¿Cómo hacer patria así?
La tardanza de año y medio -del régimen Dina Boluarte- en reconocer el gravísimo escenario de violencia que, por inexperiencia suya, continúa apoderándose de las principales ciudades de nuestro país, ha permitido que en apenas trece meses de desgobierno suyo, la delincuencia haya consolidado suficiente poder para poner en jaque a la sociedad entera. Su desesperada figura de licenciar al alto mando de la Policía Nacional, no es sino otra demostración más de esa manera impensada como administra este gobierno, de quien formó parte de la plancha presidencial presidida por el golpista, ágrafo, prosenderista, corrupto Pedro Castillo; manipulados ambos por el estratega procubano Vladimir Cerrón, ladrón prófugo gracias, únicamente, a que doña Boluarte está de presidenta. Esta realidad no es secreta. Conocen de ella tirios y troyanos. Y es por eso que los inversionistas locales y extranjeros prefieren perder oportunidades de invertir su capital en nuestro país. No sólo para obtener una rentabilidad sino para hacerlo prosperar; de modo que sus inversiones se beneficien de aquella plusvaía y surjan nuevas oportunidades de negocio. ¡Es decir, para volver a echar a andar esa rueda del éxito que le permitió al Perú ser visto por el mundo entero como país modelo durante un lustro; y acopiar reservas internacionales, así como superávits fiscales como nunca antes en su historia, en beneficio de los peruanos! Fue durante la segunda gestión de Alan García. Gracias a ella, el Perú ha sobrevivido superando problemas desde que la izquierda volvió a hacerse del poder con Humala para, nuevamente, liquidar la economía. Este festín se prolongó con el “yo soy socialista” Kuczynski; el miserable Vizcarra; el traicionero Sagasti; el comunista Castillo y ahora esta suerte de gelatina política marca Boluarte.
Repetimos, el desgobierno actual es de pánico. ¡En palacio nadie sabe nada de nada! Todo es improvisación, y tanteo puro en plena mega crisis economico-social-política-moral. ¡Sin el menor asomo de solución! Las necesidades de inversión que requiere el Perú sólo podrían solventarlas la minería. Nuestro único patrimonio para darle al peruano la calidad de vida que tienen las naciones bien gestionadas por gobernantes coherentes y honestos. Pero ningún inversionista minero confía en este gobierno. Peor. Desconfían de quien pueda llegar a palacio el 2026. Aunque el domingo pasado, Carlos Gálvez, ex presidente de la Sociedad Nacional de Minería, declaró a EXPRESO. “El proyecto Tía Maria podría construirse inmediatamente si el gobierno aprueba los estudios que ha prersentado Sustherm, incluyendo el abastecimiento de agua limpia para agricultura. Serían US$ 1500 millones (…) Hecho que rompería ese pesimismo que existe en este importante sector (…) Congo está próximo a sacarnos del segundo lugar como productores mundiales de cobre; en oro hemos caído del primero al quinto puesto; en plata, parecido.” Pero hablarle de esto al régimen Boluarte, sería como conversar con una planta.
Las perspectivas no son halagadoras. Lo único que pudiera salvarnos es un milagro: que Boluarte cambie al gabinete; e ingrese uno de lujo, compuesto por profesionales probadamente capaces; extremadamente honestos, pragmáticos, desprovistos de todo virus izquierdista.
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