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¿Cómo celebrar el bicentenario de Junín y de Ayacucho (1824-2024)?

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Fecha Publicación: 07/02/2024 - 21:40
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La verdadera y esperada celebración del bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho que sellaron la independencia del Perú y de América, debería ser de la manera siguiente: 1) La ceremonia central debe realizarse fundamentalmente con los escolares de toda la región central del Perú y de aquellos que lleguen desde todos los rincones del país, los que deberían viajar con sus padres y maestros para ser testigos de un acontecimiento escatológico que nunca jamás se borrará de su imaginario como parte de su construcción como hijos y ciudadanos del Perú. Así sembraremos para luego cosechar peruanos que amen a su patria profunda y milenaria, es decir, peruanos nacionalistas, que no tenemos, porque un peruano nacionalista es directo, franco, amante de lo correcto, honesto, honrado, incorrupto, hidalgo, valiente, héroe, etc. Si a nuestros niños los definimos como la prioridad para esa ocasión, habremos dado el primer paso para construir una sociedad que priorice los valores nacionales, que son la única axiología de la patria que nos vuelva un pueblo unido, que no somos. 2) En el marco de estas celebraciones, deberá mostrarse materialmente y con pruebas la fuerte inversión del Estado en tecnología de punta para la agricultura, que sigue siendo una tragedia y una frustración para nuestros campesinos porque no tenemos política de Estado en esta materia.

Despreciamos el gran paso dado por Velasco, tremendamente satanizado, que acabó con la servidumbre en el Perú en pleno siglo XX y que, de no haberse juntado con arribistas, ladrones, mediocres y traidores –muchos de la izquierda peruana pero también del centro político, y ciertos asolapados de la derecha de nuestro país–, el Perú tendría un pueblo realmente compacto y sin fracturas que las seguimos cargando a cuestas como cadenas en 202 años pues los campesinos siguen labrando la tierra como en el virreinato. 3) Si no se muestran cifras objetivas de una derrota contundente de la anemia de la que nuestros políticos hablan desde hace ya buen tiempo en que se impone esta enfermedad, mejor que no se haga nada. No será concebible una jornada de discursos y sonido de bandas en esas gloriosas fechas para el Perú y América, mientras nuestros niños de Huancavelica, una de las regiones más pobres del país, siguen siendo vencidos por la anemia; y, 4) Debería convocarse a una Comisión Nacional del Bicentenario de Junín y Ayacucho que, entre otras importantes tareas, lleve adelante una publicación en Edición Especial de 10 o 12 tomos sobre la connotación de este acontecimiento histórico. En los ministerios de Educación y Cultura hay mucha gente que no hace nada. El tiempo jubilar de esta celebración se pasó sin que se haya publicado un solo folleto o tríptico. Tengo en mi biblioteca los 86 volúmenes de la impecable COLECCIÓN DOCUMENTAL DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ que se hizo en los años setenta con ocasión del Sesquicentenario de la Independencia del Perú. Dígame, honorable lector, si acaso no es una vergüenza que hayamos llegado al 2024 sin nada concreto. ¡Es imperdonable! En contraste y con absoluta objetividad, el Congreso de la República, que cuenta una desaprobación exorbitante y siempre harto criticado, a través de su Fondo Editorial, ha venido publicando silenciosamente obras de enorme valor histórico como la serie “La rebelión de Túpac Amaru II”, cuya primera entrega fue de 7 volúmenes. Si están pensando en que la referida celebración bicentenaria será un derroche de protocolo para todos los invitados nacionales y extranjeros con largos discursos y recepciones al por mayor, estamos realmente de cabeza.

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