Bicentenario de José F. Sánchez Carrión, un legado por realizar: entrevista a Raúl Chanamé Orbe
El precursor de la independencia, no solo fue un político, fue un constructor de ideas republicanas.
Doctor Raúl Chanamé Orbe, ¿por qué es importante reflexionar sobre el pensamiento de José Faustino Sánchez Carrión en su bicentenario?
Porque no estamos conmemorando únicamente a un personaje histórico, sino a un ideólogo fundacional. Hablar de Sánchez Carrión hoy es discutir del origen de nuestra vida republicana y de un proyecto de nación que, en muchos aspectos, sigue inconcluso. El bicentenario de su legado nos exige revisar críticamente nuestra trayectoria como República.
Sánchez Carrión no fue solo un actor político; fue un constructor de ideas republicanas. Pensó el Perú con proyección, desde la noción de libertad y ciudadanía, hasta la necesidad de un Estado descentralizado. En ese sentido, su figura representa una conciencia lúcida en medio de la turbulencia de la independencia. A dos siglos de distancia, su legado sigue teniendo una exigencia histórica en el siglo XXI.
¿Cuáles diría que son los ejes principales de su pensamiento político?
El primero, sin duda, es su firme convicción republicana. José Sánchez Carrión creía que sin instituciones sólidas, sin ley, sin separación de poderes, y sin ciudadanía ilustrada, la libertad era solo una ilusión. Lo otro que lo caracteriza es su visión de una ciudadanía activa, que él llamaba “ciudadanato”, una noción que va más allá del derecho a votar: implica participación, compromiso, vigilancia del poder. Y una idea que no hay que olvidar: la unidad continental como camino de integración económica.
¿Por qué entonces ese proyecto republicano no se terminó de concretar en el Perú?
Porque la República nació con una serie de tensiones irresueltas que se arrastran hasta hoy. Sánchez Carrión mismo fue testigo de los obstáculos: caudillismo, intereses privados por encima del interés general, exclusión social, desconfianza hacia las instituciones. El modelo republicano que se pensó en el papel no se trasladó a la realidad.
Nuestra historia republicana ha sido, en muchos tramos, una sucesión de rupturas, de intentos fallidos de institucionalización. Lo que él advirtió en su época se ha repetido: repúblicas sin ciudadanos, parlamentos sin deliberación, justicia sin independencia, gobiernos sin ética. El problema no ha sido la república como ideal, sino la incapacidad de la élite para hacerla realidad y de la sociedad para apropiarse de ella.
¿Se puede decir entonces que Sánchez Carrión fue un adelantado a su tiempo?
Sin duda. Fue un constituyente moderno en un país aún con mentalidad colonial. Entendió antes que muchos que la independencia política no bastaba si no iba acompañada de una transformación cultural e institucional profunda. Tuvo una visión orgánica de la nación, no provincial o tribal.
Como hombre andino, pensó en la representación ciudadana, que incorpore a los hombres del campo, fortaleciéndolos con una descentralización efectiva; él consideraba que era posible el federalismo moderado.
¿Considera que hoy se está recuperando esa herencia republicana?
Estamos en un momento en que la república como forma de gobierno está siendo cuestionada por su fracaso práctico, y por eso es aún más importante volver a los orígenes, no para idealizarlos, sino para entender nuestra deuda histórica y qué podemos corregir.
Volver a Sánchez Carrión es volver a preguntarnos: ¿qué significa realmente vivir en una república? ¿Qué tipo de ciudadanía hemos formado? ¿Qué tan dispuestos estamos a vivir bajo el imperio de la ley y no bajo el capricho de los poderosos? Creo que en ese sentido su legado no es nostalgia, es una interpelación al presente.
¿Qué diría usted a los jóvenes que no conocen bien a Sánchez Carrión?
Que lo descubran no como un prócer de mármol, sino como un personaje con ideas potentes que se atrevió a pensar un país moderno. Fue alguien que, en lugar de acomodarse, prefirió incomodar. En lugar de repetir consignas, propuso principios. Vivió poco, pero dejó mucho. No se trata de que lo imiten, sino de que se inspiren en su actitud: lucidez, compromiso, coherencia.
Y sobre todo, que entiendan que la república no es una estructura que se hereda, es una forma de vida que se construye día a día. Ellos tienen el reto –y la posibilidad– de continuar esa obra.
Finalmente, se ha anunciado un importante congreso en torno a este tema. Raúl Chanamé Orbe ¿podría contarnos sobre esa iniciativa?
Así es. Con ocasión del bicentenario del legado de José Faustino Sánchez Carrión, la Asociación Bicentenario, el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, la Universidad Norbert Wiener y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos hemos organizado un Congreso Histórico-Constitucional titulado: “Sánchez Carrión. La crisis fundacional de la República. Diversas miradas (1825-2025)”; donde se presentarán 40 ponencias de renombrados especialistas
Dónde será el evento
El evento se realizará los días 30 y 31 de mayo. La primera jornada será el viernes 30, a las 6:00 p. m., en el Centro Cultural de San Marcos (Parque Universitario, av. Nicolás de Piérola 1222, Lima). Y la segunda, el sábado 31, desde las 8:00 a. m., en la Universidad Norbert Wiener (jr. Larrabure y Unanue 110, av. Arequipa, cuadra 4, Lima). La inscripción es gratuita, al igual que la certificación. Invitación abierta a la ciudadanía.
Los ponentes
Contaremos con ponentes de diversas disciplinas: Heraclio Bonilla, Wilfredo Kapsoli, Claudia Rosas, Jorge González Bolaños, Juan Urbano Revilla y Óscar Maúrtua, entre otros; quienes abordarán temas como la fundación de la república, el constitucionalismo temprano, y la vigencia del pensamiento republicano en el Perú contemporáneo.
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