Roger Santiváñez publica 'Entre el paraíso y el infierno' [ENTREVISTA]
Uno de los primeros pasos de este emblemático escritor en el universo de la poesía fue el libro 'Entre el paraíso y el Infierno', ganador de los Juegos Flores de la Universidad de Piura en 1973 y que, hasta ahora, había permanecido inédito.
El poeta Roger Santiváñez cuenta cómo fueron sus inicios y qué lo animó a hacer pública su obra 'Entre el paraíso y el infierno'.
¿Cómo surgió la idea de finalmente publicar este libro?
Yo era muy jovencito, tenía 17 años cuando escribí esos poemas. Acababa de entrar a la Universidad de Piura, en la ciudad de Piura, donde yo nací. Presenté ese libro al concurso de poesía, los juegos florales y gané. Después, me fui a Lima, para estudiar literatura en San Marcos y empecé a escribir otras cosas y frecuentar nuevos poetas. Así, este libro se quedó guardado 50 años hasta que hace un año, conversando con el poeta José Carlos Yrigoyen, dimos en hablar de este libro y a José Carlos le interesó, lo leyó y decidió publicarlo.
En el prólogo mencionas que, en estos inicios en la poesía, escribir tenía en ti un impacto tranquilizador, te calmaba ciertas angustias. ¿Cómo me puedes explicar esa idea y cómo se manifiesta en el libro?
Dos años antes de eso, es decir, el año 71, cuando tenía 15 años, estaba en el colegio de los jesuitas en Piura y estaba en plena crisis adolescente. Me preguntaba para qué estoy acá, por qué vivo, por qué existo, qué sentido tiene mi vida... Estaba muy angustiado con esto porque no encontraba ninguna respuesta. No sé cómo, ni por qué, un día comencé a escribir algo en un bloc de apuntes, escribí algo que yo llamé un poema, aún cuando no tenía ninguna idea de la poesía en ese momento. Pero, entonces, me sentí muy calmado… Después de escribir me sentí relajado, reconciliado conmigo mismo, se me quitó la angustia y entonces, en ese instante, decidí ser poeta.
Digamos que la crisis existencial de la adolescencia se supera en el sentido en que uno elige un camino en la vida y lo saca adelante, pero , finalmente, ¿esa angustia existencial es algo que se supera o es algo con lo que uno aprende a vivir?
Es algo con lo que uno aprende a vivir. Cuando tenía 20 años y estaba en San Marcos, era alumno de Antonio Cisneros y conversábamos de estas cosas. Un día, me dijo algo que me ayudó mucho, me dijo “Tienes que acostumbrarte a vivir con eso”, y además me dijo “... Y esa angustia no te va a matar”. Eso fue una gran luz para mí, siempre se lo agradecí y fueron dos frases que hasta ahora guían mi vida.
En el título del libro se hace mención a elementos de la cosmovisión católica: el paraíso, el infierno. ¿Se trata de una búsqueda tuya por comprender el mundo y por ubicarte a ti dentro de él?
Sí, sin duda. En esos momentos, saliendo del colegio, un colegio religioso, de formación jesuítica, yo arrastraba, hasta ese momento, una formación católica muy fuerte, muy rigurosa. Pero, también, en la adolescencia, cuando salía del colegio, comencé a dudar de estas creencias, de mi fe. Había momentos en los que intentaba creer, quería ser fiel a lo que había creído, pero en otros momentos sentía que ya no podía creer porque había muchas evidencias que me mostraban que eso no era tal. Estaba en muchas dudas, por eso, estaba entre el paraíso y el infierno.

Dios es un estado mental
¿Qué relación ves entre la poesía y la idea de origen, de una verdad más allá del hombre, de lo material?
Actualmente, me adhiero a un planteamiento que es el de un gran poeta norteamericano que me gusta mucho, que leo y releo mucho, que es Ezra Pound. Él tiene una famosa frase, un apotegma, que dice “Dios es un estado mental”. Yo me adhiero a esa posición y me sirve mucho, porque me siento bien como poeta, teniendo esa creencia, de que Dios es un estado mental.
Lo uso en mi cabeza, como un estado mental o conceptual, si se quiere y no me preocupo más, la verdad. Uno no puede estar seguro de que realmente puede estar seguro de que Dios existe y tampoco de que no existe. Ese origen que tú dices, para mí es un gran misterio. Así lo entiendo y así lo manejo en poesía, pero para mi vida cotidiana, esta idea de que Dios es un estado mental, me ayuda mucho a sostenerme en la vida y a continuar.
Piura es una referencia
¿Qué significó para ti y la escritura de este libro la ciudad de Piura?
Piura es una referencia muy grande en toda mi obra. Soy piurano, nací en Piura, crecí ahí, es una ciudad que siempre he amado mucho. Pero, también, era un mundo que me angustiaba porque era una ciudad muy pequeña y entonces, en el medio en el que yo me movía, todo el mundo tenía que ver con todo, como dicen pueblo chico, infierno grande.
Era una presión social grande, también, en muchos momentos y eso me angustiaba mucho. Por eso, me fui de Piura, me fui a Lima y cuando llegué a Lima, me sentí liberado, totalmente libre, porque Lima era un monstruo, en comparación con Piura. También ayudó que yo fuera a San Marcos, eso fue una tremenda liberación.
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