“Rosa María Palacios debe ser citada a la Fiscalía”, sostiene Francisco Calisto Giampietri
El vicealmirante en retiro cuestionó que la abogada haya incentivado las movilizaciones de la ‘Generación Z’ y demandó que explique ante el Ministerio Público por qué una bomba molotov no es un arma.
¿Por qué ha pedido que la Fiscalía cite a Rosa María Palacios?, ¿por incitar a la violencia?
En las épocas de las marchas contra Pedro Castillo, cuando teníamos la iniciativa ciudadana ‘Reacciona, Perú’, nos llegó una citación de la Fiscalía, donde nos responsabilizaban de cualquier desmán que se pudiera producir en las marchas. Sin embargo, no ocurrió ninguno. Nosotros tuvimos que ir a la Fiscalía antes de que se realizaran las movilizaciones, pero no veo que haya el mismo tratamiento ni la misma diligencia con las marchas de la llamada ‘Generación Z’, que son incentivadas por periodistas que definen qué es un arma y qué no, como la señora Rosa María Palacios.
—Lo dicho por Rosa María Palacios, quien manifestó que una bomba molotov no era un arma, me hizo recordar lo expresado por el doctor Elmer Huerta acerca de que la gente podía salir a marchar contra Manuel Merino sin preocuparse de contagiarse de covid-19.
Esa es la forma de edulcorar la verdad a través de una narrativa. Esto también me recuerda a Gustavo Gorriti, quien dijo que lo estaban amenazando cuando le pusieron una rosa blanca en la puerta del IDL.
—Y era un seguidor de la ONG.
Así es. ¿Qué hubiese pasado si un seguidor tiraba una bomba molotov? ¿Hubiese sido un arma o no? Un arma es cualquier objeto que pueda generar daño a otra persona. Una piedra, por ejemplo, es un arma que puede matar. Una bomba molotov es un arma porque genera daños. ¿Qué pasaría si alguien de ‘La Resistencia’ va a la puerta de la casa de Rosa María Palacios y lanza una bomba molotov? ¿Es un arma o no? Yo pido a la Fiscalía que una señora, que está apoyando las marchas y diciendo que las bombas molotov no son armas, sea citada para que explique en qué se basa para afirmarlo. Lo que debería hacer la señora Palacios es ir al Hospital de la Policía y entrevistar al efectivo herido, para ver cuáles son los daños que le causó la bomba molotov que ella dice que no es un arma.
—Presenta quemaduras de primer grado, según ha informado la Policía.
Ha podido morir. No se puede decir que una bomba molotov no es un arma, porque sí lo es. Yo le diría a la Fiscalía que llame a esta señora y le pregunte por qué hace una apología de esta naturaleza. Dicho sea de paso, no he visto que se haya pronunciado ninguna de estas ONG de derechos humanos.
—Es que, al ser policía, no tiene derechos humanos. Si fuera delincuente, otra sería la situación.
¿Tampoco la familia del policía tiene derechos humanos? ¿Su esposa, hija o madre no tienen derechos humanos? Yo cuestiono eso. También se pretende minimizar el tema de las piedras, pero no se les puede arrojar piedras a los policías.
—Es un delito.
Así es, y no son piedras recogidas al azar, sino que destrozaron adoquines del suelo para generar objetos contundentes y arrojárselos a los policías. Eso no se puede minimizar.
—Algunos han cuestionado la presencia de 5,000 efectivos policiales, pero, si se anunciaba que iban a quemar el Congreso, tenía que salir la Policía con todo.
Acá tenemos otra narrativa que plantea que debería haber igualdad de condiciones; es decir, si son 300 personas, yo tendría que enviar 300 policías. Eso no es así. Si tú enfrentas una supuesta fuerza de represión con el mismo número de efectivos que la fuerza a la que vas a “reprimir”, lo único que lograrás es incentivar el enfrentamiento, porque ellos verán que tienen un número más o menos parecido y pensarán que pueden enfrentarlo y contrarrestarlo. Pero, si tienes una fuerza de choque mayor, lo pensarán dos veces.
—La Policía tenía que evitar que los vándalos llegaran al Congreso.
Sí, porque no hablamos de marchas pacíficas y eso tiene que ser contrarrestado. Estamos acostumbrados a ver a personas que incentivan esto a través de internet, pero nunca están presentes en las marchas.
—Al final, las marchas fueron un fracaso porque no hubo el muerto que tanto querían los caviares.
Y no han contado con gente realmente representativa del universo de 6,7 millones de jóvenes de la ‘Generación Z’.
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