Después de la muerte de Alan García, el circo montado por el Ministerio Público
Fiscalía politizó el caso de 'Los cuellos blancos del puerto', el caso 'Lava Jato en favor de Odebrecht', 'Cócteles contra Keiko Fujimori', entre otros.
La Constitución Política señala en su artículo 158 que el Ministerio Público (MP) es autónomo, y el artículo 159 sostiene que corresponde a la Fiscalía promover de oficio o a petición de parte, la acción judicial en defensa de la legalidad de los intereses públicos tutelados por el derecho, velando por la independencia de los órganos jurisdiccionales y por la recta administración de justicia, para conducir desde su inicio la investigación del delito.
Con tal propósito, la Policía Nacional está obligada a cumplir los mandatos del MP en el ámbito de su función. Ese es el marco constitucional de la entidad, salvo se carezca de comprensión lectora o el órgano que persigue el delito sea indocta.
Ante la crisis que afecta a la Fiscalía, se espera que la Junta Nacional de Justicia (JNJ) actúe suspendiendo al extitular del MPFN, Pablo Sánchez, y sancione a quienes resulten responsables de haber politizado el Ministerio Público con gente que no tiene ninguna incumbencia.
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La periodista Milagros Leiva en su programa televisivo esta semana provocó un tsunami, el cual llevaría a cualquier Congreso de la República mínimamente decente y que sobre todo, se respete a convocar ipso facto a una sesión extraordinaria para ver el caso, a pesar de que el Poder Legislativo está en receso, hasta la propia Comisión Permanente está facultada para invitar en el término de la distancia al fiscal de la Nación, Juan Carlos Villena Campana, para que explique el affaire que compromete al fiscal Pablo Sánchez, a los del caso Lava Jato, entre otros, manipulados y direccionados por Gustavo Gorriti.
Los congresistas bajo el imperio de la Constitución Política y las leyes deberían de correr firmas de inmediato para que se convoque a un pleno extraordinario para tratar el tema por haberse desnaturalizado el Ministerio Público y convertirse en una organización criminal mafiosa que ha prostituido la investigación y conformado grupos politizados y de intereses exclusivos del Ministerio Público.
El fiscal Villena y Pablo Sánchez están en la obligación moral -palabra extraña para muchos- para que expliquen esta situación del Ministerio Público, si las explicaciones no satisfacen, de inmediato -con voluntad política- se les acusa constitucionalmente, cumpliendo estrictamente con el debido proceso, es decir el derecho de defensa, como era alguna vez en lo que se le denominó el Palacio Legislativo con dignos senadores y diputados.
El Ministerio Público ha politizado el caso de “Los cuellos blancos del puerto”, el caso Lava Jato en favor de Odebrecht, el caso Cócteles contra Keiko Fujimori y también el de lavado de activos contra Alan García a quien Rafael Vela y Gustavo Gorriti llevaron hasta el suicidio.
El 17 de abril del 2019, a la hora del alba se elevó a la eternidad en sueño eterno, Alan García Pérez (dos veces Presidente Constitucional de la República), era miércoles vísperas de Semana Santa.
En horas de la madrugada de aquel fatídico día se había montado no un operativo, sino un espectáculo grotesco con cámaras de un canal de televisión, incluida una reportera acompañada de miembros del Ministerio Público que tocaron la puerta de su residencia en Miraflores. La intención era detenerlo, ponerle chaleco antibalas y marrocas, y mostrarlo en esa condición ante el mundo entero, todo un vejamen, lo que se quería era humillarlo públicamente.
El expresidente ya había redactado una carta de despedida, una de sus hijas, leyó en Viernes Santo, en el velorio el mensaje de su padre afirmando “no hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza (...)”. "Por eso repetí: otros se venden, yo no", agregando “He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos".
“Jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones”. "Por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse".
Alan el estadista, el demócrata y sobre todo el amigo, por dignidad prefirió suicidarse que ser parte de un circo morboso montado, que como lo denuncié en su debida oportunidad la intención era vapulearlo y denigrarlo, solo con fines políticos, mientras la justicia discurría por la cloaca del Ministerio Público.
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