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Clave y descarte

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Fecha Publicación: 03/09/2024 - 20:50
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Con una gran cuota de perplejidad me pongo a revisar las declaraciones de los jugadores llamados por Fosatti para los dos partidos que se avecinan. Digo esto porque generalmente ellos y el comando técnico dicen cosas repetitivas y sin mucho valor, claro está, salvo cuando dejan de ser futbolistas y les sale el callejón. Allí no tienen reparos en decir algunas verdades que jamás pronunciaron mientras eran competitivos.
Escucho que coinciden, esta vez, afirmando que el cotejo con Colombia es clave. Cabe preguntar si algún partido de las eliminatorias no ha sido, no es, o no será clave para los 10 participantes. Mucho más, de seguro, para un seleccionado moribundo y sin fibra de volver a vivir como el nuestro, que atraviesa por una situación de precariedad desde que dejó el mando el impresentable Juan Reynoso.
Un tipo mal elegido y que le costó perder a la FPF un montón de tiempo y dinero para sacarlo del camino sólo por su alambicada forma de prenderse de los contratos de servicios, cuando lo que correspondía era no hacer más nada con su presencia en el equipo peruano que le tocaba. Usar la palabra dignidad, ¿acaso la conocerá ? Agradecer y marcharse por la puerta más cercana a la avenida Aviación.
Y esta vez cuando nos toca Colombia y más adelante Ecuador, reiniciando de esta manera al camino incierto de la clasificación al Mundial 2026 parece que los llamados se habrían percatado que estamos al límite y que esa postura de decir que es clave no es más que un retrato de la detestable campaña que luego de 6 fechas nos deja en solitario, al fondo y con dos puntos, no conociendo al momento triunfo alguno.
Siempre he afirmado que no tengo el delirio estúpido de algunos que quieren ser técnicos cuando ocupan un lugar en la prensa. Soy enemigo de formular cuestiones que corresponden sólo a los responsables que se ganan los miles de dólares haciéndonos creer que son los indicados para dirigir. Me gusta estar aquí. Opinando y nada más.
Por eso es que no llego a ver a un Perú ganando o sumando en estas dos fechas que tenemos ad portas. No se trata sólo de la dimensión futbolística de Colombia y Ecuador, se trata de lo que nosotros exhibimos meses atrás en la deslucida Copa América, donde además fuimos distante de un equipo calificado. No sólo porque no supimos convertir sino porque no mostramos nada en lo absoluto. Y encima debimos soportar un mes después al señor Fosatti, luego de sus merecidas vacaciones en su tierra, hablar babas en cuanto al rendimiento del seleccionado.
La asignatura que nos toca es muy compleja. Pese a todo la afición como siempre ha ocurrido cree en su selección. No tiene un reproche. Y si lo tiene, responde a una cuestión de calentura a la salida del estadio. Después las aguas mansas vuelven a gozar de una cierta estabilidad. La afición repasa las imágenes que muestran cómo hicimos todo mal o casi todo mal, pero aún así no perdemos lo más valioso, el cariño y respeto de nuestra selección, pese a los precios criminales de las entradas.
Una figura así se repite desde hace décadas. Nos encanta perder y salir aplaudiendo. Aceptamos declaraciones inverosímiles durante años de quienes nos hicieron pasivos protagonistas de un desastre.
Uno se pregunta, ¿habrá punto final o un punto aparte en estas dos contiendas del viernes 6 y martes 10? O acaso en octubre nos van a venir con el cuento que lo que nos jugamos son las fechas claves para salir del marasmo. No sería nada raro. Estamos acostumbrados a la tomadura de pelo. Y en frasco grande.

Por Bruno Espósito Marsán

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