Miguel Ángel Zapata, poeta y académico: “Al escribir no pienso en el lenguaje, sino en una emoción”
“El poemario impreso no va a sucumbir”, señala uno de los gestores culturales más importantes del Perú.
Miguel Ángel Zapata, ¿por qué escribes poesía, y cómo describirías tu proceso creativo?
Escribo poesía porque ando perseguido por imágenes y visiones. Al escribir no pienso en el lenguaje, sino en una emoción que me destila el agua turbia de una gran piedra. El lenguaje y su voz secreta viene después de escrito el poema. Al revisar el poema me preocupa cómo está dicho. Uno se quiebra, pero en mi caso el lenguaje no se astilla. Siento algarabía o placer y no pienso en el cotorreo goloso de las palabras, o en los juegos verbales sin sentido. Busco un equilibrio más certero que una flecha descontrolada sin remedio. El equilibro de sonido y sentido es la sonata perfecta en el poema.
¿Cuál es tu concepto de la poesía neobarroca, y qué poetas destacarías?
Hay juegos que producen placer y esos juegos me fascinan. Hay poetas barrocos que han sentado una pista fascinante para la poesía de estos tiempos. En esa planicie están Góngora, Quevedo, y John Milton. También debo reconocer la contribución de la música barroca de Bach, Handel o Vivaldi en el devenir de mi propia poesía. De los llamados poetas neobarrocos he leído con mucho interés los poemas de Martín Adán, Carlos Germán Belli, Néstor Perlongher, y Coral Bracho. Ciertamente, hay poetas neobarrocos para todos los gustos. Estos son los míos. Hay algunos que por “jugar” demasiado con el lenguaje acaban diciendo nada de nada. Aunque pudiera sonar a algo superficial, a mí me interesa la claridad espesa del poema. La espesura existe profundamente en la transparencia de la poesía, y esto no es muestra de debilidad sino de sabiduría.
Miguel Ángel Zapata, ¿cuál es tu concepto de la poesía del lenguaje, y que poetas subrayarías?
Todo poeta que experimenta es un poeta del lenguaje. Esta denominación está desfasada y no ocupa un espacio relevante en la poesía en lengua española actual, a mi modo personal de ver.
Siempre hay poetas que son grandes imitadores de corrientes literarias que provienen de los Estados Unidos, y que precisamente es de donde viene esta denominación de “poetas del lenguaje”. Pues bien, de esa corriente he leído con admiración los poemas de Gertrude Stein y Louis Zukofsky. Seguramente habrá otros que desconozco. Si nos ponemos en ese plano, para nosotros los peruanos, el mejor poeta del lenguaje sería César Vallejo, aun cuando no se le podría limitar exclusivamente a ese contexto. Él fue quien experimentó hasta el hartazgo con el lenguaje en “Trilce”, pero siempre con un tono lleno de humanidad, lo cual lo diferencia de sus “imitadores”. César Vallejo, en medio de la aparente dificultad de su discurso, con “Trilce” llega directo al corazón. Sabemos que contra viento y marea el gran poema contiene una belleza que nos paraliza, una emoción que nos hace dudar. Claro está, la belleza y su efecto de estremecimiento la produce el sonido y el sentido del poema. No es necesario perderse en un bosque sin salida: la literatura, la poesía debe estar cargada de sentido, como pedía Pound, pero también de una compleja claridad. Entre la ceguera y la luz “Trilce” es la línea mortal del equilibrio. Hay una necesidad de desnivelar la comunicación, al mismo tiempo que la alcanza y la materializa. La poesía después de todo es un silencio que no reclama ninguna resolución. César Vallejo escribió desde el corazón con un lenguaje del tamaño de una montaña. Pocos poetas nos conmueven. Vallejo es oscuro y conmueve. Vallejo es un bosque claro y conmueve. En suma, me interesan los poemas que me conmueven, más allá de la aparente complejidad que muestran, o una aparente ridícula dificultad.
Recientemente se han publicado dos antologías de tu poesía. “Abrir el poema de corazón oscuro 1999-2024”, y “Una manija para abrir el poema de corazón oscuro 1999-2024”, en coedición, por el Circulo de Poesía y la Fundación Iberoamericana para las Artes, en México y Perú. Además, está por aparecer “Poemas selectos”, en Editorial Pre-Textos, en España. ¿Cómo has elaborado estas muestras?
Pienso que las muestras o antologías son necesarias ya que uno desarrolla al máximo un nivel de rigurosidad crítica con relación a su propia poesía. El poeta va escogiendo lo que le parece “lo mejor” dentro de todos los poemas malos que hemos escrito. Y uno se da cuenta que la poesía es el género más tortuoso, hermoso, y difícil de la literatura. Al releer tu propia obra te das cuenta que no vales nada, y que debes seguir escribiendo para mejorar en algo tus rotundas fallas.
Finalmente, diriges Códice-Revista de Poesía, que ha llegado a su número 5, en edición impresa, y no electrónica. ¿Por qué persistes en ser un homo typographicus, en habitar la galaxia Gutenberg?
El papel impreso no va a sucumbir y va a sobrevivir a la era virtual. Sentir el papel, el lomo del libro, ese olor especial de la entre página no tiene comparación con ninguna imagen fatua o superficial de una red social y sus retumbantes influencers.
Información
Miguel Ángel Zapata es poeta y ensayista peruano. Entre su obra poética destaca “El florero amenaza con hablar”, “Los muslos sobre la grama. Poemas en prosa”, “La iguana de Casandra. Poesía selecta 1983-202”, y “Una manija para abrir el poema de corazón oscuro”. El 2023, obtuvo el Premio Enrique Anderson Imbert de Literatura, otorgado por la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
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