Cecilia Abensur Pinasco considera que el deporte es un acto de amor que da la capacidad de trascender límites
La versatilidad deportiva le enseñó a comprender la interdependencia entre cuerpo, mente y espíritu. Además, es atleta calificada y profesora de la UNMSM.
La deportista calificada de la Selección Peruana de Atletismo e intelectual, Cecilia Abensur Pinasco, considera que el deporte es un acto de amor hacia uno mismo y hacia el mundo que nos rodea.
“He aprendido que no existe verdadera evolución sin adversidad. La clave para no perderse en los caminos de la vida es la autenticidad: permanecer fiel a uno mismo, a nuestros principios y vocación. En mi caso, el deporte me enseñó a superar mis propios límites, y la academia me ofreció un espacio para consolidar mis conocimientos y transmitirlos”, refiere.
Tu carrera, y tu entrega, en el deporte son excepcionales. Incluso, has logrado destacar en múltiples disciplinas. ¿Cómo influye el espíritu deportivo y la versatilidad deportiva, en tu personalidad, y en tu labor como profesora universitaria?
El deporte, en su más profunda esencia, es una manifestación de la capacidad humana para trascender límites, y mi recorrido en diversas disciplinas ha sido un camino de autodescubrimiento y resiliencia. La versatilidad deportiva me enseñó a comprender la interdependencia entre cuerpo, mente y espíritu, y a ver cada desafío como una oportunidad de crecimiento. Esta perspectiva, que adquirí desde los primeros lanzamientos hasta mis experiencias en las montañas, la aplico en mi labor académica y docente. Como profesora, fomento en mis estudiantes la capacidad de superar obstáculos, de aprender a aprender y de adoptar una mentalidad de perseverancia. He llegado a entender que, como en el deporte, el verdadero conocimiento no proviene solo de la acumulación de información, sino del proceso continuo de la autocrítica y la superación personal.
También te has dedicado a la administración del deporte, sobre todo en el ámbito universitario. Descríbenos tu experiencia al llevar a un equipo de fútbol universitario al campeonato mundial en Kazán, Rusia.
La experiencia en Kazán, Rusia, fue un ejercicio profundo de liderazgo colectivo, donde la verdadera victoria no se mide solo por el trofeo, sino por la capacidad de guiar a un grupo de jóvenes que en muchos casos ni siquiera habían salido de Lima ahora esta experiencia en los que lograron ser profesionales les da un plus hegemónico en su profesión y sobre todo que el propósito de esta actividad fue un propósito común y trascendente. La labor como directora universitaria me permitió comprender la importancia de la sinergia entre los aspectos académicos y deportivos. El liderazgo no es solo dar direcciones, sino inspirar confianza y elevar a otros. La combinación de mi pasión por el deporte y mi compromiso académico radica en la idea de que ambas disciplinas, aunque distintas, se nutren mutuamente: el deporte requiere disciplina, enfoque y trabajo en equipo, cualidades que son igualmente esenciales en el ámbito académico. Ambos campos, cuando se desarrollan en armonía, conducen a la formación integral del ser humano.
Tú señalas que tu familia, en especial tus padres, son tu fuente de inspiración, de principios, de valores. ¿Cómo transmites esos principios, esos valores, a tus alumnos, y, por supuesto, a tu hijo y a tu nieta?
Mis padres fueron los arquitectos de mis principios, enseñándome que el verdadero éxito radica no en la gloria externa, sino en la integridad interna. Transmitir estos valores a mi hijo y mi nieta y a mis alumnos es un compromiso que trasciende las palabras, pues el ejemplo y la acción son los vehículos más poderosos para formar el carácter. Como académica, busco inspirar en mis estudiantes la importancia de la ética, la perseverancia y la empatía, valores que son pilares de la vida familiar y profesional. La fe en Dios y en la Virgen María no es un simple acto de devoción, sino un principio guía que ilumina mi camino y me otorga la fortaleza para enfrentar las adversidades. La fe me enseña que todo lo que hacemos debe ser un reflejo de amor, servicio y justicia, y esas enseñanzas se integran en mi vida personal y profesional como catedrática, buscando siempre servir como un modelo de equilibrio y compasión.
Podríamos decir que, de alguna forma, te has reinventado, de atleta a docente universitaria. ¿Qué lecciones has obtenido de los momentos difíciles y de tus logros en el deporte?
Los momentos difíciles son los que, paradójicamente, nos permiten comprender mejor nuestra naturaleza. He aprendido que no existe verdadera evolución sin adversidad, y cada desafío es una oportunidad para renacer o, como dice tu pregunta, para reinventarme.
La vida es un equilibrio
Para aquellos que buscan integrar sus pasiones aconseja que comprendan que la vida es un equilibrio entre lo que nos apasiona, lo que debemos hacer y lo que amamos. El balance no se logra con sacrificios, sino con una visión clara de que cada aspecto de la vida tiene su valor intrínseco y que cada paso dado debe alinearse con nuestra esencia más profunda. La búsqueda del equilibrio es, al final, un acto de amor hacia uno mismo y hacia el mundo que nos rodea.
Un poco más de Cecilia Abensur Pinasco
Cecilia Abensur Pinasco es licenciada en Educación Física, magister en Ciencias del Deporte y doctora en Ciencias de la Educación.
Actualmente, es profesora asociada de Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y Directora del Centro Preuniversitario de dicha universidad. El deporte le enseñó a superar sus propios límites, y la academia le ofreció un espacio para consolidar conocimientos y transmitirlos.
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