Mario Núñez

Quedó grabado en mi mente, en mi clase de Derecho Penal, las palabras del profesor Carlos Caro Coria: para descubrir quién cometió el delito, se debe descubrir quién se beneficia. Entonces ¿quién se beneficia con las campañas electorales?

Aunque estaríamos felices, saltando en un pie, la reforma política hubiese quedado trunca, si se hubiese cerrado el Congreso. Con la Espada de Damocles sobre sus cabezas, Los Innecesarios ya se han autoexcluido para ser reelectos y vienen, a regañadientes e intentando hacer trampa, discutiendo sobre las reformas.

Quijotes, lo que propongo no soslaya el descontento ciudadano hacia el Congreso; todo lo contrario, es para asegurarnos que Los Innecesarios no vuelvan a tomarlo nunca más. La ecuación es simple: a mayor enojo por los defensores de los Hermanitos, Cuellos Blancos, Becerriles y Chávarrys, mayor será el repudio indisoluble e inmutable, que ni el tiempo borrará.

Ya no hay marcha atrás, todos caerán. Estamos presenciando el merecido final de la última generación de políticos que, por unos cuantos dólares sucios, vendieron al Perú, empeñando el futuro de todos los peruanos. Se han logrado las primeras reformas para que Los Innecesarios no vuelvan a ocupar los cargos públicos, pero falta mucho por hacer.

Cómo estaremos de infestados, de manipulados que hasta Martin Tanaka, miembro de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, está convencido de que los peruanos tenemos responsabilidad por haber elegido a los peores como nuestros gobernantes. Está usted equivocado, respetadísimo profesor. Usaré un simple ejemplo para demostrarlo.

Soy un peruano común y corriente, un Quijote, un Juan Pueblo, un luchador social con un inmenso amor a la patria. Sin embargo, en estos momentos de enorme dolor que embarga los corazones de la familia del ciudadano García, no haré escarnio, juicio ni condena, más bien haré mías las palabras de Haya de la Torre “…a un enemigo caído ni una palabra de ofensa”.

Poco falta para iniciarse la campaña electoral 2021, siendo desalentador el panorama. El informe final de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política contiene interesantes proyectos de ley que, considero, ayudarían a sanar el sistema de partidos y la representación política. Pero me queda claro que a pocos les conviene se lleven a cabo.

Desde Huánuco, migramos a Lima a inicios de los 70. Así, crecí en Santa Catalina, La Victoria, un barrio de clase media emergente. Mi primer amor, una hermosa niña de apellido Antonioli. Entre mis amigos: los Vidmar von Wagner, los Raborg Pfennig, las Lagomarsino Cademartori, los Balotta Araujo, los Lértora, los Yipmantín, los Durant Strömsdörfer, etcétera, etcétera.

Julio Guzmán promete postular a la presidencia el 2021 , con el Partido Morado, el 24vo inscrito ante el ROP. Pero, Sr. Guzmán ¿es usted el nuevo caudillo político con partido propio? ¿Es usted ya, desde marzo de 2019, el candidato presidencial de SU PARTIDO? ¿Cómo así?

A ambos lados de la Panamericana Norte, están brotando pintas lanzando candidaturas presidenciales para 2021. Se trata de Bien Peruano y Cambio Nacional. Revisemos los antecedentes.

23 partidos nacionales, cada uno con su propietario, podrían presentar candidato presidencial para 2021. Pero, conscientes de sus nulas posibilidades, algunos optarán por la genial estrategia de la alianza política y, así, no perder su inscripción y postular ellos mismos en 2022, heredar el partido a la familia, venderlo o alquilarlo en el mercado negro electoral, al mejor postor.

Christian Hudtwalcker, en su programa radial, preguntó: ¿crucificamos a los políticos que nos han robado o hacemos las reformas para que no nos roben más?

Los teóricos consideran que, en nuestro imaginario, no está clara la diferencia entre el crimen organizado y la mafia. Adolfo Beria, reconocido magistrado, jurista y periodista italiano, refiere a la mafia como una organización sin escrúpulos, legalmente constituida, que controla un territorio, circuitos políticos, administrativos, financieros y económicos.