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Congreso en el disparadero

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Fecha Publicación: 19/08/2022 - 23:00
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La candidez e inexperiencia de eso que llaman oposición en este Parlamento es corresponsable de la debacle nacional, larvada desde la apurada moción de confianza que presentara la briosa legisladora Patricia Chirinos, coincidentemente hija de quien fuera Enrique Chirinos Soto, uno de los más experimentados parlamentarios de los últimos tiempos. A partir de entonces el Congreso se autoproclamó improvisado, fraccionado, incapaz y temeroso, ante un Ejecutivo corrompido, aventurero, temerario, ideológicamente comunista y pro-senderista. O sea, fiel a las malas artes del acecho, la amenaza, el grito callejero, y decidido a provocar el cierre del Congreso al costo que sea. ¡Incluso usando la violencia! De haber actuado los congresistas desde el primer instante con serenidad, sagacidad, astucia -pero sobre todo con inteligencia y un mínimo conocimiento de causa- otro sería el Perú en este trance amenazador de su Democracia. A los legisladores se les dijo, se les insinuó, se les advirtió en todos los tonos que, primordialmente, esta “oposición” debía unificarse como un puño alrededor de una sola meta: conseguir la vacancia –previamente estudiada, calculada, meditada, comprobada- del aún presidente Castillo, decidido a destripar al Perú con tal de instalar un régimen totalitario al estilo Venezuela o Cuba. ¡Pero más pesaron los intereses particulares! ¡Mas caló la trampa encubierta y la envidia de siempre que ese amor por la patria que, a la hora de la verdad, demanda sacrificio, solidaridad y unidad de criterio entre las bancadas presuntamente opositoras! El Parlamento ha dilapidado todo un año sin conseguir la consolidación de un plan político para ejecutar coherentemente una estrategia exitosa que acabe con la amenaza totalitaria de los bolcheviques andinos que procuran cubanizar nuestro país.

Todavía nos debatimos entre democracia y comunismo, por culpa de un dudoso jurado electoral que dio por ganador a un postor improvisado, violentista, plagiario dirigente sindical. ¿Impuesto por quién? Recordemos: Perú Libre, el partido de Cerrón, quien renuncio a postular tras acabar condenado por corrupto iniciándose el proceso electoral. ¿Resultado? Nos gobierna un Ejecutivo impermeable a investigaciones fiscales -seis hasta ayer-, comprendidas en otras tantas carpetas abiertas por la Fiscalía, imputando a Castillo por actos de corrupción, colusión agravada, abuso de autoridad, nepotismo y mil etcéteras más. Sin perder tiempo, ayer el premier Torres acudió prepotentemente al Congreso con su gabinete en pleno, adonde -apresurada y torpemente- fue “invitado” a responder por recientes hechos criminales ocurridos en Palacio.

¡Por ejemplo, la desaparición de videos grabados mientras fugaba del recinto palaciego la hija postiza de Castillo, frustrando su detención! La ligereza congresal de citar a Torres para interrogarlo, amenazándole con la censura o lo que fuere, equivalía a que malgaste su primera bala de plata. ¿Qué obtendría el Legislativo a cambio? ¡Un peón menos (Torres) del Ejecutivo! ¿A qué costo? ¡Al de su propia clausura! Porque Torres plantearía cuestión de confianza; esta sería denegada; inmediatamente ocurriría otra afrenta aún más ridícula (de Torres o de cualquier otro ministro) que colocaría al Congreso en grave disparadero: ¡censurar a Torres y acabar cerrado; o no censurarlo y quedar política y definitivamente liquidado!

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