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Borrón y cuenta nueva

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Fecha Publicación: 10/04/2023 - 23:00
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¿Cómo es posible que el Perú haya sido manejado de manera tan pervertida, corrompida y delictiva, como lo hicieron los gobiernos de Kuczynski, Vizcarra, Sagasti y Castillo? ¡Solo gracias al respaldo incondicional que recibieron de la prensa venal -conocida como “la gran prensa peruana”- a través de millonarios contratos de publicidad, ediciones de textos escolares y muchos negociados más, sufragados por el Estado para enriquecer el bolsillo de los accionistas de lo que, hasta muy poco, han sido centros de poder, ahora venidos a menos! La única –pero verdaderamente gigantesca- rueda de molino que debían tragarse los dueños de aquellos medios, a cambio de aplaudir cada palabra que decían esos cuatro gobernantes (auténticos autores de la gigantesca debacle nacional que hoy vemos frente a nosotros), fue alquilarles su línea informativa y editorial al inquilino de palacio de gobierno.

El drama es que allí el Perú perdió el frente de defensa de la Democracia y el Estado de Derecho llamado periodismo libre. ¡Arrancó cuando Alejandro Toledo alcanzó el podio de la presidencia del Perú! Desde entonces los diarios El Comercio y La República, la cadena radial RPP, y los canales televisivos 2, 4,5, 8 y 9 pasaron a mejor vida, transformándose en auténticos emporios periodísticos de dimensiones millonarias. ¡Algo que nunca habían sido! Ocurrió de manera rápida, sin que sus propietarios mostrasen el más mínimo de los pudores ni el menor gesto de vergüenza, al ponerle precio al descarado alquiler/venta de sus líneas editoriales y sus áreas informativas al servicio -y al gusto- del inquilino de turno de palacio.

Así pasaron a convertirse en viles pasquines propagandísticos del jefe del Estado, a quien daban carta blanca para que haga lo que le venga en gana sin fiscalizar un ápice sus malas prácticas gubernamentales. Entre tanto, corroborando que el país sufría una imparable debacle sociopolítica, económica y moral, EXPRESO daba cuenta del terrible daño que estaba gestándose a través de este vicio, sin que aquella “gran prensa” preste la menor atención.

Más aún, este periodismo vendido se jactaba de convivir con el poder político, mostrando su desdén por la sagrada independencia periodística. Incluso vanagloriándose hasta hoy de su desprecio ante la cotidiana crítica que le formula EXPRESO.

¡Perú ha tocado el punto crítico de la ingobernabilidad! Primeramente la opinión pública pilló la trampa con la cual, durante dos largas décadas y media, estuvo engañándola un grupo de medios periodísticos venales, habiéndoles perdido la confianza a esos diarios, radios, televisoras, encuestadoras, etc. Por tanto, tras el harakiri que se hizo Pedro Castillo con el golpe de Estado que dio el 7/12/21, a Dina Boluarte se le ha complicado seriamente su actuación. ¡Igual sucederá con los futuros presidentes! ¡Dos veces no capan al gato! La confianza que la gente depositó en estos medios de prensa fue resultado de antiguas muestras de neutralidad y de independencia frente al poder, por sus directores, planas noticiosas y editoriales. Ahora ese mismo lector, oyente, televidente desconfía de ese periodismo. ¿Consecuencia? Los presidentes han perdido ese aplauso fácil y doloso, con que antes gobernaban engañados por esos medios.

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