Confiep vuelve al escenario

Confiep, afortunadamente presidida una vez más por otro empresario de polendas, como Alfonso Bustamante Canny, ha presentado ante la comisión de Descentralización del Congreso una propuesta para reformular la Constitución que podría significar beneficios al Perú. Analicemos algunas de ellas.

Para empezar, dada su extensión, concentramos nuestro comentario en algunas de las múltiples sugerencias que Confiep presenta al Congreso. Comencemos por la que se denomina Eje Electoral. Plantea “reformar el artículo 34 de la Constitución, garantizando mayor idoneidad en el ejercicio de los cargos de elección popular”.

No queda claro si lo que postula apunta a que los miembros en actividad y/o en retiro de las FFAA participen en política. En este escenario, consideramos que solo los uniformados que NO estén cumpliendo servicio activo en las instituciones castrenses y/o policiales, tienen el derecho constitucional a participar en la vida política del país. Más aún, tomando en consideración que son peruanos que han recibido instrucción superior; conocedores de la realidad nacional por haber recorrido el país y vivido en diversas regiones en cumplimiento de su deber.

Los militares en retiro no son entonces como aquellos “civiles” que postulan a la presidencia de la República sin siquiera haber concluido la escuela primaria. El caos que se generó últimamente con la incursión de un analfabeto como Castillo en la jefatura del Estado, nos releva de mayores comentarios respecto a aquella cláusula de nuestra Constitución que, equivocadamente, faculta a “cualquier ciudadano” a ser mandatario de la nación. Esto último debe proscribirse.

La siguiente propuesta en materia electoral que nos parece correcta, es ampliar a cinco años el período de mandato de todas las autoridades regionales y municipales. Finalmente, enmendamos aquella sugerencia de Confiep de “minimizar”, como ella propone, a “eliminar”, como consideramos, la participación en política de personas con sentencias condenatorias.

En cuanto al quinto “eje” que sugiere Confiep para modificar la Constitución, denominado Mecanismo de Fiscalización, referido a los presupuestos para las regiones, “prescindiendo de la obligatoriedad del mecanismo de presupuesto participativo definido en la Ley Bases de la Descentralización, porque su diseño actual no permite que este constituya un mecanismo efectivo de involucramiento a la ciudadanía”, consideramos que mientras no se reduzca esa alucinante cifra de veinticinco regiones a cuatro o cinco, para una nación de las dimensiones territoriales y demográficas que exhibe el Perú, cualquier esfuerzo presupuestario regionalista continuará siendo condenado al más estrepitoso fracaso.

A criterio de este escriba, el fiasco de aquella descentralización promovida de manera espontánea e irreflexiva por el improvisado presidente Alejandro Toledo, no tiene solución por donde se le mire. Nació muerta. Empezando porque su fracaso radica en la intrepidez de haberse limitado a repetir la cantidad de regiones que, desde décadas, venían siendo arrastradas por anteriores gestiones gubernativas, iniciativas todas ellas condenadas al desastre, evidentemente culpables del atraso, el desorden, la corrupción y -por qué no- del inconmensurable encono regionalista que existe contra la capital.

Después de tiempo, vemos con esperanza que Confiep reasume el preponderante rol que tuvo, participando con opinión pensante e independiente en la vida nacional.

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