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Arquímedes y el punto de apoyo, la Constitución de 1993

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Fecha Publicación: 25/02/2023 - 22:40
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Por Víctor González y Coello de Portugal

En el siglo III antes de Cristo, Arquímedes de Siracusa en su ley de la palanca determinó que “la potencia por su brazo es igual a la resistencia por el suyo”. Arquímedes llamaba “potencia” y “resistencia” a las fuerzas que actúan a cada lado de la palanca.

Dudo que Castillo dominara estos conceptos cuando se convirtió en la mayor resistencia al bienestar de los peruanos en la campaña electoral y especialmente una vez alcanzada la presidencia. Durante su campaña sembró el relato de que toda la culpa de las desgracias de los peruanos, especialmente los más necesitados, era del “sistema” y por ello de la Constitución de 1993. La falta de atención a esta falacia por parte de la oposición no fue corregida a tiempo. La mentira regada mil veces pasó a convertirse en una fuerza mediática que ha florecido.

Dato mata relato y por ello es bueno recordar algún indicador económico relevante. Según el Banco Mundial el PIB per cápita en 1993 era de US$ 1,674, mientras que en 2019 había aumentado a US$ 6,541, durante este periodo el PIB del Perú creció un promedio anual del 4%. Según el Instituto Nacional de Estadística e Información (INEI), en 1993 el 54.3% de la población vivía en situación de pobreza y en 2019 se había reducido la tasa de pobreza al 20.2%. Las exportaciones pasaron de US$ 3,401 millones en 1993 a US$ 47,707 millones en 2019. En ese periodo la inversión directa extranjera ascendió a US$ 91,356 millones, según el Banco Central de Reserva del Perú, los índices de paro bajaron y podríamos seguir con un largo etcétera.

Por lo tanto, la Constitución de 1993 es sin lugar dudas un hito fundamental en la historia política y económica del país. Estableció las bases para una economía de mercado más sólida y próspera, garantizando la protección de los derechos fundamentales, el respeto a la diversidad cultural y el fortalecimiento de la democracia.

Marcel Prélot, a mediados del siglo pasado, indicaba que el conocimiento de las constituciones era la primera base de la reflexión política. Sin embargo, intuimos que la variada historia constitucional francesa con más de 14 textos constitucionales no influyó reflexión alguna del expresidente Castillo. Ni mucho menos los hitos de la Constitución de 1958, garante de la estabilidad francesa y de su V República durante más de 60 años. Tal vez algo oyera sobre el único texto constituyente de los Estados Unidos de América desde su independencia o de la “Constitución de la Paz” del Japón que no ha sufrido ni una sola enmienda desde su promulgación el 3 de noviembre de 1946.

El Perú debe evitar los procesos constituyentes sinónimo de miseria que han regado la región. La “brisa bolivariana” y el cartel del Foro de Sao Paulo tienen una hoja de ruta clara y definida. La mentira no es un buen punto de apoyo, pero la Constitución de 1993 sí lo es, aprovechadlo y moveréis el mundo.

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