Crónicas y retratos | Aniversarios
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Se alegró la mañana con los entusiastas aires ejecutados por los muy compuestos alumnos de la banda del colegio cooperativo San Felipe; en el pasacalle los caporales con el vigor de su paso trajeron la fuerza del sur peruano; en la plaza del centro comercial una ceremonia protocolar con Jorge Quintana García Godos, alcalde del Jesús María, seguida de un animado brindis con los vecinos, fueron algunos de los actos que el 2 de julio recordaron los 53 años de la inauguración de la Residencial San Felipe, emblemática obra del primer gobierno del arquitecto Fernando Belaunde Terry. El complejo financiado por el Banco Central Hipotecario; proyectado en su primera etapa por Enrique Ciriani y Mario Bernuy, arquitectos de la Junta Nacional de Vivienda, hoy es considerado un clásico de la arquitectura peruana contemporánea y un “monumento a la clase media”.
En su momento fue la mayor inversión en infraestructura habitacional como respuesta al crecimiento poblacional y la migración provinciana a Lima. Ocupando gran parte de lo que fue el hipódromo de San Felipe, la Residencial, construida en tres etapas, cubre un área de 27 hectáreas entre las avenidas Pershing, Gregorio Escobedo, Huiracocha, y la diagonal llamada inicialmente Punta del Este, celebrando la presencia del presidente Terry en la reunión de presidentes en la ciudad uruguaya; ahora lleva el nombre de Eduardo Avaroa, personaje de la historia boliviana.
La segunda etapa inaugurada en 1964, con 1400 viviendas y un centro comercial, fue diseñada por Jacques Crousse y Oswaldo Núñez. La torre de 30 pisos pensada para el centro comercial no se construyó por falta de presupuesto. La tercera, que ofreció 1631 unidades, es diseño de Luis Vásquez y Víctor Smirnoff.
Más de una vez he dicho, lo seguiré haciendo, vivir en la Residencial es un privilegio. Ocupo un duplex de la segunda etapa en el que es fácil saber que los arquitectos diseñaron con pensamiento y criterio de dignidad, cada una de las áreas tiene ese sentido. La habitación para el personal de servicio es la única con baño, y completo. Podría ser el cuarto principal en muchas nuevas edificaciones multifamiliares.
Me es un placer disfrutar de los generosos espacios públicos, aunque algunas veces podados en exceso, los árboles alojan a los chivillos que como las cuculíes me regalan con su canto y conversación mañaneros; han llegado esos pequeños pajarillos grises y amarillos que les dicen botón de oro y los sui sui con sus dos celestes y su trino selvático. Agrego el jugueteo de las ardillas y las esporádicas visitas de unos aguilones, les digo, que vuelan acompañados de un cernícalo. Creo ser uno de los pocos, poquísimos, que gozan con el balcón, los tengo mirando al este y oeste; el paisaje del horizonte ha cambiado en estos 50 años pero aún tengo esas vistas que me dan el amanecer y el atardecer y ni decir de lla a noche con luna. San Felipe, es único.
coresycalana@yahoo.es
(POR ROBERTO CORES)
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