Juan Carlos Portugal, abogado de Dina Boluarte: “Caso ‘Cofre’ es una imputación propia de un guion de cómicos”
Asegura que fiscal Delia Espinoza tiene una agenda política antes que un propósito legal.
Juan Carlos Portugal, abogado defensor de la presidenta de la República, Dina Boluarte, asegura que la fiscal Delia Espinoza tiene una agenda política antes que un propósito propiamente legal.
Según usted, ¿qué denuncias tendrían la intención, únicamente, de motivar el escándalo mediático, y generar corrientes de opinión contrarias a la presidenta?
Grafiquemos tres de ellas. El caso ‘Cofre’. La imputación es descabellada y propia de un guion de cómicos ambulantes. Se cree que mi clienta, en el vehículo presidencial, llevó a Vladimir Cerrón, a plena luz del día, con dos testigos al interior, con toda una cápsula de seguridad detrás de ella.
Ese día, mi clienta ejerció su derecho cívico y sufragó, pese a sus múltiples ocupaciones en el colegio Melitón Carvajal, a propósito de la elección para el decano del Colegio de Abogados de Lima. Luego, se dirigió a la jurisdicción de Asia a una reunión amical, y retornó al día siguiente a su hogar.
Para la Fiscalía, Vladimir Cerrón estaba dentro. Lo alarmante no es solo esta genuina creencia, sino que todos los órganos de prueba que fueron citados a la Fiscalía, negaron su hipótesis de trabajo.
No hubo ni uno solo, ni el propio SOS PNP Félix Montalvo, que afirme esa insólita idea. No llamó, pese a nuestra insistencia, a las personas con las que estuvo en dicho lugar, ni menos insistió con el presidente de la junta de propietarios del condominio donde habría acudido mi cliente, para que este afirme o niegue la existencia de algún registro de Vladimir Cerrón. No usó los apremios que el Código Procesal Penal le permite para hacer efectivo estas declaraciones.
Veamos otro caso...
“El caso cirugía”. Se convocó a un perito grafotécnico para peritar los supuestos tres decretos supremos que mi clienta no firmó. Y al no hacerlo, probaba la existencia concreta de un abandono del cargo, como consecuencia de la intervención. ¿Y cómo terminó la escena? Sin el guion y libreto. Sin perito ni pericia. Nuevamente, la fiscal de la Nación renunció a su tarea de investigar.
¿Y después?
Finalmente, el caso donde mi clienta habría favorecido a Víctor Torres Merino en dos contrataciones en programas adscritos al Midis.
Fiscalía sostiene dos momentos colusorios. Uno primero, en un supuesto almuerzo en el Club Departamental Apurímac, donde ambos coincidieron. Ese día la tierra se tragó a todos los seres humanos en este planeta, con excepción de Dina Boluarte y Víctor Torres. No los vio nadie en dicho almuerzo. Nadie los vio ingresar, nadie los vio almorzar, nadie los vio salir. Esto no solo es pírrico, propia de la declaración de un delincuente asustado, sin prueba, sino insólito.
Mi clienta para aquella fecha, septiembre de 2021, era vicepresidenta de la República, ministra del Midis y expresidenta de ese club. Sin embargo, nadie los vio. Es un libreto risible.
Estos casos son puro humo. No son casos penales serios. Ciertamente generan anchos y denodados comentarios públicos, con especiales dosis de sarcasmo y críticas. Por eso sostengo que la Fiscal no tiene una agenda legal, sino una agenda política.
Cuando la presidenta viajó al Vaticano, el Ministerio Público presentó ante el Congreso cinco denuncias constitucionales, en menos de 48 horas. ¿Usted cree que esto es parte de una campaña que busca generar legalmente una vacancia presidencial?
El fiscal investiga, no persigue. Cuando persigue, no busca averiguar la existencia o no de un delito, sino busca a la persona, como cual tiburón busca a su presa. Cuando la política seduce a la justicia, allí hay un serio problema. Cuando persigue, deja de ser la primera en respetar la legalidad, y se convierte en la primera en violarla.
La Fiscalía ha dado signos externos y objetivos de politización: No usa el verdadero poder que nuestra Constitución –el estatuto procesal penal le ha otorgado el poder de la investigación–, sino el poder de la difusión, de la exposición para dañar la imagen de la presidenta y preconceptuar a la opinión pública a través de ello.
Lo hace sistemáticamente cuando viola la reserva de su investigación, exponiendo las declaraciones de los testigos, y de mi propia clienta, a los medios de comunicación, de su historia médica, que es lo más privado que tiene toda persona, en su esfera personal, generando corrientes de opinión y azuzando a la comidilla social; convirtiéndose en una entidad de chismografía pública.
La Fiscalía informa los actos de investigación que está realiza a través de comunicados institucionales, a modo de primicia; denunciándola cuando ella se encontraba fuera del país, sustrayendo del interés público algo tan sagrado como la asunción del máximo representante de la iglesia en la tierra, y la representación política en este histórico momento mundial, por sórdidos y viles comunicados institucionales, anunciando sus denuncias, y notificándonos extemporáneamente, no ejecutando y concluyendo sus actos de investigación que la misma fiscalía trazó a lo largo del caso, y en ausencia de estos, denunciarlo; realizando supuestos actos de investigación, como la fracasada constatación y verificación en el caso ‘Cofre’, y convirtiendo algo tan serio en una caravana circense.
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