La delación premiada como estrategia
Los procedimientos judiciales tradicionales, frente a delitos de gran complejidad, resultan poco o nada útiles.
Por Luis Lamas Puccio
Si hay algo que realmente tiene al actual gobierno, en estado de zozobra e incertidumbre, son los mecanismos de delación premiada o también conocidos como de colaboración eficaz. Las razones son sencillas: la posibilidad de que en cualquier momento personas que son o van a ser investigadas, emplazadas o capturadas, develen o revelen ante un fiscal, hechos, decisiones, actitudes, conductas o situaciones que pongan en evidencia o desenmascaren determinados actos o información calificada como delitos, y que no se conocían o en todo caso que requerían ser confirmados.
Los procedimientos judiciales tradicionales, frente a delitos de gran complejidad, resultan poco o nada útiles cuando se trata de organizaciones o grupos de personas que han actuado de forma hermética, inescrutable, fraccionada o compartimentada.
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Las relaciones interpersonales dentro de un organigrama determinado, sobre todo de personas que se encuentran en la cima de una organización, aparecen bloqueadas, encerradas o entrampadas adrede justamente para impedir que puedan ser identificadas en el plano de su participación criminal.
La forma como interactuaba una organización criminal o grupos de criminales hacia su mismo interior, materialmente suscita que resulte menos que imposible poder identificar a los autores más importantes o verdaderos, por lo general porque siempre intermedian testaferros, suplantadores, encubridores o personas de la misma organización que se ubican en roles bajos, medios o intermedios.
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