El Dr. César Garcés Carranza PhD ha señalado que la actual pandemia de coronavirus también tiene efectos negativos en la salud mental, creando cuadros de ansiedad, depresión y angustia.
Raúl Allain
Escritor, poeta, editor y sociólogo. Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y director de Editorial Río Negro.
Recientemente leí, en una pared de Lima, un grafiti que me llamó la atención por su mensaje: “Democracia es: tú eliges quién te roba”. Esta frase, anónima y escrita posiblemente por algún ciudadano hastiado de la “política criolla”, refleja el descontento social.
Esta semana pasada, en medio de tantas noticias desalentadoras sobre el avance de la corrupción en el Perú, ha ocurrido un hecho que, en mi modesto punto de vista, se configura como un posible respaldo al abuso policial, al racismo y a la injusticia, con un mensaje negativo: “Estamos en el imperio de la impunidad y hagas lo que hagas todo seguirá siendo más de lo mismo”.
Un vistazo a las portadas de los diarios, ya sea en los quioscos de periódicos o desde el teléfono, nos revela que estamos en un país sin rumbo. El nuevo escándalo mediático es el desfile de audios grabados subrepticiamente al presidente de la República por personas que, alguna vez no muy lejana, fueron parte de su entorno amical y laboral más cercano.
Como peruano, siento rabia e impotencia al tener conocimiento de que se ha difundido un video a través de Panamericana Televisión, el mismo que ha sido producido presuntamente por USMP TV de la Universidad San Martín de Porres, y que habría sido elaborado en base a la información (¿?) de la currícula escolar del Ministerio de Educación, en el que de manera errónea presentan al terrorista de Sen
Como si el azote del coronavirus no fuera suficiente para hacer sufrir a los peruanos, hay otra pandemia secreta y oscura, pero que da señales de su lamentable vigencia.
La llamada “sociedad de la información” y su exigencia de que todos se sumen a la “realidad virtual” van de la mano con las presiones de una sociedad de consumo, ahora cada vez más monetizada mediante el dinero electrónico y el marketing en redes sociales. La persuasión para comprar los nuevos aparatos tecnológicos es fuerte. Parece que el mensaje es: “Compra y se feliz”.
El distanciamiento social y la cuarentena a raíz de la pandemia del covid-19 están imponiendo una nueva forma de convivencia que obliga a replantear las viejas estructuras mentales y sociales.
Detrás de la llamada “nueva normalidad”, la pandemia de coronavirus tiene efectos colaterales. Ya lo ha dicho el Dr.
Esta noticia es muy preocupante: Más de 900 mujeres –70 por ciento niñas y adolescentes– desaparecieron en Perú durante los tres meses y medio de cuarentena nacional por la pandemia, lo que representó un alza frente a las cifras previas, según informó recientemente la Defensoría del Pueblo.
El psicoanálisis de Freud y la literatura “kafkiana” (epíteto acuñado para describir situaciones absurdas y extrañas) están emparentadas con la visión de crisis del hombre en el siglo XXI, agobiado por la modernidad, la opresión laboral y la esclavitud de las nuevas tecnologías.
En el Perú existirían más de 1,300 efectivos policiales en condición de discapacidad, la mayoría de los cuales la obtuvo como consecuencia de enfrentamientos armados y por cumplir valerosamente su servicio policial. En las Fuerzas Armadas habría una cifra similar de alrededor 2,500 personas que quedaron con secuelas graves, por combatir a los terroristas de Sendero Luminoso y el MRTA.
Ya lo había dicho Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”. La alimentación es la base de la salud.
El mundo entero debe ser consciente de que la práctica sistemática y generalizada de la tortura constituye un crimen contra la humanidad. En 1948 la comunidad internacional condenó la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Tal como he planteado en diversos textos que han aparecido en medios nacionales e internacionales, las sectas satánicas y diversos grupos que abiertamente se declaran con esas denominaciones, mediante sus métodos oscuros se imponen socialmente y logran atraer a muchos incautos, siendo que a través de sus estratagemas falaces se origina la manipulación y control social de la ciudadanía.
Pasaron las Fiestas Patrias y quedó atrás la borrachera masiva, acaso el triste espejismo del adormecimiento o indiferencia popular ante un Perú azotado por la corrupción en las altas esferas del Estado, la violencia familiar, el aumento de la delincuencia, el crimen organizado y un sinfín de males...
La música popular peruana es hermosa. Las expresiones del canto, la poesía popular en costa, sierra y selva, plasmadas en diferentes géneros son parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Desde el huayno, el yaraví o la cumbia amazónica por citar solo algunos pertenecientes al ande y la Amazonía, son nuestra identidad. También es verdad que cada peruano tiene sus afinidades.
Como se sabe, Weber revisa el sistema de las relaciones significativas entendiendo el mundo social no como una relación de objetos sino como una relación de interpretaciones donde la historia y cultura ocuparán un lugar preferente.