Carlos Neuhaus, oportunidad y esperanza
Por fin hay una magnífica noticia para la centroderecha nacional: el Partido Popular Cristiano ha elegido un nuevo presidente. Hablamos de Carlos Neuhaus Tudela, hijo de uno de los fundadores del partido, de quien lleva el mismo nombre y profesa la misma opción política. Profesional de destacada trayectoria, organizó, entre otros exitosos emprendimientos, la planificación, ejecución e inauguración de las grandes obras que acogieron a los XVII Juegos Panamericanos 2019 en Lima. Coincide con el anuncio, días antes, que el PPC ha iniciado gestiones para reinscrbir el partido ante el Registro de Organizaciones Políticas, previa reorganización de esa otrora poderosa y acendrada máquina política, cuyo líder espiritual, Luis Bedoya Reyes, ha sido uno de los pocos -y de los más brillantes- políticos que ha tenido este país. La escuadra legislativa del PPC marcará un momento de gloria en nuestro Congreso, aportando parlamentarios de la talla del propio Bedoya Reyes, Mario Polar, Roberto Ramírez del Villar, Enrique Elías, Ernesto Alayza, Felipe Osterling,
Lourdes Flores Nano, Ántero Flores Aráoz, etc. Post Fujimori, el PPC acabaría copado por voces indirectamente ligadas a la cultura caviar, siendo incapaz de orientarse hacia sus orígenes, optando por la presencia –incluso el liderazgo- de sociales confusos como Marisol Pérez Tello. Poco a poco, estos acabaron medrando aquella sólida ideología centroderechista que le caracterizaba, para acomodarla a la nueva ola caviarona de politicastros sin mística. ¡Mucho menos todavía la brillantez, capacidad, el talento y conocimiento de sus líderes originales! Vienen luego los sálvense quien pueda, con la participación de Lourdes Flores como candidata del PPC a la alcaldía de Lima, y su derrota por la corrupta Susana Villarán. Luego la dirigencia pepecista cometería el estropicio de respaldar la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski, con las graves consecuencias que todos vemos.
El asunto no acabó allí. Vinieron las pugnas y los pleitos internos por tomar el control del partido, siendo uno de los más absurdos el protagonizado entre Antero Flores Aráoz y Lourdes Flores Nano, que desembocó en la renuncia del primero. Toda esta descomposición gradual acabaría en el fiasco electoral del año 2020, cuando por falta de votos en las elecciones Legislativas de 2020 (con motivo que el miserable Vizcarra disolviera el Congreso), el PPC apenas obtuvo 3.99% de las simpatías nacionales, obligándolo a disolverse formalmente.
La marca PPC significa mucho para los peruanos que no se prestan al engaño de las izquierdas. Desde la totalitaria roja, a la utópica caviar socialista. Ya le vimos los dientes del lobo totalitario con la llegada al poder de este ágrafo, pro senderista y corrupto Castillo. ¡Hoy al centro derecha peruano le urge reorganizarse! Y ello sólo ocurrirá con la presencia de partidos que profesen ideologías centristas, como es el PPC. Carlos Neuhaus tiene entonces una responsabilidad enorme. Sin embargo, su naturaleza y temple le serán de mucho respaldo para la reingeniería política que va a necesitar implantar en su partido, cuidándose de esos falsos profetas y cantos de sirena, siempre prestos a la intriga y a la manipulación, madres de todo fracaso.
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