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¿Cerro Verde y Buenaventura: dónde estaba la Sunat?

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Fecha Publicación: 18/08/2021 - 21:30
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Por Omar Sumaria Benavente

Ante el reciente pago de las deudas tributarias de las mineras Cerro Verde y Buenaventura por 1,040 y 2,100 millones de soles respectivamente, el sentimiento del ciudadano común, más que pensar en un triunfo de la gestión del Estado, es cuestionarse: ¿Dónde estaba la Sunat? ¿Por qué se dejó acumular dichos montos? ¿Si no pagaban voluntariamente no le podían cobrar?
Más allá de especular acerca de la estrategia de estas empresas aprovechando el nivel histórico más alto del precio dólar y preferir el cambio de sus utilidades en soles para así obtener una gran ventaja en el cambio, y la posibilidad de recuperación vía judicial, la pregunta es: ¿Por qué el trato distinto de la Sunat al ciudadano común de la clase media?
La clase media dinamiza el mercado, sirve de enlace entre los productores, el sistema financiero y los consumidores, constituida por pequeños empresarios, negocios locales o familiares, profesionales independientes, entre otros. Pese a ello, la estrategia del Poder Ejecutivo por medio de la Sunat siempre ha sido en lugar de promover su crecimiento en asfixiarla.
El caso es que bajo el principio que “el que más tiene debe apoyar a los que menos tienen”, se encuentran beneficios tributarios para las grandes empresas y exoneraciones para los que formalmente no tributan, pero aquel que emprende un negocio o a través de la actividad independiente, conforme va generando ingresos se van incrementando los impuestos generándose un sistema con “incentivos perversos”.
En teoría, resulta equitativo este sistema, pero en la práctica es trágico. El empresario y profesional de clase media tiene que invertir en publicidad, educación, local, licencia, herramientas, tecnología, algunos colaboradores, etc., y la tasa de retorno de lo invertido es muy espaciada mientras genera clientela, sin embargo, a los primeros ingresos ya se encuentran gravados y aumentan conforme aumentan ellos, sin tener en cuenta lo mencionado.
Este incremento de impuestos se traslada al cliente, lo que no vuelve competitivo al negocio o servicio, dado que la cantidad de oferta genera que una variación en el precio inicial del bien o servicio, inmediatamente el cliente buscará un servicio alternativo, condenando de esa manera a no progresar, evadir impuestos, restringir costos, disminuir personal, e informalidad.
Y las consecuencias del no pago son aún más fatales, con una persecución inquisitoria, amenazante, que afecta la imagen de la persona o el negocio y finalmente lo saca del mercado, del sistema financiero y de posibles contrataciones con el Estado condenando así al fracaso o preferir formar parte del ejército de dependientes del Estado que aplaudirán desde sus ventanas ante la restricción de sus libertades, en lugar de fomentar la iniciativa privada, que finalmente es la dinamiza el mercado.
La Sunat a esta clase media, en lugar de desaparecerla, más aún en un periodo de crisis con una recesión del crecimiento económico proyectado en un 3% anual, debería tener un rol de promoción y educación. Es decir, se debería permitir una suspensión de pago de impuestos a empresas recién formadas o profesiones recién ingresados al mercado por un espacio de tiempo, permitir el crédito fiscal por gastos sobre todo en educación y salud, no solo del contribuyente sino también de su familia, dado que el Estado no brinda un buen servicio en estas áreas y obligan a contratar a sistemas privados, y, por otro lado, son las condiciones necesarias para el desarrollo de estas actividades, así como incluir en este crédito fiscal a los gastos en actividades de recreación, viajes y consumo en alimentación en restaurantes, etc. Es decir, incentivar y promover el consumo en lugar de castigarlo, y de esa manera en vez de regalar u obsequiar bonos promover el trabajo independiente y privado.
El objetivo más que extinguir la clase media emprendedora debe ser ampliar la base tributaria justificando y enseñando a donde se van los impuestos, y de la utilidad de estos, pero sobre todo promoviendo la iniciativa privada, sino el poblador siempre se preguntará: ¿para qué se pagan impuestos si en corrupción se van 23 mil 227 millones de soles del Estado?

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