Ever Arrascue, pintor: “La pintura es zarpar ante la tormenta”
La pintura es un arte visual, es una cultura visual, un medio conmovedor y la obra del artista fusiona el realismo.
Ever Arrascue, tu obra tiene una carga crítica y simbólica muy fuerte. ¿Qué aspectos de la sociedad peruana te impulsan a crear estas imágenes?
El fuego y el amor del hombre creador viene desde el arte rupestre, es una llama viva que con el devenir del tiempo compromete a entender la dialéctica de la vida. Su invención plástica no renuncia, la renueva. El Perú es un país hermoso con una diversidad cultural maravillosa. No hay expresión más hermosa que la nuestra. El motivo inspirador más profundo es el tema humano, sus anhelos, esperanzas y su propio paisaje, hay que fundirse en él de manera cósmica. Los artesanos, los pintores somos seres sensibles con coraza de acero en el pecho, al mismo tiempo nos abrazamos en llanto y alegrías con la gente que queremos poniendo en alto su lucha y dignidad. Hay que pintarlos vigorosamente. La realidad peruana te brinda el tema, es una verdad, pero para expresarla es el afecto, las ideas, los sentimientos, el amor por la gente más sencilla y humilde. Hoy en el Perú y creo en América Latina se afianza una nueva pintura, vigorosamente abre los brazos a una nueva democracia con “pan y belleza” que derrota cualquier fascismo miserable e invasor.
¿Qué papel cumple la memoria colectiva en tu trabajo pictórico?
El sufrimiento está presente en la vida, un pueblo padece adversidades, limitaciones y carencias, es terrible; las sociedades están llenas de abandono e injusticias, pero lo más terrible es arrebatar o quitar la bandera de la dignidad, la belleza, el pan, la salud y la educación. Entonces la pintura con su color, dolor y trazos sin miserabilismo ni lastimera debe expresar el anhelo de vivir dignamente, pensar en el bienestar de mucha gente, con carácter plástico y buena técnica pintar el alma del más débil, un ser humano, llevar un nuevo sol que ilumine su fe, criticando y demoliendo a regímenes oscuros, tiranos o dictadores, que ensombrecen el amor a la vida.
El pintor es un ser racional, sensible y tiene que ir contra lo irracional que aparece por intereses, egos, provocando catástrofes, guerras y crímenes. Los colores tienen que ser brillantes, llenos de vida, transformar nuevas ideas, escenarios sin perder la fe y los valores sociales, conectarse con el universo de la libertad que es un derecho de la felicidad. Hay que reencontrarse con la humanidad y la salvación del nuevo espíritu. El artista tiene que estar cargado de generosidad, sin ambiciones de ningún tipo, lleno de bondad y convicción plena de amor, tiene que sumergirse con la gente que más quiere. Respiro y expreso arte, transmito intensamente mi época.
En tiempos dominados por la sobreabundancia de imágenes digitales, ¿cuál crees que es hoy el lugar del arte pictórico en el Perú?
Representar una idea con programas de digitales es mecánica, no tiene el pulso del alma ni el latir del corazón, queda como un mapa impreso. Es un píxel que aplica y da color como un “modo”, probablemente como un almacenamiento de resolución de una imagen. Es una comunicación para una conferencia o una video conferencia publicitaria, es importante en los negocios empresariales y cumple un aporte en la educación. A un sensor electrónico no se puede llamar arte, es un robot frío y calculador. La pintura es una forma potente de expresión humana, el dibujo es el primer aliento de la pintura y esta trasciende emociones, pensamientos de manera artística, creativa y estética.
En tu propuesta visual se percibe una tensión entre lo bello y lo perturbador. ¿Qué buscas provocar en el espectador al explorar estos límites?
La línea o dibujo envuelve de manera exuberante al color que es supremo y existencial en el tema. Hay ritmos y armonías cromáticas, sin artificios ni oropeles, sino un sentimiento ardiente, inquietante que evoca la cristalización artística original, de una pintura llena de imaginación y expresión de sentimientos que trae una resonancia permanente de belleza, produciendo variaciones constantes y vivaces en la retina, danzando en las venas el esplendor luminoso de querer pintar con espontaneidad de libre pincelada, con este oficio lograr el entendimiento del espectador o contemplador que tenemos raíces profundas y que se han terminado los 500 años de suplicio, infligido por los invasores colonialistas. El pintor que es extraño o indiferente a los acontecimientos de su época limita su expresión plástica, es fría, infunde retroceso.
Tus personajes parecen arrastrar heridas del pasado y del presente. ¿Cómo eliges los temas que representas y qué papel juega lo autobiográfico en ellos?
Abordo el paisaje como un tema musical, como una orquesta salida de un bosque o un río, donde las variaciones de color resuenan en mis tímpanos y brotan de los latidos de mis ideas. La pintura es mi ardiente dedicación, creando una atmósfera vibrante de luz y color. Para mí el arte no puede ser intimista, tiene que provocar con amplias pinceladas donde vibre la luz y la libertad inmediata. En mis pinturas siempre hay empaste, materia, como relieve, le da un toque vigoroso, siempre en contraposición de luz y sombra.
Ever Arrascue, ¿crees que en el Perú se valora más lo estético que lo crítico?
Por ejemplo, una banana pegada en una pared con masking tape, tres lienzos pintados con un mismo color uniforme, enmarcado colgado en una pared, el urinario de Duchamp, o el derramar color como una mayonesa o kétchup sobre un lienzo tendido en el suelo; algo de ello es decorativo y desagradable. El pintor debe tener un amplio espíritu de creador, lo va adquiriendo en la fragua, en el transcurso de su caminar: oficio, técnica, cultura y conocimiento de intensa vivencia. El talento y el empeño configura un pintor sólido y no un idiota, me incomoda que un pintor sea petulante.
Información
Ever Arrascue (Cajamarca). Pintor. Egresado de la Escuela Nacional Superior Autónoma de bellas Artes. Su trabajo ha sido expuesto en Alemania, Suiza, Francia, México, Brasil, EE. UU., Italia, entre otros países.
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