ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Relatos: El Sarmiento de Ayacucho

Destacado intelectual cuenta cómo la vida puede resumirse en un acto o una palabra.

Imagen
Relatos: El Sarmiento de Ayacucho.
Fecha Publicación: 09/02/2023 - 22:20
Escucha esta nota

Cuando el motivo me roba una lágrima, una sonrisa, o me hace estremecer, me da por escribir. Desde un viejo teclado intento dejar constancia de las experiencias significativas que vienen envueltas en magia y misterio, narradas por artistas que plasman, a través de sus obras, su esencia de vida. Esa esencia que es capaz de transmitir sentimientos, imágenes, situaciones, y te invitan a apreciar otros cielos, a percibir el sabor a tierra mojada, a pampa, a quinua, a café tostado, a caminar por calles empedradas entre rosedales y flores del monte. También, a advertir el olor de la realidad, echar una segunda mirada más allá del paisaje, y ubicar por consecuencia la exigencia y el compromiso encerrados en la obra de un poeta y compositor: la tierra donde naciste, las palabras mamá y papá, el dilema social.

Así las lecturas, me he transportado a Lucanas, una de las once provincias de Ayacucho, departamento de los Andes peruanos, situado a 576 kilómetros de Lima, uno de los principales productores de papa, quinua, cebada, olluco, trigo, palta y café, cuyas fundamentales actividades económicas son la minería, la manufactura, la agricultura y la artesanía, a través de la obra del educador Sixto Sarmiento Chipana, autor de los poemarios El desaparecido (1986) que se centra en el amor juvenil, Cantos del silencio (2016) y Lágrimas sin sombras (2016) cuyas temáticas son netamente románticas, o quizás su libro más sublime Sindulia, el verbo (2017) que es el homenaje a la madre en el retrato de la mujer: “Mujer ya no eres de ayer… eres flor que no cabe en ramilletes fingidos, eres sudor que sepulta sumisas fragancias… ”.

El poeta y compositor, como buen lector de las realidades, no es ajeno a su entorno ni a la constante búsqueda de un país posible para todos, por ello nos invita a soñar despiertos, a ser holísticos, a unir y no dividir. Desde su libro En voz alta (2017), Sarmiento Chipana toca temas sociales y en Diario de un indigente (2020) fija su mirada en el otro, en el peruano invisible para el Estado y la sociedad, poniendo en relieve la exclusión social. Un libro conmovedor que invita a la reflexión: “Yo caminé por estas calles, presuroso muy de madrugada… y caminé sintiéndome entre los vagabundos uno más de ellos, con quienes compartía las mismas heridas…”.

MÁS INFORMACIÓN: Más de 6 mil libros para Lima Norte

Es el hombre quien se encarga de crear el halo que lo acompañará a lo largo de su existencia. La vida puede resumirse a un acto, a un juego de palabras dirigidas por nuestros sentimientos, que recorren nuestra sangre y cual rompecabezas vamos armando, mientras los recuerdos nos arañan la piel, ahogamos las penas, guardamos silencio o avivamos el fuego de la soledad estampado en los ojos de aquel que alguna vez fue el niño que intentaba soterrar la incertidumbre con la mirada puesta en el más limpio de los cielos; como las notas musicales que nos dicta el alma con un lamento inconfundible o una alegría sin par, o tanto más la tierra que nos vio nacer, y se perfilan en hermosas canciones: Mi Cartita, Corazón Redondo. La vida, Sixto, es esa pelota de trapo con la que jugabas de niño con tu padre y continúas dibujando y pintando, adornándola de valores, honrando su nombre, honrando tu nombre.

El apellido, Sarmiento, evoca la importancia del vástago en la vid para la producción de vinos excepcionales, que sin una oportuna poda no proporciona buenos racimos. El legado artístico es esa poda catártica-testimonial por la que brotan sus obras. El legado humano es ese eco que se esparce desde Lucanas en los racimos de la virtud, de su capacidad para unir el arte con la ingeniería, del juego limpio comprometido con la realidad social que tiene el rigor de cumplir y hacer cumplir todo hijo predilecto, del hombre de familia y profesional en la más noble de las profesiones, como la de ser un Educador, porque del éxito de ese ministerio se verán los frutos en el futuro de la niñez y la juventud como ciudadanos de este planeta.

Estos racimos brotan aún en épocas de sequía, sumándose a los llamados de un pueblo, a los llamados de una humanidad consciente del cambio climático, para que caiga la lluvia que volverá a hacernos florecer junto a la madre Tierra, y que además harán que se hable de Ayacucho -si la metáfora lo permite- como el primer productor de vinos Grand Cru, de la bodega Sarmiento Chipana, con aromas propios de la región para el mundo: El desaparecido, Cantos del silencio, Lágrimas sin sombras, Sindulia, el verbo, En voz alta, Diario de un indigente, Mi Columna vertebral, Mi cartita, Corazón Redondo son aquellas exquisitas botellas a las que estamos a un Quercus suber de saborear y tomar conciencia. (Por Verónica Chú Saavedra)

SEGUIR LEYENDO:

Jorge Arce: un embajador de nuestro arte cultural en el mundo

Huánuco: documento colonial es ahora patrimonio cultural

Ministerio de Cultura rechaza expresiones de Lizarzaburu sobre la wiphala

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitterInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.

MAS INFORMACION EN: