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Los picantes secretos de una casa abandonada

Esta comedia habla de la amistad, la magia, el misterio y de la generosidad del verdadero amor.

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Los picantes secretos de una casa abandonada.
Fecha Publicación: 11/05/2023 - 04:56
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Un trío de amigos compuesto por Toña, Pepe y Flor transitan en auto por una jungla, durante una noche lluviosa llena de relámpagos, cuando su vehículo sufre un desperfecto y quedan atrapados en un lugar desolado. Corren a refugiarse en una mansión abandonada y se preparan a pasar la noche en medio de cuadros misteriosos y muebles cubiertos de polvo.

Toña (interpretada por Fiorella Rodríguez) es una joven extrovertida y desenfadada, que, en medio de la tragedia, se da tiempo para intercalar chistes sobre su triste situación, sin perder de vista a su amigo Pepe, el cual le atrae repentinamente en medio de ese páramo solitario. Flor (Caroll Chiara), en cambio, es una muchacha recatada y miedosa, en tanto que Pepe (André Moyo) es un chico muy serio y práctico, dispuesto a hacer lo que sea para que sus amigas pasen de la manera más cómoda posible esa noche, para ello, busca en las habitaciones aledañas al salón de la casa, sábanas y cuerdas con las cuales armar una carpa improvisada y también encuentra ropa seca.

Pero lo que ignora es que en esa mansión vivían dos hermanas que practicaban las artes mágicas y que eran las bisabuelas de Toña y Flor; ambas, hacía muchísimos años, se disputaron el amor de un apuesto noble español, el cual guarda un parecido asombroso con Pepe. Es así que los fantasmas de estas dos hermanas rivales hacen lo imposible por retenerlo, sin imaginar cuál iba a ser la sorpresiva reacción del joven.

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La obra se divide en tres partes: la llegada a la casa, donde destaca el personaje de Toña; aquí Fiorella Rodríguez brilla con luz propia, sacando a relucir su vena cómica. El director Paco Varela le permite improvisar durante los diálogos, por lo que Fiorella introduce líneas nuevas en cada función y el personaje cambia constantemente.

Toña tiene una bisabuela llamada María Antonieta (cuyo espíritu todavía habita en la mansión abandonada), que es una mujer refinada y con voz y gestos muy suaves y elegantes. Es así que acudimos a la transformación total de la actriz en unos segundos, pues Toña y María Antonieta son polos opuestos, y hasta su manera de caminar y de mirar cambia de una forma marcada.

En la segunda parte, resalta el personaje de Flor, que, de ser una muchacha tímida y dulce, pasa a ser Florencia, la bisabuela del personaje, una joven malvada y egoísta. Ya en la parte final de la obra es Pepe quien se revela como un personaje intuitivo e inteligente, que sabe hacer frente a situaciones imprevistas con valentía.

Fiorella Rodríguez se destaca por su naturalidad para actuar, usando un tono fresco de voz. Sus maestros en el arte de la improvisación fueron nada menos que Lola Vilar y Ricky Tosso, quienes la “escuelaban” cambiando los diálogos de una obra con frecuencia, así Fiorella debía salir del atolladero, recurriendo a sus herramientas de actuación. Todo lo antes descrito lo aplica hábilmente en Fantasmas, una obra llena de humor, sensualidad y misterio, que nos ofrece una alternativa distinta en la cartelera local.

¿Dónde se presentan?

Fantasmas se presenta en el teatro del Centro Cultural CAFAE-SE (Av. Arequipa 2985, San Isidro). Funciones de viernes a domingo a las 8 p. m., hasta el 30 de mayo. Entradas a la venta en el teatro, desde una hora antes del inicio de la obra.

Por Evelyn García Tirado

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