Gobierna o nos deja en manos de Sendero

Por Plinio Esquinarila/ Mike Torres

No obstante la declaratoria del estado de emergencia en todo el territorio nacional, el epicentro de la ofensiva sediciosa que vive el Perú en los últimos días por el cierre del Congreso y el adelanto de elecciones generales se trasladó de Andahuaylas- Abancay y Arequipa a la región Cusco, con el traslado de unos cinco mil comuneros de las zonas altas y bajas a la ciudad imperial.

Reportes de la zona dan cuenta que desde las 9 de la mañana de ayer empezaron a entrar, en camiones, por el sur, desde la vía de Sicuani-Puno, y también por las vías de Anta y Urubamba, en el norte.

«Han bajado de muchas comunidades y han sido obligados a trasladarse, por ejemplo, desde Huanoquite, Paruro, Canchis, Calca, Urubamba, entre otras, siendo obligados a embarcarse en camiones, a riesgo de multarlos en las juntas de regantes y en las mismas comunidades, sin que ninguna autoridad pudiera detener esta extorsión», narró una fuente que solicitó mantener el anonimato.

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Marcha intimidatoria que no contó con ninguna respuesta policial, ni menos de las autoridades políticas, sea el alcalde o gobernador regional, a quienes los ciudadanos reclamaron que asuman su rol de defensores del Cusco, patrimonio cultural de la humanidad, ante cualquier acto de vandalismo.

En defensa de la ciudad, en los distritos de clase media, como Huanchac y parte del Cercado del Cusco, los ciudadanos, sobre todo jóvenes, se apostaron en las entradas de estos barrios para no permitir el ingreso de los visitantes.

Esta marcha, llamada la toma del Cusco, según fuentes extraoficiales, fue organizada por el legislador Guido Bellido y otros congresistas, cuyos nombres no se precisaron.

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