Corte de Vancouver: acreedores peruanos alzan su voz | Hablan los afectados del caso Inca One
La zona minera de Chala y Yauca (Arequipa) y en particular el personal y los proveedores de la minera canadiense Inca One, tienen la mirada puesta en la Corte Suprema de Columbia Británica (Vancouver), que el próximo lunes 26 decidirá si pueden cobrar las acreencias laborales, las deudas comerciales, para así poder restablecer las relaciones empresariales bajo una administración más justa y responsable.
A escasos días para que se decida la suerte de Inca One Gold (Inca One) en la Corte Suprema de Columbia Británica de Vancouver, el próximo lunes 26 de agosto, los pequeños empresarios que abastecen la actividad aurífera en los distritos de Chala y Yauca de la provincia de Caravelí en la región Arequipa (a 600 kilómetros al sur de Lima) se encuentran conviviendo con la angustia, la desesperanza y la inopia, porque en la cita ante la justicia de Canadá se juegan dos destinos para esta empresa: reestructuración o liquidación.
Increíblemente esta minera junior que generó expectativas en el Perú ha desembocado en esta situación límite en plena bonanza del oro (Gold Rush) cuando la onza troy supera los US$ 2,500 en un pico que tiende hacia arriba desde que se inició el 2024, debido a que sin mayor explicación, el CEO Edward “Ed” Kelly, bachiller de Negocios y Finanzas de Western Trinity University decretó Ia cesación de pagos y otros compromisos a sus proveedores en la zona de operaciones (“Perro Muerto” en Chala EXPRESO (11/8/24).
Tal como se recuerda, súbitamente los ejecutivos canadienses de Inca One solicitaron la protección de la Ley de Acuerdos con Acreedores de Empresas (CCAA por sus siglas en inglés) para empresas insolventes (o en vía de bancarrota) e ingresó en un período de suspensión de pagos “monitoreados” por la norteamericana FTI Consulting (3/6/24), que cautela las deudas registradas en Canadá, sin embargo, los comerciantes, trabajadores y otros agentes económicos relacionados con Inca One en el Perú, desean similares garantías.
Como se conoce, esta empresa venía adquiriendo minerales de pequeños productores y mineros artesanales para procesarlo en sus filiales peruanas Chala One y EMC Green Group (Kori One), que operan sus plantas procesadoras de beneficio de minerales auríferos en los distritos de Chala y Yauca en Arequipa, proveedores que cruzan los dedos esperando que la compañía siga su marcha en un proceso de reestructuración para poder cobrar las deudas y restablecer la relación comercial.
Hasta mediados del siglo XX, las empresas podían dar la espalda y abandonar sus obligaciones en las zonas mineras del tercer mundo como por ejemplo: la mina de diamantes Kolmannskuppe de la antigua colonia alemana de Namibia (1956), la mina de carbón Wesselton en Sudáfrica (1995), la mina de oro Kambele en Camerún (1990), y Doe Run (Grupo Renco) en Perú (1997-2012), con un litigio en la Corte de San Luis (Missouri) por 107 niños contaminados con plomo en la sangre; pero, en pleno siglo XXI, el clima judicial ha cambiado: el fenómeno de la globalización, la universalización de la lucha por los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente, la conciencia de las buenas prácticas comerciales y la revolución de las comunicaciones coadyuvan a que los abusos contra los agentes económicos de los países emergentes no se lleguen a concretar, ya que las cortes de justicia de los países desarrollados vienen sentenciando con la mirada puesta en las zonas de operaciones.
PROVEEDOR DE INSUMOS QUÍMICOS: COLGADO DE LA BROCHA
EXPRESO trató de comunicarse con los proveedores afectados, sin mucho éxito, sin embargo pudimos contactar con dos de ellos: uno es Cristhiam Granda (47), propietario de Labminsur SAC, empresa que distribuye productos químicos a compañías de alimentos, papeles, mineras, pinturas, pesqueras, ferretería y textiles que mantenía una relación comercial con las filiales de Inca One: Chala One y EMC Green Group (Kori One) ininterrumpidamente desde hace seis años, y ni por asomo podía presagiar esta desgracia. Granda señala: “Nos deben US$ 140 mil. La última venta fue hace tres meses (4/5/24)”.
Labminsur suministra soda cáustica (en escamas), alcohol etílico rectificado, bolas de acero para su molienda y cianuro de sodio: “También le brindábamos servicio de almacenamiento y servicio de transporte, siendo mi local (Lima) su centro de acopio gratuito. Y almacenamiento para todos sus proveedores, para que vayan acumulando la mercancía que luego transportábamos a Chala en nuestras unidades”.
Además, agrega que se quedaron con parte de su mercadería: “La comunicación fue básicamente por teléfono y en menor medida, por mensajes de WhatsApp. Les hice llegar el mensaje para recoger la mercadería impaga y extenderles una nota de crédito para que su deuda bajara, de la noche a la mañana y limpiar poco a poco las asperezas, en beneficio de restablecer las buenas prácticas comerciales”. No obstante, añade, “no obtuve ninguna respuesta por parte de ellos y lo poco que me he enterado es que se está desapareciendo la mercadería, vendiéndola, no sé de qué manera… Ellos no tienen derecho a vender esta mercadería, porque no son vendedores sino compradores, o sea, pueden comprar y consumir, pero no pueden dedicarse a comprar y vender, porque son productos fiscalizados, que no se pueden comercializar sin el permiso de insumos fiscalizados, a menos que lo estén vendiendo en el mercado negro. El cianuro es producto fiscalizado, es totalmente controlado por Sunat, según las leyes nacionales”.
Granda cuenta que la situación actual que se vive en las plantas de Chala One y Kori One son bastante malas: “Las personas que han podido acercarse por allí, algunos conocidos míos, me han contado que está hecho un “cementerio”, que no hay nada”, añadiendo: “Nosotros para la venta de insumos teníamos como contacto al jefe de logística Gregory Vásquez (o su asistente Brandon Palacios). Vásquez todavía continúa, pero no contesta, no responde correos, el hombre está ausente. No quiere dar la cara”.
HABLA LA EMPRESA QUE BRINDABA ALIMENTACIÓN EN LAS PLANTAS
Otro proveedor que pudimos finalmente entrevistar fue la empresa Heysen Producción, Diseño y Asesoría para Eventos EIRL, que tuvo una relación para brindar alimentación al personal de Inca One en las plantas durante más de tres años, desde abril de 2021 hasta el 20 de junio de 2024. Vladimir San Martín, el jefe de producción, nos cuenta que los impagos de Inca One han arrastrado a la empresa a una crisis inmanejable: “Era nuestro principal cliente. Proveíamos de alimentación a las dos plantas, tanto para Chala One como para EMC Green Group”.
“Todo marchaba dentro de la normalidad durante el tiempo que le hemos prestado servicios de alimentación, a veces se retrasaban, pero siempre cumplían. El último año comenzaron con algunos retrasos y decidimos comenzar a financiar con las facturas (factoring) con el Banco de Crédito del Perú (BCP), pero ellos incumplían con la fecha de los pagos y como era un pago a crédito, para nosotros era un futuro incierto, pero no descontinuamos la prestación del servicio”, agregó.
Señalando a renglón seguido: “El problema se agudizó en el mes de mayo, cuando el BCP nos notificó que habían pasado más de siete días y no se había cumplido con el pago. Me puse en contacto con la empresa para preguntar: ¿qué estaba pasando? ¿Si me van a pagar? Y ellos se comprometieron a pagar las facturas atrasadas y me dijeron que no me preocupe. Que siga prestando el servicio, que todo estába normal y continuamos. Es más, en ese momento me pidieron financiar otras facturas para poder pagar y nos financiamos con Klimb (una empresa de factoring). Sin embargo, no cumplieron con pagar y ante el riesgo, tuvimos que suspender el servicio, porque de la noche a la mañana comenzaron a reducir el personal en la zona hacia finales de mayo y las primeras semanas de junio”.
San Martín narra que fue testigo de excepción de esta reducción: “Disponíamos de 60 o 70 raciones para la planta de Chala One y 80 raciones diarias para la planta de EMC Green Group. De repente, finalizando mayo, empezaron a salir los que estaban contratados, comenzaron a programar vacaciones al personal, pero en nuestra comunicación siempre nos dijeron que no nos preocupáramos, que era un tema vacacional. Entonces, la planilla comenzó a reducirse. Ya para los primeros días de junio, con el incumplimiento de los pagos y con la salida de personal, ellos se comprometieron a cumplir con los bancos, pero yo todavía les prestaba el servicio, hasta que tuve que parar, porque no respondían”.
“El escenario se complicó porque no nos han pagado las últimas facturas. Desde el mes de mayo a la fecha nos deben S/ 500 mil. Una parte ha estado bajo la modalidad de venta de facturas en las cuentas que teníamos en el BCP. Nos han trasladado la deuda a nosotros. Nos complicó el panorama, porque nos bloquearon en el sistema financiero. La otra empresa, Klimb, tampoco recibió el pago”. Añadiendo: “De alguna manera, siempre tenían algún tipo de retraso, era como un modus operandi. Esta situación se desbarató en mayo”.
San Martín narra que perdió comunicación con Inca One: “Todo se coordinaba con Manuel Villalobos... el personal comentaba que el gerente general había renunciado. Yo había renovado el contrato en abril, pero ahora que el gerente general ya no está, Villalobos no contesta ni teléfonos ni WhatsApp, él asumió la responsabilidad de la empresa, porque con él hablé, él fue el que prometió que se iban a hacer los pagos, con él se ha vivido toda esta debacle”.
Acotando: “Iba frecuentemente a las plantas para supervisar que el servicio se ajustara a sus requerimientos, a las normas. Inca One era nuestro principal cliente. No conocí a los canadienses Ed Kelly ni Kevin Hart pero en una de mis visitas, uno ellos permaneció más de un mes en las plantas el 2023. Ahora estamos bloqueados en el sistema financiero, con sobregiro, al ser una EIRL la responsabilidad alcanza más allá de la razón social. Con la Sunat también estamos complicados”.
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