‘Eloy Jáuregui. El libro de los amigos’, un texto que se disfruta de principio a fin
Dieciocho plumas que pintan de cuerpo entero al extinto personaje que supo ‘brillar’, muy a su estilo.
“Eloy Jáuregui. El libro de los amigos” se publicó en el último mes de enero con motivo del primer año del fallecimiento del reconocido escritor, poeta y periodista, convirtiéndose en una verdadera muestra de hermandad y admiración, por ese compañero de batalla que ya no está, poniendo de manifiesto de manera excelsa el valor de la amistad.
Edwin Sarmiento y Fernando Obregón han sido los impulsores para lograr reunir los testimonios de 18 amigos y publicarlos en una bien cuidada edición. Cada uno de ellos han volcado sus experiencias personales, o el recuerdo más íntimo que los unió al buen Eloy.
Evidentemente, la maestría y el talento de algunos de los consagrados narradores que se han sumado a esta publicación, cautivan de principio a fin con la evocación de los recuerdos que los unió al “hijo de Surquillo”, que inspiró con sus crónicas a millones de lectores, que lo siguieron en los distintos medios de comunicación donde se desempeñó a lo largo de su vida.
Tras la introducción, como no podía ser de otra manera, este libro se inicia con el testimonio del propietario de la bodega Queirolo, ubicada entre los jirones Quilca y Camaná. Óscar Queirolo relata su acercamiento con Eloy Jáuregui, detalla su alegría, picardía y asidua concurrencia a su local durante muchos años. Cuenta que solo la pandemia logró alejarlo durante un tiempo, pero aún así les hacía llegar sus “partes de guerra” (confiesa), que no eran otra cosa que magníficas crónicas que el dueño de esta bodega disfrutaba con sorpresa. Esa amistad forjada a través de los años, permitió que incluso en tiempo del covid-19, cuando a Eloy se le antojaba el clásico sancochado. Don Óscar no dudaba en llevárselo él mismo hasta su casa.
Este libro también reúne los testimonios de otros amigos del reconocido periodista, como Umberto Jara, Víctor Hurtado, Justo Linares, Max Obregón Rossi, Maritza Espinoza, Enrique Sánchez Hernanni, Maynor Freyre, Marysabel Cuzma, Edwin Sarmiento, Sonaly Tuesta, Víctor Patiño, Mario Vallejo, Miguel Silvestre, Antonio Muñoz Monge, Sergio Castillo Falconpí, Fernando Obregón y Jorge Pimentel.
Cada uno evoca recuerdos y situaciones en las que el buen Eloy sigue presente en sus vidas, por ello, acá están muy bien descritos cada escenario registrado en su memoria. Algunos lo han sabido describir en su rol de habilidoso cronista, otros en sus avatares cotidianos,
Evidentemente, la maestría en el arte de escribir de algunos de los autores nos permite conocer a profundidad a ese amigo que ya no está.
Solo por detallar algunas particularidades. “Eloy Jáuregui es un cronista mayor porque supo retratar a un país muy complejo de entender. Supo tener mirada propia sobre lugares con ‘las paredes descascaradas hasta el hueso’, sobre personajes, costumbres, ciudades, mujeres, músicos, actores, escritores películas, bares, comida y por su puesto fútbol. Nada de lo humano y lo divino le era ajeno”, dice Jara.
Por su parte, el reconocido poeta Jorge Pimentel, también integrante del legendario movimiento Hora Zero junto a Eloy, recuerda que fue éste -a fines de los ochenta- quien lo llevó donde don Edmundo Quiñonez, cerca de su casa de Surquillo, en cuyo interior construyeron su refugio.
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Días y noches de interminable conversa, proyectos y realizaciones, un peculiar búnker en los tiempos que la violencia destrozaba el país. Pimentel le dedica unos bellos versos testimoniales imperdibles.
El talentoso Sánchez Hernani inmortaliza sus recuerdos, haciendo alusión a las jocosas e interminables llamadas telefónicas con Eloy, que podían durar horas sin darse cuenta, “en las que como siempre ocurría pasaban revista a los amigos presentes, a los que estaban tibios y a los que habían partido al más allá y que ahora pernoctaban en lugares como el Cementerio El Ángel, dónde delante había un bar que se llamaba ‘Aquí se está mejor que al frente’ y que ambos habíamos probado, conducidos por Carlos ‘Chino’ Domínguez”, recuerda.
Finalmente, tras enterarse de su repentina partida, escribe: Y ahora aquí, la verdad, estoy molesto contigo, Eloy. Esto no se le hace a los amigos. Pero ya fue. Te abrazo nomás, hermano. Viaja tranquilo y escribe. Haz una crónica y cuenta que hay al otro lado. Me dejaste hasta las hueis de triste.
Te extraño mucho. Alócate. Este ‘libro de los amigos’, definitivamente es un texto que se disfruta de principio a fin, para conocer a quien fue un excelso poeta y cronista de nuestros tiempos.
Su paso por Expreso
Eloy Jáuregui, también compartió su excelente pluma y creatividad en el Diario Expreso, durante los años noventa, donde no sólo redactó en la sección cultural, sino también actualidad, política, variedades, etc, demostrando que era un periodista completo. Evidentemente, su ausencia se extraña en todo el gremio periodístico.
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