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1 de junio: una gesta, un líder

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Fecha Publicación: 31/05/2023 - 21:50
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Han transcurrido 67 años desde que un 1 de junio todo cambió en la forma y fondo de hacer política en el Perú. Quienes estuvimos involucrados en esa inolvidable gesta electoral de 1956, liderada por Fernando Belaunde, que enfrentó a la juventud con la oligarquía representada por la dictadura del general Manuel Odría, somos testigos de trascendentales jornadas cívicas.

Se trataba de buscar justicia y restituir el principio de libertad ejerciendo el derecho de inscribir a nuestro candidato presidencial. Buscando favorecer al suyo, mediante el control del jurado electoral, el Gobierno del llamado “ochenio” (1948-1956) se oponía a la candidatura de Belaunde.

Entonces, estalló la protesta juvenil y el choque fue inevitable. No portábamos armas, solo nuestra conciencia, fe y el amparo de nuestros derechos constitucionales. Así, junto con un gran contingente de ciudadanos que se unieron a nuestra causa en el Jirón de la Unión, a la altura de la iglesia de la Merced, resistimos a pie firme las embestidas de la Guardia de Asalto. Utilizaron sin miramientos descargas de armas de fogueo, varas golpeadoras, bombas lacrimógenas y el famoso carro rompemanifestaciones con su potente chorro de agua, popularmente llamado “rochabús”.

Luego de larga resistencia, repuestos de la terrible agresión, Belaunde, maltratado físicamente, bañado en agua helada, rostro adusto, mirada serena y bandera blanquirroja empuñada con la mano derecha, avanzó con aplomo hacia donde se encontraba el jefe de las fuerzas represivas, comandante Marroquín, y lanzó la enérgica oración que aún nos conmueve: “¡Haga llegar al general Odría que esperaré media hora y si entonces no he recibido el comunicado de mi inscripción forzaremos el paso!”

El desafío se convirtió en radical demanda cívica. Vencido el plazo, la rebeldía juvenil y del pueblo irrumpió. Se expandió desde el Jirón de la Unión a la plaza San Martín y alrededores. En esos instantes, nacía, políticamente, el más prestigioso estadista del siglo XX.

Convencidos de que la dictadura había ganado ese primer enfrentamiento, nos reagrupamos con Belaunde en nuestra casa política de la céntrica calle Tarapacá. Nos disponíamos continuar con nuestra demanda, apelando a nuestro sempiterno lema ¡Adelante! y a la tradicional rebeldía del pueblo de Arequipa.

Cuando estábamos en los preparativos para dirigirnos por carretera a la revolucionaria Ciudad Blanca, timbró el teléfono. Llamaba el jefe de redacción del diario “La Prensa” para informar a Fernando Belaunde que había llegado a todas las redacciones de los diarios la resolución del Jurado Nacional de Elecciones, inscribiendo su candidatura presidencial.

La reacción de todos fue de algarabía, de legítima emoción. Los vítores, aplausos y las expresiones “Belaunde, juventud”, “Belaunde, libertad”, se repetían. Habíamos doblegado al autocrático gobierno odriista. Felizmente sin pérdida de vidas.

Esa jornada, que tiene un significativo título: “Ultimátum de la Merced”, sin duda, fue y sigue siendo un hito en la historia de la República. Se inició así una nueva manera de ejercer la política y, por ende, de profesar la democracia en libertad y justicia, importantes columnas de todo sistema gubernamental contemporáneo.

Ex senador de la República.

Por Javier Díaz Orihuela

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