«Alicia en el País de las Maravillas», de Lewis Carroll
“Alicia en el País de las Maravillas” surge de un paseo por el río Támesis que emprendieron un tímido profesor de matemática y lógica, llamado Charles Dodgson (Lewis Carroll), y tres niñas (Alicia, Lorina y Edith Liddell), a las que narró diversas peripecias de su propia invención para poder entretenerlas, durante la memorable tarde de verano del viernes 4 de julio de 1862, que fue registrada bajo la forma de uno de los libros más cautivadores de los que se tenga memoria.
A lo largo del relato, el genial autor hace gala del humor inglés que tiene siempre tintes patéticos y pesimistas, pero que se caracteriza, sobre todo, porque quien habla se burla a menudo de sí mismo y se ridiculiza, encontrando una oscura diversión en ello. Por otra parte, en la época victoriana había tantas normas de etiqueta y de conducta, que la gente de entonces parecía hacer gala de un interés mayúsculo por propiciar o inmiscuirse en hechos estrambóticos que la sacasen del estrecho corsé moral en el que se encontraban.
Hay quienes dicen que el Conejo Blanco nervioso y asustadizo que aparece desde el inicio de la historia es un reflejo del propio Lewis Carroll, de hecho, hay un capítulo del libro denominado: “El Conejo Blanco manda un pequeño billete” (“Bill” en inglés), lo cual haría alusión a los mensajes que Carroll enviaba a la pequeña Alicia, entonces de once años (él tenía treinta), cuando sus padres ya no le permitían frecuentarla.
Biógrafos como Morton N. Cohen tienen la hipótesis de que Carroll pidió la mano de la niña para poder casarse en un futuro con ella, y que desde junio de 1863 los padres de Alicia no le permitieron seguir viéndola, dado que le llevaba veinte años y porque era de una posición económica inferior, además de que tenía un comportamiento marcadamente exótico.
Alicia Liddell le pide a Carroll que publique un libro con las aventuras que le narró en el Támesis y el joven, por complacerla, escribe la novela y se la regala en la Navidad de 1864. En el relato, frente a decenas de animales parlantes y seres fantásticos de la más ingeniosa índole, se encuentra una niña que, a pesar de su corta edad, es muy juiciosa y cuenta con un criterio ya formado. Es más, Alicia es la personificación exacta de la lógica, que se encuentra sola en un mundo lleno de chiflados.
Por Evelyn García Tirado
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