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¿Adónde apunta la OEA?

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Fecha Publicación: 25/11/2022 - 00:00
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No hay hora de tregua para la agitprop chavista que, de manera descarada, se ha instalado en el Perú con mayor intensidad aún en estas últimas semanas. El mensaje instigador, absolutamente incendiario y estridente, parte generalmente de palacio de gobierno. O también de algunas localidades provincianas que, en forma cotidiana, visita Castillo abusando del uso de los aviones, helicópteros y de cuanta parafernalia del Estado se le ocurra, para exacerbar ante el pueblo el morbo odioso y el ánimo resentido que despiertan sus monsergas repletas de puñaladas al idioma. Pero también, preñadas del complejo de inferioridad que usa –y abusa- para despertar más encono ciudadano contra aquel enemigo público de los dictadores bolcheviques, como él. ¡Nos referimos al Congreso de la República! Poder del Estado que le sirve de muñeco de trapo a todas las izquierdas sudacas. ¿La razón? De esa forma menoscaban a este templo de la democracia y bastión del Estado de Derecho, a la vez que fomentan la protesta diaria contra él, por parte de un pueblo fácil de enardecer y de manipular, por esas eminencias grises que anidan atrás de un aparáttchik agitador dirigido, desde La Habana, por los servicios de inteligencia cubanos en connivencia con el Foro de Sao Paulo financiado por el impresentable Maduro. Da la impresión que los veedores de la OEA -que llegaron el pasado fin de semana para “ver qué sucede en el Perú”- no lograron calibrar ese ambiente revolucionariamente tóxico y angustioso que asfixia a las clases sociales del Perú, envenenadas por Castillo con el resentimiento social de su pasión por incitar a la insurrección y a la violencia contra lo que denomina “el orden establecido”. Que no es otra cosa que la Constitución y las leyes. De ser así querrá decir que Latinoamérica está perdida. Porque la OEA es incapaz de entender que su giro a la izquierda la ha convertido en un foro pletórico de gente resentida, convenida, mentirosa plena de odio social. Una tribuna adonde las jerarquías marxistas navegan vestidas de mecenas, para incitar insurrecciones cada momento más violentas. Como la que viene impulsando Castillo, sujeto neófito en lo que respecta a gobernanza estatal, agitador sindical y, en rigor, un oligarca que vive como rico con dinero ajeno. Un individuo acusado de cometer incontables hechos de corrupción, a través de la organización criminal que presuntamente dirige y que integrarían tanto él como su esposa, su hija putativa, sus hermanos y sus cuñados. Pero, asimismo, ex ministros suyos, así como su ex secretario y subsecretario de la presidencia, según las imputaciones que ha incorporado la Fiscalía del Perú a la denuncia constitucional presentada al Congreso. Acusaciones respaldadas por alrededor de 190 evidencias debidamente corroboradas; tanto por testigos presenciales como por colaboradores eficaces validados por el poder Judicial, evidentemente comprobadas por investigaciones policiales y otras pruebas de indudable autenticidad.

Si la OEA –incitada por Forsyth, Cuadros y Landa- permite que Castillo cierre el Congreso, habrá sellado el ingreso -sin salida- de Perú a la órbita comunista de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

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