Paco Bazán en el desafío de mantener promesa de castidad tras su divorcio
Exfutbolista confesó que no quiere perderse en placeres mundanos.
Francisco Bazán, conocido en el ámbito deportivo como Paco Bazán, enfrenta un momento crucial en su vida personal. El exfutbolista y actual conductor de un programa deportivo en ATV, se mostró vulnerable y dejó entrever sus dudas respecto a la promesa de castidad que hizo tras su divorcio.
Durante su participación en el programa ‘Sábados con Andrés’, dirigido por Andrés Hurtado, el exfutbolista no pudo contener las lágrimas al hablar de su lucha interna.
En medio de la entrevista, Bazán confesó: “Temo que me gane mi humanidad. No ha sido fácil, hay mucho sufrimiento en todos, en mis hijos, en la familia, en el entorno. Humanamente, uno también se cansa”. Estas palabras revelan el peso emocional que lleva desde su separación, una promesa de fidelidad que ahora pone en duda.
El presentador reconoció haber respetado la voluntad divina hasta el momento. “De momento, yo he respetado la voluntad de Dios que, de acuerdo a nuestra doctrina católica, tengo una esposa espiritual y no estoy dispuesto a dejar de comulgar”, dijo con voz quebrada. Esta declaración muestra su profunda conexión con su fe, a pesar de los desafíos que enfrenta.
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Sin embargo, Bazán no ocultó su temor a ceder ante las tentaciones. “Nadie puede obligar al otro a amar, pero cuando uno quiere ser fiel a un pacto de sangre o lo eres o te entregas al mundo y disfrutas de los placeres, eres feliz, es tan deliciosa la carne”, expresó, dejando clara la dificultad de mantenerse firme en su promesa.
El exfutbolista continuó abriendo su corazón: “Yo tomé una decisión, conmigo y con mi batalla espiritual. Pero sí tengo temor. Todo tiene un límite. Estoy cansado, agobiado. He sido fiel al sacramento, han sido dos años en castidad, lo prometo”. Sus palabras reflejan el desgaste emocional y físico que ha experimentado en este tiempo.
Finalmente, Paco Bazán subrayó que su decisión no proviene de un fanatismo religioso, sino de una necesidad personal de mantenerse alejado de lo que él considera peligrosos placeres mundanos.
“No lo hago porque sea un fanático religioso, sino porque -de lo contrario- me perdería. Aferrarme a la fe es no caer en el mundo. Hay momentos que dudo, pero me pego a la disciplina para no perderme en los placeres”, concluyó.
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