Aleccionador revés al terrorismo
El mundo civilizado rechaza el terrorismo, desprecia a los “guerrilleros” y repudia al comunismo. Mientras tanto, en connivencia con sus cofrades caviares, acá los rojos sectarios, además de fanáticos disfrazados siempre de buenistas, pretenden revivir las épocas de abimael guzmán y su dictadura autocrática. Lo hicieron con el golpista y corrupto Pedro Castillo, convirtiéndonos en un país sumido en el desastre, sin verdadera libertad para sus ciudadanos; sin democracia; sin Estado de derecho; sin derechos humanos ni propiedad privada, sometidos al poder del déspota de turno.
Tamaño atentado fue tácitamente respaldado por ciertos medios de comunicación, controlados por la izquierda caviar; como República, RPP, Comercio, los canales 2, 4, 5, 8, 9. Todos ellos fungen de demócratas, mientras que sus líneas informativa y editorial apuntan, precisamente, a todo lo contrario. Las naciones democráticas y exitosas rechazan en todo el orbe a los terroristas; más conocidos en Latinoamérica como ‘guerrilleros’ o luchadores sociales.
Así los califican la ex comisión de la verdad y sus sucedáneos, el museo de la “memoria” y “ojo que llora”. Auténticos bodrios de adoctrinamiento del extremismo. donde alienan a las nuevas generaciones con esa narrativa comunista que convierte al terrorista en héroe del pueblo, oprimido por la derecha explotadora. Sin embargo el martes, mientras el guerrillero asesino de las farc, ahora presidente de Colombia, Gustavo Petro, se aprestaba a dar lectura a su discurso ante la Asamblea de las Naciones Unidas, en ese mismísimo instante la mayoría de asistentes a esa solemne Asamblea emprendió la retirada del auditorio. Le dieron la espalda al “guerrillero” Petro, autor de decenas de miles de muertes en Colombia. Como sus pares peruanos, los terroristas/genocidas abimael guzmán y víctor polay, culpables de la muerte de 35 mil peruanos.
Las imágenes de ese desaire –indirecto a Colombia– circularon por el mundo. Como informa el acertado portal Infobae, Petro, con fama de empezar tarde a sus citas, en esa ocasión sorprendió a muchos asistentes asistiendo puntualmente al acto, acompañado por la vicepresidenta Francia Márquez, el ministro de RREE Álvaro Leyva, el embajador colombiano en Washington Gilberto Murillo, su esposa e hija Verónica y Antonella, respectivamente.
Su intervención estaba programada una vez concluya su discurso el presidente norteamericano Joe Biden, lo que aumentó el interés. Sin embargo, mientras Petro se alistaba se produjo un incidente que no pasó inadvertido. Pasado el turno de Biden, los asistentes empezaron a levantarse de sus sillones para abandonar rápidamente el recinto causando mucho ruido. Petro se preparaba concentrado para su intervención, pero el alboroto entre los asistentes le obligó a pedir al secretario que restaurare el orden, porque le era imposible iniciar su intervención sin la necesaria tranquilidad.
Cuando Gustavo Petro, presidente de Colombia, iba a comenzar su discurso en la Asamblea General de la ONU, pudo percatarse de que, incluso, el escaso público que quedaba lo ignoraba. Esta lección de decencia política y ejemplo democrático deben aprenderla los caviares. Como el rosado Sagasti, tan amiguete de los emerretistas, que salió extrañamente pronto del secuestro en la embajada de Japón, portando un inmundo autógrafo del criminal polay.
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