Abel Salinas: “Ejecutivo debe apoyarse en el sector privado”
Si la ciudadanía, la prensa y las instituciones del Estado se unen contra el Covid-19, ¿por qué no las clínicas y laboratorios particulares?.
¿Cuál es su entendimiento del panorama actual?
En líneas generales, estamos enfrentando un momento en el Perú de esta pandemia frente a la cual no estamos preparados. Tal como había advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando empezó la propagación se tenía que contar con un plan de control. Llegó febrero y la OMS exigió que los países activen sus planes, especialmente aquellos sobre los que manifestó su especial preocupación: países con sistemas de salud endebles, como el Perú.
-Perú llegó un poco tarde con un plan, pero, ¿se puede decir que realmente preparamos algo para la llegada del coronavirus?
Sí. Yo creo que sí se preparó. Lo que hubo fue un poco de demora, a mi parecer, en la implementación. Y no solo eso. Al principio, a insistencia de muchas personas se dio un presupuesto de tres millones y pico de soles que, en líneas generales, para todo lo que se iba a hacer, era algo insignificante. Y a los días, la ministra de Salud de ese momento dijo que se podría disponer de un monto mayor. Esto nos hace sospechar que la magnitud de esta pandemia, al principio, no fue muy bien calculada y tuvimos algunas demoras.
-Nos demoramos en cerrar las fronteras…
Tan es así que el bloqueo en los aeropuertos no ocurrió y era ahí donde se tenían que detectar los casos sospechosos en forma mucho más activa y no aleatoria. De hecho, el primer caso se detectó a una persona que formaba parte de una aerolínea. Quiero decir que esta primera fase no la pudimos enfrentar detectando rápidamente los casos. Lo ideal era detectar a los sospechosos, para aislarlos, hacerles seguimiento y someterlos a una cuarentena. Durante la primera etapa estuvimos, tal vez, pensando que no llegaría al Perú.
-¿Pecamos acaso de mucha confianza, de soberbia, de incredulidad?
Seguramente, pecamos de un exceso de confianza y probablemente a quienes les tocó hacer la lectura de lo que estaba ocurriendo en el mundo no fueron suficientemente acuciosos. Se pensó quizás que no llegaría al Perú y que tendría otros destinos. No tuvimos la visión en ese momento de lo que podría pasar porque, desde el primer instante, debimos prepararnos no solo en el bloqueo, sino en el control de llegadas al aeropuerto. Hubiera sido, quizás, distinto si se hiciera una declaración jurada a bordo del avión con una autoridad sanitaria al costado. Todos los casos hubieran sido mapeados. Hubiera sido distinto si, en vez de centralizarlo todo, se hubiera coordinado desde un principio con las autoridades locales, que son cercanas al vecino. El vecino, incluido en Lima, está más identificado con el alcalde de su distrito y los municipios conocen de manera suburbana cuál es la situación de sus vecinos. Pudimos haber implementado desde el primer día una vigilancia más efectiva si lo hubiéramos coordinado con los alcaldes, a fin de tener cuidado con las personas que presenten síntomas.
-El Presidente ha exigido a los especialistas ser más responsables y ha manifestado su extrañeza de que algunos estén criticando las medidas del Gobierno. ¿Su objetivo es obstruir la labor del Ejecutivo o aportar ideas?
Sí, desde luego que todas las opiniones, en el caso mío, han ido orientadas a proporcionar algunas ideas diferentes, por ejemplo -y esto lo menciono como recuento- cuando se hablaba contra la lucha contra la anemia, se estableció un plan de hacer un circuito en los establecimientos de salud que pasaba por varias instancias, provocando una falla en el sistema de salud y perjudicando finalmente al niño. Yo lo que dije fue hacer un control fuera del sistema de salud y coordinar con los gobiernos locales, es decir, darle la potestad a los alcaldes para que ellos mismos vigilen y detecten casos. Al final, fueron los municipios y no el gobierno central el que ayudó a reducir el porcentaje de anemia.
-¿Qué conexión tiene lo que menciona con la coyuntura actual?
A lo que voy a es que en el caso de la pandemia actual, cuando se dijo que había que habilitar cinco o seis hospitales, yo dije que en ese momento debíamos equipar el hospital de Ate porque estaba nuevo y, dicho y hecho, me hicieron caso. Uno hace propuestas positivas para una mejor labor. No estamos criticando por criticar.
-A criterio suyo, ¿está el Minsa preparado para enfrentar y, finalmente, derrotar al coronavirus?
No estamos en el mejor momento y no hablamos de la responsabilidad del gobierno actual, sino de una cuestión que viene de hace años. Quienes nos dedicamos a la salud creemos, por ejemplo, que el periodo del gobierno del presidente Humala, en salud, lo entienden como los cinco años perdidos y mucho me parece que en estos cinco años últimos del gobierno Pedro Pablo Kuczynski y, ahora de Vizcarra, creo que correrá la misma suerte. Basta ver cómo estaban los servicios en el 2019: la gente siempre termina haciendo colas, no hay medicamentos suficientes, las atenciones nunca llegan.
-Podríamos entonces decir que el sector Salud es como un barco que se hunde pero que sus tripulantes hacen todo por botar el agua sin buscar el agujero por donde entra…
Tenemos múltiples formas de decir que no estamos lo suficientemente bien. Realmente, este año debería llamarse el año del sinceramiento en salud para poner las cartas sobre la mesa y poner un plan de aquí en adelante para convertir en sostenible el sector salud y revertir la situación. Ojo, no es una situación caótica pero por ratos se ve al borde del colapso. Ya estamos en el último periodo gubernamental y han pasado por el sector siete ministros de salud, lo cual refuerza la insostenibilidad del sistema de salud.
-Y no solo hay un problema de institución, sino también comunicacional. ¿Por qué tenemos que escuchar a un presidente hablar claro y a un ministro que se enreda son sus propias declaraciones?
Aquí hay una crisis también de la comunicación. La comunicación de riesgo obliga a tener una comunicación certera, oportuna, veraz, para el público en general, que indique cómo podemos prevenir enfermarnos. Por el contrario, cada declaración ha causado temores. Es cierto, fue poco afortunada la mención del ministro Zamora cuando dijo que tarde o temprano todos nos íbamos a enfermar, lo que ocasionó que mucha gente salga a comprar a los supermercados y suscitando paranoia en algunas personas. Había un error de conocimiento grave y además de información. Igualmente, en conferencia de prensa, cuando se habla de las pruebas y a él le dan la palabra para que lo explique, dice que las pruebas rápidas cuestan 16 soles y las otras cuestan 200 soles. ¿Qué nos está queriendo decir, que un ciudadano vale 16 soles y otro, 200? Eso es algo que no estuvo bien dicho y, en todo caso, no era el momento de decirlo.
-¿Quiso decir realmente que nos vamos a contagiar todos o buscaba asustar para que la gente cumpla con el aislamiento?
Sospecho que lo que quiso decir Zamora es que muchos nos íbamos a contagiar y no nos íbamos a dar cuenta.
-¿Qué tan conveniente era cambiar de ministro en pleno estado de emergencia?
Habitualmente, uno espera pasar una crisis o un tema como estos antes de cambiar de ministro. Sin embargo, tampoco es que los ministros pueden aferrarse a los cargos. A mí me parecería que cuando un ministro siente que ya no va a ser tan útil o ha cometido un error político, tiene que dar un paso al costado. Desconozco las razones del cambio, ella tampoco se manifestó ni se apersonó a la juramentación de su sucesor.
-Dejando de lado este aspecto político, quería preguntarle respecto de qué tan preparados estamos en los hospitales. ¿Contamos con tecnología suficiente?
Entiendo que el plan comienza por el hospital de Ate, hay equipamiento todavía parcial y el recurso humano es importante, por lo que no estoy seguro si ya está todo el equipo humano listo en Ate.
-¿Bastan estas medidas o podemos hacer algo más?
Aquí me permito recomendar que, ante estas circunstancias, ante la evidencia de que los servicios de salud pública no están del todo listos y demorará equiparlos porque sabemos cómo es el sistema burocrático, hay que echar mano de la cooperación y colaboración del sector privado. Una de las cosas que propongo es aprovechar que hay hospitales con áreas vacías o no operativas que podemos implementar para que sean equipados por el sector privado y que ellos los acondicionen con los equipos que se requieran y con el recurso humano. Es posible que el sector privado lo pueda hacer realidad en vez de esperar que el sector público lo concrete. Mediante un convenio con algunas clínicas particulares podríamos llevar a cabo esta implementación y que podría ponerse en marcha de esta a la próxima semana. Hay ambientes, por ejemplo, del Hospital de la Policía, que se encuentran libres para su utilización en el marco de esta situación.
-¿Es factible involucrar al sector privado en áreas o ambientes que son propios del sector público?
Sí. Es más, el Gobierno podría disponer también que las universidades públicas y privadas, así como también laboratorios públicos y privados, colaboren en el aspecto laboratorial. Podríamos lograr hacer pruebas 5 o 10 veces más rápidas de lo que hacemos ahora. Aquí, lo que tiene que hacer el Gobierno es abrir las puertas: al Instituto Nacional de Salud (INS), decir que certifique quiénes lo pueden hacer. Este es un tema que habla de la necesidad de que los servicios de salud, en la parte laboratorial, se abra más. Que se hagan los convenios que se tengan que hacer, las clínicas no van a decir que no.
-¿Abrir la exclusividad del manejo de pruebas o tratamientos a otras instituciones que no son del Estado podría permitir fallas que podrían escaparse de las manos?
El INS no necesariamente tiene que hacer las pruebas. Lo que le competería es validar los estándares de procedimiento de una universidad o de un laboratorio. En este momento hay instituciones preparadas que no creo digan “no” ante la situación, tales como la U. San Marcos, la Católica, la U. San Martín de Porres. Son lugares que tienen equipos y a los que el INS puede certificar si cumplen con la tecnología y procedimientos necesarios.
-¿No se corre ningún riesgo en el proceso de elaboración de pruebas?
Correr la prueba, a ciencia cierta, no es nada del otro mundo: el cuidado que se tiene que tener es al momento del hisopado, pero una vez que se toma la muestra, corre en una máquina sin mayor problema. No hay margen de error. El margen de error solo podría ser en el hisopado. Tiene que ser lo suficientemente bien hecho para que la muestra sea idónea.
-Ud. se ha referido a la Villa Panamericana como lugares de aislamiento y no como hospitales. ¿Cómo y por qué no pueden ser consideradas como hospitales?
Es casi un imposible material. Yo no puedo convertir mi casa en un hospital, así sea pequeño. Fíjese que hay estándares de calidad que tienen que ver hasta en la forma de cómo está colocado el material en el piso, el tipo de curvatura de los ambientes, dónde tienen que estar los tomacorrientes, cuánta energía podrían soportar, cómo están los lavatorios, como están los sistemas de agua, cómo manejamos los residuos, las excretas, etc. Hay toda una exigencia, hay una complejidad muy grande cuando se tiene que construir un hospital que requiere estándares de calidad que no se pueden establecer en días. A mí me pareció buena la idea como zona de aislamiento de sintomáticos leves a quienes queremos aislar.
-Es que, en la práctica, es eso. Quizás usó el nombre de “hospital” para generar confianza y evitar el susto…
Repito, yo saludé la idea. Creo que el término es erróneo. No podemos validar que se le llame “hospital” a la Villa Panamericana porque crearía alguna expectativa que no va a ser satisfecha en el sentido de que podrían terminar recibiendo una cantidad de personas que buscan atención y, en realidad, ahí no van a poder ser ahí atendidos. Me parece que, contagiados por el entusiasmo de que China construyó un hospital en pocos días, anunciaron lo de la Villa Panamericana. Pero, parece que ya se corrigió y han evitado usar el apelativo de hospital.
“No queda más que detener la compra”, dijo usted en Willax respecto de las pruebas rápidas; sin embargo, parece que el Ejecutivo se mantendrá en sus trece. ¿Ratifica usted que no debieron adquirirse?
En líneas generales, me parece que el número de pruebas serológicas, mal llamadas “pruebas rápidas”, es alto para lo que se necesita en el Perú en este momento. La mayoría se usarán después. Tendríamos que haber priorizado las pruebas moleculares, pero también tenemos que acelerar que los procedimientos sean rápidos, como expuse anteriormente.
-¿Sobrerreaccionó el Ejecutivo cuando se criticó la compra de pruebas rápidas?
Me sorprendió la hiperatención de las autoridades respecto de un tema tan sencillo que, finalmente, el Presidente y el propio ministro dijeron que son pruebas complementarias de prevalencia, es decir, servirán para ver cuando se infectó cuántos tuvieron la enfermedad y servirá para los tratamientos. Para decir un ejemplo: Perú tiene muchos casos de dengue y la vacuna tiene que colocarse en quien ya ha tenido el virus, a fin de que en un futuro no le afecte. Entonces, cuando se coloca la vacuna se debe colocar en las poblaciones donde el virus circula y las personas que ya lo han enfrentado. Se coloca la vacuna y ya no hacen enfermedad. Pero si se pone a una persona que no ha hecho enfermedad, podría enfrentarlo peor cuando realmente la tenga.
-¿Por qué este virus es tan poderoso?
Este tipo de coronavirus pertenece a esta familia que clásicamente ha sido benigna; sin embargo, ha venido mutando en el tiempo. El virus, podemos decirlo así, han ido cambiando –no sabemos si nosotros tenemos algo que ver con los cambios en los ecosistemas- y eso hemos visto con el SARS, MERS, etc.
-¿Por qué Italia y España han colapsado frente al coronavirus?
Yo creo que Italia y España tuvieron un exceso de confianza y pensaron que el virus no los iba a afectar, y entonces, las medidas de control fueron bastante tardías.
-Ventiladores mecánicos: qué significa que hay 13 pacientes conectados a ellos, ¿eso sirve?
El que tengan ventilación mecánica significa que la agresividad del virus ha desencadenado una respuesta masiva del organismo porque lo que ocurre cuando el virus ingresa en algunas personas, responde agresivamente con todas las defensas, debilitándolos. Los que entran a ventilación mecánica son posiblemente los que estén en estado crítico.
¿Quince días más de cuarentena serán suficientes?
Necesitamos ubicar que la curva de ascenso vaya aplanándose hasta que lleguemos a un momento en el que el número sea tan bajo como para tener cierta seguridad y dedicarnos únicamente al seguimiento. Por ello es que necesitamos que las pruebas moleculares sean más rápidas. No podemos invertir hasta 48 horas para conocer el resultado de una prueba. Conforme vayamos encontrando que un paciente da negativo ya podríamos reinsertarlo.
-Se requiere, a la par, una agresiva campaña comunicacional para promover hábitos de higiene...
Se podría empezar una campaña masiva de comunicación social que tiene que ser lanzada por el Estado. Alguna vez comenté que cuando estuve en la cartera de salud encontré que desde el 2016 había un proyecto aprobado para hacer el saneamiento de casi todos los establecimientos de salud en lo que se refería a lavatorios, inodoros, etc. y ponerlos operativos. El sector público tiene que dar la muestra de que vamos a preocuparnos tanto y que así de estricta tiene que ser la salubridad. No queda duda que esta pandemia nos deja lecciones a todos: los hábitos tendrán que cambiar y heredarse a las siguientes generaciones. La pregunta es si se heredarán correctamente. Tenemos que aprender a comportarnos diferentes los ciudadanos y necesitaremos de muchas campañas para aprender.
-De toda esta coyuntura, ¿qué lección podemos sacar además de lo que hemos venido conversando?
Nuestros gobernantes tienen que entender que un aliado que nos ha jugado mal en este momento es la informalidad: el 70% de informales no juegan a favor del control porque evidentemente no tenemos cómo estar cercanos a ellos, asegurarlos y sumarlos a este tipo de planes. En consecuencia: los próximos gobernantes tienen que pensar en formalidad, y que salud y educación son donde más hay que invertir en campañas para desarrollarlos efectivamente.
-¿Cree usted que, además de las facultades legislativas, se puede hacer algo más desde el Congreso?
Se han aprobado las facultades legislativas y considero que deberán revisarlas con detenimiento para evitar un mal uso de lo otorgado, al finalizar los 45 días. Sumado a ello, exhorto a los congresistas a que aprovechen esta situación para cambiar nuestro sistema de salud, establecer acuerdos que se deberían generar para una discusión futura una vez que finalice el estado de emergencia.
“DESESCALAR” MEDIDAS
“Una vez transcurrido el periodo de los 13 días, si es que las personas vuelven a la vida normal, necesitaremos desescalar algunas medidas. Tendríamos que identificar y diferenciar progresivamente a las personas sin el virus. Seguramente, tendremos que mantener el asunto de evitar reuniones masivas porque esto tendrá que cambiar durante un buen tiempo”.
FRIAJES Y HELADAS
“Van a venir friajes y heladas en zonas altoandinas, con la posibilidad de una mayor circulación de virus. Apenas termine la pandemia tendremos que vacunarnos contra influenza porque, fíjese, en EE.UU. ha habido varios millones de contagios de influenza y cobró la vida de 15 mil personas”.
POR: FRANCO MORI PETROVICH
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