Rinden homenaje al destacado literato Omar Aramayo
Dedica todas sus energías a la literatura. Se desvela toda su vida en defensa del Lago Titicaca y es incansable en la denuncia de su contaminación y vulneración.
Por Sixto Sarmiento.
Un café es el cómplice perfecto para detener las horas. La mañana, felizmente, conspira a mi favor, esconde las preocupaciones y concede todas las benevolencias para que esta charla, esta clase maestra sea una que la memoria conserva intacta. Conversar con el maestro Omar Aramayo te nutre de sabiduría y es de por vida. “Mira, hermanito” – dice-, “solamente el arte puede darle sentido a la historia, significado, e imaginería. Sin el arte la historia sería un desierto difícil de transitar”. Su voz poética se eleva como si del Lago Titicaca emergiera un remolino de colores y en el horizonte se hermanara con el arcoíris. Es día para agradecer a la pachamama y la hoja de coca nos ha sonreído con las buenas nuevas. El poeta toma un lapicero de tinta y busca un espacio para pintar una dedicatoria: “Para mi hermano poeta Sixto Sarmiento, el corazón de la mañana y la sangre de este libro”. Nos hermanamos en un abrazo y me entrega su novela Los Túpac Amaru, catalogada con acierto como la novela del Bicentenario.
Muchos le han dedicado y le seguirán dedicando elogios merecidos para todas sus obras. Aquí un apretado resumen de algunas voces que retratan a Omar Aramayo y muestran las hebras del inacabable roble que en silencio se erige floreciente y está entre nosotros.
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Miguel Ángel Huamán, refiriéndose a su obra narrativa: “El sarcasmo y la ironía constituyen la lógica del individuo sometido a la trasformación verbal en la obra narrativa de Aramayo”.
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