Grupo Coril: el poder bajo las sombras en Alianza Lima que opera mediante maniobras financieras y red de influencias
Lo que comenzó como un esfuerzo de hinchas, ahora parece estar en manos de mercantilistas con fines de lucro.
Alianza Lima es uno de los clubes de fútbol más grandes y populares de Sudamérica. Con una base de seguidores apasionada y una rica historia en el deporte, el club se ha ganado un lugar especial en el corazón de los peruanos, sobre todo en ámbitos fuera de lo deportivo.
Sin embargo, detrás de la camiseta blanquiazul se esconde una realidad inquietante: un grupo empresarial ha encontrado en el sentimiento del hincha aliancista una oportunidad para lucrar, operando desde las sombras y manipulando la gestión del club para sus propios fines. El poder detrás del trono no es otro que el Grupo Coril, un conglomerado financiero que ha tomado las riendas del Fondo Blanquiazul.
Cabe recordar que el Fondo Blanquiazul fue creado en el 2019 por empresarios hinchas con el único fin de salvar al club. Sin embargo, tanto el Fondo Blanquiazul como el club han sido tomados por manos mercatilistas que solo buscan lucrar.
Las revelaciones de varias fuentes anónimas exponen una red de intereses financieros y estratégicos que podrían cambiar para siempre la esencia del equipo del pueblo.
Sobreendeudar al club
Según narraron a EXPRESO varias fuentes allegadas al club, que prefirieron mantenerse en el anonimato, una de las primeras jugadas del Grupo Coril fue sobreendeudar al club. Quiso aumentar la tasa de interés de la deuda del club a un exorbitante 12%. Este movimiento, diseñado para maximizar sus beneficios, encontró una fuerte oposición y generó inquietud sobre cómo podría reaccionar la hinchada aliancista.
El temor a una posible reacción adversa de los hinchas y la presión antes de la junta de acreedores de abril llevaron al Grupo Coril a ajustar su estrategia. En lugar del 12% propuesto inicialmente, se fijó una tasa de interés más moderada, en torno al 7%.
Esta cifra se alineaba con las tasas del mercado bancario y era comparable a la tasa manejada por el Banco Central de Reserva, que en ese momento estaba en 6.5%. El ajuste en la tasa no solo fue una táctica para disminuir la visibilidad de sus intenciones comerciales, sino también un intento de mantener la inversión atractiva y rentable sin causar un alboroto innecesario entre los seguidores del club.
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El Grupo Coril no solo ha intervenido en aspectos financieros, sino que también ha influido profundamente en la administración interna de Alianza Lima. Juan Carlos Herkrath, el gerente de operaciones del club y exvicepresidente del Banco Alfin, desempeña un papel crucial en esta dinámica.
Herkrath, quien se convirtió en el hombre de confianza del Grupo Coril dentro del club, fue inicialmente considerado para el puesto de gerente general. Su vinculación con Coril, a través de la compra del Banco Alfin por parte del grupo, lo posicionó como una figura clave en la estructura de poder.
Sin embargo, Herkrath se mostró reacio a aceptar el incremento de la tasa de interés al 12%. Su preocupación era que una medida de este tipo podría dañar la imagen del club y provocar una reacción negativa entre los hinchas. Prefirió mantener la tasa en un nivel bajo para evitar conflictos y preservar la aceptación del club entre sus seguidores. La oposición de Herkrath a esta política financiera resultó en su desplazamiento y la elección de un nuevo gerente general.
La decisión de reemplazar a Herkrath fue tomada por el Grupo Coril, que buscaba asegurar que sus intereses financieros se mantuvieran intactos. Rafael Medina fue finalmente nombrado como nuevo gerente general, una elección que se realizó exclusivamente bajo la influencia del Grupo Coril, sin la participación de otros miembros del Fondo Blanquiazul. Esta elección destaca cómo el grupo ha consolidado su control sobre el club, eligiendo a un gerente que estaba dispuesto a aceptar las condiciones financieras propuestas y apoyar sus estrategias comerciales.
Los verdaderos dueños
El Grupo Coril ha emergido como la fuerza dominante dentro de Alianza Lima, controlando el 100% del Fondo Blanquiazul. En el centro de este poder se encuentran Eduardo Rafael Noriega y Miguel Eduardo Noriega, los verdaderos artífices de las decisiones que se toman en el club. Aunque oficialmente el patriarca de la familia, que ya cuenta con 80 años, es el dueño del grupo, son sus hijos quienes manejan las operaciones diarias y, por ende, el destino de Alianza Lima.
Lo que muchos desconocen es que una buena parte del capital que maneja el Grupo Coril proviene de la comunidad judía, siendo Salomón Lerner uno de sus principales clientes e intermediarios. A pesar de que Lerner no tiene una inversión directa en el Fondo Blanquiazul, su influencia es significativa debido a su papel en la transferencia de fondos hacia Coril. Este vínculo le otorga voz y voto en las decisiones cruciales relacionadas con el club, aunque de manera no oficial.
Lerner fue clave en la venta del 52% del Fondo Blanquiazul, originalmente en manos de Salomón Lerner, Fernando Farah y Antonio Armejo. Esta transacción consolidó la posición de Coril dentro de Alianza Lima, permitiéndole tomar el control total del club. La compra del restante 48% a Diego González Posada, completó la toma del poder, estableciendo a Coril como el único dueño y señor de Alianza Lima.
Detrás del trono
Eduardo Rafael Noriega, junto a su hermano Miguel Eduardo Noriega, son los cerebros detrás del Grupo Coril. Estos hermanos no solo han asegurado su dominio sobre Alianza Lima a través de la adquisición del Fondo Blanquiazul, sino que también han establecido una red de influencias y conexiones que les permiten maniobrar en el mundo del fútbol con relativa facilidad.
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