Congresistas: ¡vaquen a Castillo!
La cleptomanía, mitomanía y mega corrupción, son características vertebrales de este “gobierno” que, hace ya 379 largos días, es presidido por un lego malicioso llamado Pedro Castillo. Son cerca de sesenta los ministros que han desfilado, en lo que va de este caos. Una gran mayoría de ellos improvisados, sin talla para el cargo, lamebotas del gerifalte y comentaristas de improvisaciones. La combinación de estos ministros, con quien funge de presidente, es la fórmula perfecta para arruinar cualquier nación en apenas un año. Somos prueba fehaciente de ello. Hasta antes del 28 de julio de 2021, si bien existían desencuentros y diferencias entre las distintas capas sociales, éramos una sociedad emprendedora, pujante, aspirante, orgullosa de su pasado; esperanzada en su futuro. El cuestionado triunfo electoral del comunismo/senderismo, ayudado por Jorge Salas Arenas durante los comicios de abril y junio 2021, serviría de fulminante para encender el malestar social. Este dio paso a una furiosa polarización ciudadana, larvada desde palacio de gobierno por un profesor que plagió su tesis. Un improvisado en las artes de gobernar.
Un individuo como Pedro Castillo, forjado en la medianía; sin fundamento moral ni respeto a los valores heredados de nuestra bicentenaria historia republicana. Un sujeto que actúa impulsado por dogmas diametralmente opuestos a principios como la democracia y el Estado de Derecho. A partir de ese instante, el país viene desmoronándose, abrumado por el odio social que, a su vez, lo dirige a la lucha de clases que tanto alaba el marxismo, doctrina que abrigan Castillo y su corrompida organización criminal hipócritamente llamada gobierno de la democracia popular.
Ocurre que este Frankenstein fue advertido por muchos peruanos a partir del, también extraño, triunfo en la primera vuelta electoral de Pedro Castillo, quien sorpresivamente postulase por el lapicito. A la hora undécima, este oscuro personaje participaría como candidato a la primera magistratura en reemplazo de Vladimir Cerrón –el dueño de la agrupación conocida como Perú Libre- quien debió ocupar aquella plaza, pero resultó impedido tras haber sido condenado a purgar carcelería y al pago de una millonaria indemnización al Estado, por un cúmulo de fechorías que cometió siendo gobernador de Pasco. Pero la “gran prensa” -que domina la izquierda caviar- se abocó a guardarle las espaldas a Castillo, exigiendo que la opinión pública le diese “un plazo prudente” para definir el rumbo que le imprimiría al Perú. El leitmotiv de esta estrategia de los caviares fue ganar tiempo, para infiltrarse en las entrañas de comunismo/senderismo cerronista y de esa manera cogobernar con Castillo.
Esa maliciosa campaña mediática –que duraría un interminable semestre- facilitaría la consolidación del comunismo. Sus consecuencias las vemos ahora, con un corrompido Castillo Terrones decidido a volar en pedazos el país, con tal de salir bien librado de la ristra de delitos que el Ministerio Público le imputa haber cometido, en complicidad con sus familiares y secuaces; todos integrantes de una organización criminal objetivamente identificada por la Fiscalía de la Nación. ¡Ya acabó el momento de las lamentaciones! ¡Inmediatamente, el Congreso debería vacar a Castillo!
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