Jorge Palma, escritor uruguayo: «El don supremo es dar sin esperar nada a cambio»
Sus poemas, a pesar de ser polvo y ceniza, van dedicados al creador, y está destinado a transitar por la ruta donde urge el mensaje de rescate de la humanidad.
Jorge Palma es poeta y periodista cultural. Figura en varias antologías nacionales y extranjeras. Iconoclasta. Amante del blues y del jazz tradicional. Autodidacta. Vinculado desde temprana edad a la creación, ha desarrollado trabajos en orfebrería, artesanía y restauración. Ha publicado, entre otros: Entre el viento y la sombra, El olvido, La vía láctea, Papeles invisibles a la luz de la luna. Accésit del IX Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador de España.
Su obra
Con su poemario ‘En el nombre del padre’ se hizo ganador del Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana 2023, cuyo premio le fue entregado en Salamanca (España), en el marco del XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos.
¡Felicitaciones, Jorge! Eres el feliz ganador del Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana. ¿Qué significa este premio para ti?
Antes que nada, una inmensa alegría. Un grandísimo honor. Y una enorme responsabilidad. Porque en este caso en particular, este concurso tiene en sus bases un abordaje sobre temas o libros específicos de la biblia. Cada libro presentado debía tener 'anclaje Bíblico'. Eso naturalmente no quiere decir una transposición de los libros originales o una copia disimulada de los mismos. Sino una lectura nueva, actual, a la sombra o a partir de los hechos o libros que contienen la Biblia. Decidir humanamente era casi imposible para mi. Lo dejé en manos de Dios.
'La gratitud debería ser la quinta virtud cardinal', lo afirmaste en Salamanca, en la ceremonia de premiación. Somos ingratos, ¿verdad?
Absolutamente ingratos. Y no solo con nosotros mismos. También con nuestro prójimo. Todos somos pecadores en alguna u otra medida. Entendiendo que 'pecar' es básicamente estar en falta. Hay faltas leves, 'veniales'. Y faltas (pecados) graves “mortales”. Todos nosotros nos creemos acreedores. Cuando en realidad somos todos deudores. Por eso es tan importante la gratitud. Ser agradecido. Damos por hecho que siempre debemos recibir (acreedores) cuando en realidad el don supremo es dar, sin esperar nada a cambio. Por eso siempre digo y no me canso de decirlo, que la “Gratitud” debería ser la quinta virtud cardinal. Porque son cuatro.
Escribir poesía bíblica, ¿es para súper dotados?
De ningún modo. Pero sí creo es una cuestión de fe. No necesariamente cristiana o católica o protestante. Alguien puede ser agnóstico e inclusive ateo y escribir una poesía basada en acontecimientos bíblicos. Naturalmente los resultados serán diferentes entre quienes profesamos un credo al que no.
Para los poetas es todo un reto escribir poesía bíblica, ¿también lo fue para ti?
Sí. Fue un reto muy grande. Principalmente porque este concurso en particular, debía cumplirse el estatuto de tener 'anclaje bíblico' y sin ser una recreación de los hechos debe estar presente, aunque lo contado transcurra en nuestros días, la base original.
Alfredo Pérez Alencart, el ilustre salamantino peruano, recomienda a los poetas leer la biblia. ¿Leíste la biblia antes de escribir tu poemario?
Sí. Por supuesto. Se crea o no. Se comulgue con la fe o no, allí está toda la historia del hombre, todos los temas, todas las aspiraciones, todas las tribulaciones y para nosotros, la historia de la salvación a través de la fe. No es un libro de historia. No es un libro de antropología. No es un libro de arqueología. Es un libro de fe. Los hechos relatados pueden ser cuestionados, puestos en duda, confrontarlos, pero hay algo que trasciende todo eso, y es el inmenso mensaje espiritual que encierra, todos los libros que la integran. Por solo ponerte un ejemplo, el tan 'temido' Libro del Apocalipsis, además de su significado que quiere decir 'revelación' termina bien. Porque finalmente luego de una gran tribulación, triunfa la luz.
En uno de tus poemas, escribes: 'En aquel sueño, ardían las manos de Dios', ¿lo sigues soñando así?
Como todo lo que escribo hace 40 años es inspirado. Por eso digo que yo escribo a cuatro manos. Esa frase, antes de empezar el poema “cayó entera de arriba”. Apareció sola. Como un acápite. Y de algún modo es así como lo siento. Que la creación (su creación) destruyéndose a sí misma, está haciendo “arder” las manos del creador, del mayor de los alfareros, el que nos moldeó, dio forma. Pero yo no lo sueño a Dios. Fue eso una forma de nombrar. Sí, lo siento. Yo siento al creador en mi. No creo en Dios. Lo siento. Que no es lo mismo.
¿Te sientes un mortal de “polvo y ceniza junto al río” o eres un insurrecto que desafía a los dolores del tiempo?
Es una pregunta muy muy interesante. Que me llevaría varias hojas para responder. Porque están comprendidos los dos conceptos. Por un lado, somos conscientes y más al llegar a determinada edad, que en definitiva somos “polvo y ceniza”. Junto a un río remite al espíritu de Dios sobrevolando las aguas. Pero también al río de la Plata, que baña las costas del lugar donde vivo. Y también y en cierto modo o en esencia, me siento un insurrecto, desde el punto de no poder aceptar o no aceptar la condición finita de nuestra existencia. Cuando teníamos 20 años escuchábamos a los mayores hablar que “estamos de paso”. Ahora a los 62 años como tengo hoy, es una certeza. Y eso produce un vértigo tremendo. Principalmente para quienes amamos la vida y que yo sepa nadie o casi nadie quiere irse de aquí. Escribir sobre estas cosas no nos otorga más tiempo ni una cuota excepcional de años agregados, pero al menos nos da la posibilidad, al menos literariamente, de protestar, aunque más no sea frente a un espejo.

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