«Baladros», poemario de Ricardo Maurandy
Un joven escritor de Murcia, llamado Ricardo Maurandy, ha publicado su primer poemario, el cual ha titulado “Baladros”, en la editorial madrileña “Poesía eres tú”. Me pidió que leyera el libro antes que este fuera llevado a la imprenta y la verdad he quedado impresionada por la facilidad que tiene para manejar el lenguaje a su antojo, posee una habilidad natural para escribir versos, él ha comentado que lo hace como una forma de desahogarse, pero creo que su talento va mucho más allá, pues usa un vocabulario muy rico y expresivo y a la vez alado, es muy extraño porque a pesar de ser su estilo tan delicado también transmite una fuerza increíble.
El estilo de Ricardo posee un tono atemporal, de escritor maduro y clásico, un tono castizo y contundente, que lo deja a uno sin aliento. Cuanto escribe parece provenir de la región de los fantasmas o de los sueños o en todo caso de un lugar cuyos elementos no se pueden asir, sus versos son ingrávidos y se tiene la sensación de estar observando a un ave que en cualquier momento va a remontar el vuelo. La verdad es que cualquiera al leer este trabajo puede reconocer su enorme calidad y valía, los versos son irresistibles y poseen una factura perfecta, parecen antiguas baladas medievales o cuentos de hadas británicos, por lo hermosos.
El autor logra envolver al lector con sus palabras y este siente como si una escenificación completa se estuviese desarrollando frente a sus ojos, realmente, uno no puede dejar de verse involucrado y sentir en carne propia lo que el poeta va revelándonos, de a pocos, como si soltase pequeños guijarros dorados en el sendero de un bosque. Hay, incluso, poemas que son tan contundentes como un grito, Maurandy ha escogido con sabiduría cada palabra, pues cada una le suma algo nuevo a los poemas y les aportan frescura y fuerza. A veces, con solo usar imágenes fugaces, logra construir toda una atmósfera, como es común ver en los trabajos de los maestros japoneses de los siglos XVII y XVIII. El tono del poemario es majestuoso y los versos dedicados al amor son bellos sin ser demasiado dulces, mantienen un justo equilibro donde cada línea es necesaria, como debe ser. En este trabajo, a pesar de su juventud, Ricardo demuestra ya un estilo único e inconfundible, lo cual es muy difícil de conseguir, aun para autores con experiencia.
Poe Evelyn García Tirado
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