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Asuma sus responsabilidades, presidenta Boluarte
A un mes de la caída del pelele andino Pedro Castillo, podemos intuir cambios positivos en el talante ciudadano. Empezando por una clara sensación de alivio ante la amenaza totalitaria que día a día transpiraba el régimen anterior, como expresión del “cambio” que prometió incrustarle al país. Paralelamente, una tesitura de escepticismo entre los sectores emprendedores (desde pequeños a grandes inversionistas) que hoy, hace un mes, simplemente habían tachado la palabreja inversión de sus agendas. Y finalmente, cautela general, en vista de que quien tomó las riendas del país, siguiendo el orden constitucional, es una ciudadana que formó parte de la fórmula presidencial ensamblada por Vladimir Cerrón, con la presencia de Castillo como presidente y ella de vicepresidente. Incluso hasta ya juramentada como presidente del Perú, Dina Boluarte insistió en identificarse como amiga de Pedro Castillo. También dijo sentir pena por él y por su familia, y ofreció visitarle “próximamente”. Entonces, uno se pregunta, ¿cómo podría ser tan amiga de quien fuera vacado por haber quebrantado, flagrantemente, la misma Constitución por la cual ella luego juraría defender a la Patria? ¿Cómo podría sentir lástima por tamaño delincuente que, además, está imputado por la Fiscalía de la Nación como el líder de una organización criminal dedicada a robarle al país? Y defender a la Patria, presidente Dina Boluarte, no solamente implica coger un arma para dar batalla en algún frente de guerra. Significa, asimismo, castigar a quienes, como el hoy reo Castillo, violan la Carta Magna y delinquen criminalmente para beneficiarse a costa de los 32 millones de peruanos. Y no nos venga ahora con aquella necedad que “respeta la presunción de inocencia”. ¡Porque tontos no somos! Otro aspecto bastante sospechoso suyo, presidente Boluarte, es la renuencia que demuestra para adoptar medidas claras y determinantes frente al régimen totalitario que, nominalmente, presidió Pedro Castillo y fácticamente dirigiera Vladimir Cerrón, siendo usted vicepresidente y ministra. Actúe con estricto apego a las normas ordenando que Seguridad del Estado detenga, investigue y denuncie ante la Fiscalía al ciudadano que haga apología del terrorismo; y compórtese igual con quienes violen la ley interrumpiendo el libre tránsito carretero.
Presidente Boluarte, recuerde estos artículos de la Constitución. Especialmente en coyunturas graves como ocurre ahora, exacerbadas por sus ex compañeros de partido y su amigo Castillo: “Artículo 167°. El Presidente de la República es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Artículo 165°. Las Fuerzas Armadas están constituidas por el Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea. Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137º de la Constitución.” ¡Jamás ignore sus obligaciones constitucionales y legales! ¡Presidir la Patria no es ser madre superiora de un colegio! Basta de interpretar a la buena de la película. O aplica la Constitución y las leyes, como aparecen escritas; o después el Estado acabará aplicándolas a usted. ¡Así es el poder! ¡Sensualizante y glamoroso; pero ingrato y peligrosísimo!