Educador Ramón Robalino Gómez: “Es urgente enseñar la ingeniería con mucho humanismo”

Ramón Robalino Gómez, hablemos de ciencias y humanidades, ¿existe una separación?

La división entre las humanidades y las ciencias exactas se viene debatiendo desde mediados del siglo XX. Charles Percy Snow fue un físico y novelista británico que acuñó el término “las dos culturas” para describir esta separación que se forma como resultado de un proceso paulatino a lo largo de los siglos.

¿Y cómo ha sido este proceso histórico?

En civilizaciones ancestrales como la griega, romana, china y egipcia, no existía esta separación. Filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles tenían una visión holística del mundo. No realizaban experimentos sistemáticos, les interesaba más comprender en lugar de medir y cuantificar fenómenos naturales. Durante la Edad Media, el conocimiento avanzó bajo la protección y control de la Iglesia que la organizó en disciplinas como el trivium (lógica, gramática y retórica) y el quadrivium (geometría, aritmética, astronomía y música). El Renacimiento marca el inicio del humanismo y del naturalismo donde florecen la pintura: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael; la literatura: Dante Alighieri, William Shakespeare y Miguel de Cervantes; y la astronomía: Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Galileo Galilei. En la física clásica, Galileo Galilei con sus planos inclinados y la caída de los cuerpos convierten a la observación y la experimentación en las bases fundamentales del método científico.

Muchas generaciones crecieron pensando que esta división es natural, ¿verdad?

Cierto. No debió ser así. Uno de sus más claros exponentes de la revolución científica, Isaac Newton, brindó una comprensión científica del universo durante siglos. En los siglos XVIII y XIX esta brecha se hizo más evidente como resultado, sobre todo, de la especialización del conocimiento y la industrialización. Y en la orilla opuesta, filósofos como Voltaire, Rousseau y Montesquieu promovieron la tolerancia, la igualdad y los derechos humanos.

Esta diferencia fue agudizándose, ¿verdad?

Sí. Snow presenta algunas evidencias de la separación de estas “dos culturas”. El desconocimiento mutuo, entendido como si ninguno conoce los principios o fundamentos de la disciplina del otro; lenguajes diferentes, es decir la terminología propia y específica para cada área; valores y prioridades distintas: mientras uno cuantifica lo medible el otro cuestiona lo inconmensurable; concepciones del mundo opuestas: a uno le preocupa el número y al otro lo conmueve el hombre, etc.  Esta división también se llevó a los modelos educativos. Las disciplinas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas - STEM han recibido históricamente mayores recursos y apoyo debido a su impacto directo en la innovación y desarrollo económico. Sin embargo, las humanidades por no visualizar logros inmediatos se perciben como menos valiosas o productivas.

Ramón Robalino Gómez, ¿es posible la convergencia de estas “dos culturas”?

Claro que es posible. Varios factores propenden a su unión: la complejidad de los problemas actuales, el avance de la tecnología y el respeto de la persona humana.  Te menciono algunos ejemplos: las ciencias cognitivas cuya aplicación son las interfaces de usuario más intuitivas; la Bioética con la asignación de órganos en una lista de espera de trasplantes; los  estudios de género y ciencia con la subrepresentación femenina en los textos de ciencias; las humanidades digitales visualizados en la reconstrucción virtual de ciudades antiguas; los estudios ambientales para la evaluación del impacto ambiental en proyectos de minería responsable, entre otros. Del mismo modo, la inteligencia artificial que plantea desafíos que no solo tratan de algoritmos y redes neuronales, sino también de cuestiones éticas de privacidad y sesgos algorítmicos.

¿Y cómo va la enseñanza de la ingeniería?

Es urgente enseñar la ingeniería con mucho humanismo, no pueden ir separados. La ciencia exacta y las humanidades son polos del mismo imán, de no ser así la ingeniería y en general la tecnología no tiene sentido.

¿Cómo percibes esta situación en el Perú?

Existen esfuerzos valiosos, pero estos todavía son aislados. Desafortunadamente en nuestro país, en los últimos tiempos, en los principales estamentos que conforman nuestro tejido social, se nota una degradación, casi una involución de la que espero salgamos pronto. La pandemia, con todo lo trágico, nos dejó algunas muestras de la confluencia de humanismo e ingeniería.

¿Y esto interesa a los jóvenes?

Con mucha alegría puedo manifestar que nuestros jóvenes en su aprendizaje y en sus emociones integran las dos culturas. Mi labor docente hace que sea testigo presencial de ello. Muchos de ellos provienen de zonas de influencia de actividades mineras o agropecuarias y tienen claro que la tecnología les permitirá hacer un uso responsable y sostenible de los suelos y recursos hídricos. Están conscientes de que las tecnologías deben mejorar la calidad de vida de las personas. Las actividades académicas integradores que realizan contemplan la evaluación real y sincera del impacto social de los mismos. No olvidemos que solo la educación que integre ciencias y humanidades será capaz de garantizar la formación de individuos más críticos, creativos y capaces de adaptarse a un mundo en constante cambio.

El entrevistado

Ramón Hernán Robalino Gómez (Piura, Talara). Ingeniero Electrónico egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería, Magíster en Ingeniería de Control y Automatización por la PUCP. Experto en Electrónica y automatización. Ejerce la docencia en TECSUP. Vallejiano y amante de las artes.

Más contenido del Diario Expreso

Víctor Guizado Gaspar: El heavy metal es una forma de vida

César Casas: “Necesitaba incursionar en la novela para cubrir una necesidad familiar”

José Luis Vargas Sifuentes: La historia del Perú se construyó en base a mitos y leyendas

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.