¡Atención, señores vocales supremos!
Desde todo punto de vista, resulta insostenible la condición del polémico Jorge Luis Salas Arenas, aún presidente del Jurado Nacional de Elecciones. Existe el principio fundamental que nadie debe traicionar la voluntad de Juan Pueblo, en el ejercicio más importante que tiene la sociedad: elegir a sus autoridades con el voto secreto y directo que facultan la Carta y la Ley. Y Salas Arenas no es la garantía que necesitan los peruanos para vigilar sus procesos electorales; sean comicios generales, parciales o lo que fuese.
En opinión de la ex Fiscal de la Nación, hoy legisladora Gladys Echaíz, Salas Arenas representa en el JNE a la corte Suprema, donde ejerce justicia electoral; función del más alto cargo en lo que respecta el cuidado del voto ciudadano. ¡Por tanto, es susceptible a que su gestión sea evaluada! Sin embargo, Jorge Luis Salas Arenas se opone a que el Parlamento debata, proponga y apruebe leyes relacionadas a incorporar a los miembros del JNE dentro de los alcances del juicio político, en caso transgredan leyes y/o dispositivos legales que perjudiquen la voluntad del elector. “¡Salas Arenas considera que el JNE es un organismo de tercer nivel!”, evidencia con toda razón la doctora Echaíz.
Es más, la ex Fiscal de la Nación hoy legisladora, contempla que el cargo de presidente del Jurado Nacional de Elecciones es el de un alto dignatario; por tanto encaja en las consideraciones del juicio político. No obstante, dice Echaíz, “Salas Arenas ejerce políticamente su función como juez electoral.” Incluso ahora último este personaje dispendió decenas de miles de soles viajando al extranjero, adonde dañaría la imagen del Perú delante de la CIDH, pretendiendo blindarse ante los cuestionamientos que arrastra desde el fiasco de las elecciones de 2021, cuando Salas Arenas se negó a contrastar decenas de miles de actas observadas con el padrón electoral, otorgándole sospechosamente el triunfo electoral a Pedro Castillo. A decir de Echaíz “Salas Arenas privilegia los intereses personales antes que los de la institución”.
Hay más. La actual congresista propone que la corte Suprema del Perú evalúe “el comportamiento de su representante ante el JNE (…) A la luz de los hechos y la manera en que viene actuando el presidente del JNE, podríamos decir que su actuación es política (…) pretende que sea considerado dentro de los altos dignatarios de la nación (…) pero (a diferencia de lo que sucede con los jefes del Estado, congresistas, ministros, Defensores del Pueblo, etc.) ”a él debieran dejarle sin control, sin fiscalización”, cuestiona con toda justicia la legisladora Echaíz. En este orden de ideas, Echaíz determina que eso de “distorsionar las opiniones del Congreso, bajo criterios políticos (como hace Salas Arenas), no le hace bien ni a las personas, ni a las instituciones, ni menos al país.”
Vistas así las cosas, haría bien la Corte Suprema en cambiar a su cuestionado delegado ante el JNE, Jorge Luis Salas Arenas. ¡El más importante tribunal de Justicia de nuestra Nación merece tener a lo mejor de su vitrina ante el máximo tribunal electoral!
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