente al proyecto minero Tía María que –cuando se ejecute– significará US$1,400 millones para el Perú, incluida la “república independiente de Arequipa”. Una cifra considerable para un país como el nuestro cuyo crecimiento económico está bajando en forma alarmante.

Para quienes vivimos la oscura y mafiosa década Montesinos, (1990-2000), hace 19 años, resulta insólito constatar que el Perú transita actualmente por el mismo libreto. Ahora tenemos a Harvey Colchado, el coronel de la PNP, jefe de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (DIVIAC). El factótum del ridículo y poco creíble caso: Los Cuellos Blancos del Puerto (CB).

Desde hace varios meses reina la incertidumbre en el Parlamento sobre si el Presidente Vizcarra pateará el tablero democrático, cerrando el Congreso. Las amenazas que el Legislativo ha recibido con la reforma política enviada por el Ejecutivo son considerables. Anteriormente, el inútil referéndum fue propicio para intimidar al Parlamento.

Amparados en un jugoso ingreso de S/ 33,000, los ministros actúan con desatino y sin consecuencias. La titular de Agricultura plantea la creación de los viceministerios de Agricultura Familiar y de Servicios Agrarios, reestructurando el ministerio; además de cambiarle el nombre por el Ministerio de Desarrollo Agrario. La gran iniciativa tiene aprobación del Consejo de Ministros.

La economía del Perú decae, es un dato frío. No llegaremos al 4.2% de crecimiento del PBI pronosticado por el gobierno. El desempleo aumenta, 442,000 almas sin trabajo. La inversión en infraestructura está parada, cero proyectos en ProInversión y la ejecución presupuestal es pésima. Este es el panorama actual.

El suicidio de Alan García, un acto de valentía, catalizó importantes hechos que permitieron un freno al régimen dictatorial que vivimos. La abusiva acusación de organización criminal se debilita y palidece. Es un delito prefabricado, cuestionado por la justicia española. Las cuentas de Atala indican un reparto familiar de US$12 millones. No existe dinero transferido a García.

Las palabras del Papa Francisco en una entrevista sobre el comportamiento de la prensa caen como anillo (papal) al dedo para el singular desempeño de los medios en nuestro país. A decir de muchos, incluye diversas posiciones, el periodismo local se volvió un partido político más, experto en campañas, denigraciones, seguidor ferviente de psicosociales.

Muchas voces en la Fiscalía consideran a la Diviac (División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad, 500 integrantes) como la policía política, denominación que tuvo el efecto del ajo para el vampiro en el ministro del Interior y los integrantes de la Diviac, citados por la Comisión de Defensa del Congreso para aclarar hechos extraños en el operativo de allanamiento y detención del exp

Barata declaró haberle entregado coimas a Alejandro Toledo y está la ruta del dinero. Ollanta Humala, recibió la ‘rica miel’ brasileña en su casa, con PPK hay contratos y abundante documentación, lo mismo con Susana Villarán. No existen cuentas ni testimonios de que Alan García recibió dinero de Odebrecht.

De pronto el régimen del Presidente Vizcarra se volvió experto en psicosociales. Parecidos a aquellos con los que nos bombardearon durante el período Fujimori-Montesinos. Los actuales llevan el mismo sello de la censura y la manipulación donde un sector de la prensa colabora activamente con sus campañas de demolición, creando buenos y malos.

La noche del jueves pasado el Presidente sorprendió con un extenso discurso a la Nación, mientras el Premier finalizaba el inicio de un largo, complicado y enrevesado acuerdo con la comunidad de Fuerabamba, colindante con Las Bambas. A Vizcarra se le veía fastidiado, irritado.

Menos de la mitad del Congreso le dio el voto de confianza al nuevo gabinete. Un respaldo deslucido y ralo. La exposición del Premier no afrontó los acuciantes problemas del Perú, tampoco planteó alternativas concretas para enfrentarlos. Del Solar –alguien sin experiencia de gobierno– perdió la oportunidad de mostrarse como un político con capacidad de gestión.

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