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Atentado contra la prensa

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Fecha Publicación: 20/10/2022 - 23:00
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Las coincidencias no son vanas. Menos las de este gobierno, en su carrera por acabar con la libertad de prensa y opinión en nuestro país. La salida del aire de la valiente señal anti oficialista de PBO, estación noticiosa propiedad de Phillip Butters, tiene mucho que ver con el afán del régimen corrompido y embustero que aún preside Pedro Castillo. La meta de Castillo es destruir el Estado para construir otro de corte totalitario. Como hicieron los Castro en Cuba, los Chávez y Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua. Comunismo y prensa libre son como agua y aceite. ¡Se repelen! Por ello para los castillos, cerrones, bellidos, bermejos y demás atrabiliarios totalitarios que se han apoderado del Perú, la prensa libre les resulta un obstáculo insalvable. Consecuentemente, buscan la oportunidad que les parezca válida para pegarle un zarpazo a los medios de comunicación que no transigen con ellos.

PBO es un acreditado medio de prensa defensor de los valores democráticos, las libertades de prensa, opinión e información y, en general, de las libertades individuales, de culto, de empresa, etc. ¡Principios que denostan Castillo y sus secuaces! El atentado a PBO responde a la estrategia oficialista de clausurar aquellos diarios y las estaciones de radio y televisión que no comulguen con el comunismo. Es decir con palacio, que en esta oportunidad habría aprovechado un litigio judicial para capturar al centro de transmisiones que PBO le arrienda a los hijos de Ricardo Belmont Cassinelli, quien dice ser amigo de Pedro Castillo y se ufana de serlo de Vladimir Cerrón. Registra no una sino múltiples visitas a palacio, y exhibe una elocuente fotografía sonriente al lado de Cerrón. Es más, tras la incursión de Belmont Cassinelli a la caseta de transmisión, desde donde emitía su señal PBO, automáticamente aparecieron tweets de Cerrón, Guido Bellido y Perú Libre felicitándolo “por recuperar su medio de comunicación”. La captura de las citadas instalaciones ha impedido que se transmitan programas que dicen las verdades sobre estos bolcheviques que manejan el régimen que preside (según la Fiscalía de la Nación) el presunto jerarca de un organización criminal, llamado Pedro Castillo Terrones.

Por más provinciano que se autocalifique Castillo -para encubrir el abecedario de crímenes que le imputa el Ministerio Público- su discurso no resiste el más mínimo sustento. Porque su actuación responde al libreto de alguna novela de ficción narrada por el Foro de Sao Paulo, descifrada por el embajador cubano en el Perú, y finalmente digerida por Castillo fungiendo de secuaz del movadef, el brazo político de sendero luminoso. Recordemos sino que Castillo llegó a la política vía el movadef, un movimiento terrorista al cual sirvió como secretario general de su sindicato magisterial que luego usó de plataforma para promover su imagen hasta, finalmente, lanzar su candidatura a la presidencia del país.

OEA debe incluir estos hechos al tiempo de evaluar al gobierno de Castillo, un mandatario antidemocrático decidido a eliminar la Libertad de Prensa. Como lo hacen sus pares venezolano, nicaraguense y/o cubano, difamándola como “la prensa corrupta”.

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