Centenario del primer amo de la imagen
Benjamín Franklin Pease marcó un antes y un después en el daguerrotipo y la primera galería fotográfica del Perú.
Por César Rojas Vidarte
Del daguerrotipo a la fotografía, y de allí a la primera galería de arte del Perú. Ese fue el viaje exitoso que realizó el estadounidense Benjamín Franklin Pease Rilley, uno de los pocos representantes del siglo XIX que logró adaptarse a los nuevos tiempos, incluso sobreviviendo hasta principios de la llamada era de la tarjeta de visita.
Nacido un 17 de noviembre en Nueva York, y fallecido en Pisco 66 años después, el creativo había llegado a Lima en 1852. El 22 de octubre de ese año se le anunciaba como propietario del estudio de un compatriota suyo, Arturo Terry, señala el investigador Jason Mori.
"Este anuncio fue publicado hasta el 28 de octubre y fue el único aviso comercial de Pease hasta febrero de 1859; ello quizás la disminución en el número de daguerrotipistas y fotógrafos activos en la ciudad y, por lo tanto, el nivel de competencia decayó", refiere a EXPRESO.
En ese entonces, la capital tenía cien mil habitantes; el telégrafo y el alumbrado a gas habían llegado en 1855 y en 1859, respectivamente; y Pease se enfrentaba a un aumento de nuevos competidores que saturaban los diarios con avisos de sus servicios.
"Respondió a la creciente competencia y al creciente comercio fotográfico al abrir su Gabinete de Pinturas. Esta nueva galería sentó precedentes en la ciudad, ya que incluso permaneció abierta por la noche, siendo considerada como la primera galería de arte público. Quizás fue el primer fotógrafo en Lima en llevar un registro de cada placa numerada junto con una impresión positiva para facilitar la repetición al ser pedidos. Su estudio también fue el primero en ofrecer ampliaciones al tamaño natural", precisa Mori.
Dentro de sus obras más significativas está el retrato, al daguerrotipo, del presidente Ramón Castilla en una placa entera, fechado y firmado el 19 de septiembre de 1856 por “Pease & Vaughan. Retratistas, Lima”.
En sus últimos años, contaba con un estudio en el puerto del Callao, del cual se desconoce su fecha de apertura pero muy posiblemente lo dirigió hasta su muerte en 1888.
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