¡Actúe ya, general Williams!
José Williams, presidente del Congreso, insiste en hacerle frente -con guantes de seda y modales civilizados- a la prepotente arremetida de un Pedro Castillo cargado de explosivos, decidido a volar en pedazos la Constitución para cerrar el Congreso, convocar a una asamblea constituyente e instalarse en el poder al más puro estilo chavista. ¿Cree acaso Williams que esa actitud es la que debe mostrar, en un momento tan dramático y peligroso como el que está viviendo el Perú? Nuestro actual Legislativo es incoherente, indolente e inclusive, cobarde. Porque encontrándose amedrentada su vigencia, como institución tutelar de la democracia y el Estado de Derecho en el Perú, pareciese rendirse al enemigo absteniéndose de votar por la vacancia de un presidente denunciado por ser un sujeto corrupto, decidido a acabar con el futuro de nuestra patria. Repetimos. ¿Considera acaso Williams estar en condiciones de frenar el desbocado frenesí golpista de un compulsivo violador de la Constitución, como es Pedro Castillo (acusado por la Fiscalía de la Nación de dirigir una organización criminal autora de reiterados acontecimientos de corrupción pormenorizadamente descritos en alrededor de sesenta y tantas carpetas fiscales), sin siquiera hacer el gesto de denunciarlo penalmente por las innumerables infracciones constitucionales que viene perpetrando? El presidente del Parlamento del Perú, valeroso militar considerado héroe nacional, ¿permitirá que el poder Legislativo claudique ante un atrabiliario como Castillo, que representa a lo peor que exhibe la patria? Nos referimos a sendero luminoso, aquella secta genocida a la que, épicamente, se enfrentara el general José Williams; y a la que, traicioneramente, Pedro Castillo se ha prestado a servir en su condición de jefe sindical de la facción magisterial del Movadef, brazo político creado por abimael guzmán para entrometerse en la política peruana. En este escenario, ¿acaso es concebible que los peruanos permitan que, a través de Pedro Castillo, por presión de los hechos –inclusive hasta exhibiendo el respaldo de las Fuerzas Armadas- sendero luminoso logre apropiarse del dominio constitucional conformado por los poderes Legislativo y Judicial, la Fiscalía de la Nación y el Tribunal Constitucional? ¿Por qué diantre el presidente del Congreso no dirige una arenga a todos los legisladores –tanto niñitos como adultos; como niñas y mayores- poniendo los puntos sobre las íes llamándole Patriota a aquel que defiende los principios y valores democráticos; y Felón al renegado que abjura de los razonamientos de libertad, tolerancia y respeto por la opinión ajena, que consagra el Estado de Derecho cobijado en el sistema democrático? ¿Por qué el presidente del poder Legislativo no lanza un claro ultimátum entre los congresistas, como hizo Pizarro, trazándoles la línea divisoria entre quienes están con el Perú libertario y próspero; y aquellos que se revuelcan entre las miasmas del totalitarismo que propugna esta morralla bolchevique que controla el Ejecutivo, pisoteando las normas, trasgrediendo la Constitución y delinquiendo a través de una organización criminal montada con el propósito de manipular el Estado peruano, al más puro estilo de la camorra siciliana?
El Legislativo ha dejado correr demasiada agua bajo el puente. ¡Ya basta!
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